[Valpo] Una noche sin pausas: Icarus, Soponcio y El Cairo en Ele bar
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[Valpo] Una noche sin pausas: Icarus, Soponcio y El Cairo en Ele bar

[Valpo] Una noche sin pausas: Icarus, Soponcio y El Cairo en Ele bar

martes 30 de junio, 2015

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Escrito por: Equipo SO

La casi hora de retraso me llevó a la otra sala de Ele bar, donde me encontré con un bajo, un charango, batería, guitarra acústica y una voz sonando todos en su mínima expresión. Quedé perplejo por un rato mientras me daba cuenta que ese era el motivo por el cual el rock aun no empezaba, claro, no se podía opacar al acústico. Era Julio Piña y Luchin Salinas. Variaban su intensidad a medida que pasaba el tiempo, y de hecho pensé en terminar de verlos antes de volver a la otra sala, pero del otro lado escuché una distorsión que me indicaba que el rock iba a partir igual no más: abría Soponcio.

El bizarre rock de Quintero/Con-Con puso la primera gran cuota de energía de una noche, que energía tuvo de sobra. Tocaron menos de lo esperado debido al retraso, pero con su clásico fuzz y sus más recientes trabajos experimentales lograron darle el puntapié inicial volando la cabeza de los asistentes de entrada y manteniendo la intensidad que los caracteriza de principio a fin.

Icarus GasolineEl trío se prepara ya para su próxima fecha el 11 de julio en Le Maison Doree, barrio puerto, junto a Dumo y Vacíos. Le sucedía El Cairo, banda que a ratos ponía los paños fríos, pero que justo en ese momento en el que te descuidabas, subía los decibeles del ambiente para elevar las almas de los asistentes a la ceremonia, con guitarras que a ratos sonaban al ritmo de las luces –o viceversa-, que podía provocar una fuerte conexión con lo que se presentaba en el escenario. Y no podía ser menos, en la antesala de lo que era la entrada del estelar, los puntarenenses Icarus, la mejor banda underground del mundo según un blog de MTV en 2012, quienes tenían la tarea (que podría ser dura) de cerrar el evento cerca de las 3 am, pero la consolidación del cuarteto se demostró nuevamente.

Rápidamente se notó la energía que caló en los cerca de 60 asistentes, claramente en algunos más que otros. Y a algunos les llegó muy fuerte. Una noche que se cerró como la ocasión lo ameritaba, con cabeceos al lado del escenario, y un mini slam que nació de los sonidos de Icarus, quien desprendió sus alas y se elevó hasta el fin junto con todos los espectadores que lograron la conexión con la música.

Si no te preocupaste en conseguir la preventa de $1.500, igual podías entrar al bar pagando $2.000. Suma de dinero bastante accesible considerando el show que reunió a estas tres metralletas.

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