OjoRojo
Montezuma
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Acople Records
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El año 2013 vio un despegar del sonido psicodélico a la chilena con nuevos aires de libertad de la mano de jóvenes bandas, encantadas por el redescubrimiento de la ácida identidad musical que comenzó a forjarse en los 60’s en nuestras tierras. Ahora, fruto de nuevos sonidos y tecnología, las posibilidades son aún más grandes para la creatividad musical, tal como lo demuestra OjorojO, banda de Quilpué (V Región). Sumergiendo estas influencias de viejas vertientes folk, jazz y bolero de playa en un lisérgico pop rock, la banda dio origen a “Montezuma”, su segundo disco. Suena bastante fresco y nuevo, pero a la vez con aires de armonías a la antigua.

“Rayos Gamma” demuestra de inmediato que el sello del conjunto reside en gran parte en su teclado con delay sesentero (a cargo de Rodrigo González), que eleva con gran habilidad las canciones a un plano de sonoridad más cósmica. La melodía de bolero suena sincera a través de la voz de Miguel Florido (guitarra), trayendo aquellos trágicos amores de puerto a esta época, pero combinando con rítmicos pasajes instrumentales en “Tornasol”. La guitarra es bien eléctrica y sucia, aunque toma un ambiente dreamy en “Bosques De Camila Zaid”, con una pastoral flauta simulada que recuerda un poco a Los Blops. También hay espacio para riffs más rockeros en “Esferas” y “El Sexto Día”, donde las teclas dan un buen peso con el eco hammond (y se hacen cargo de los bajos de la banda), tomándose toda la libertad de llevar su música a otros planos psicodélicos. “Brasil” pinta un ondulado paisaje de aguas cálidas, marihuana, mujeres y bossa nova, en que la voz está al borde del derretimiento total.

Cuando el álbum comienza a sonar algo constante con “(Leches) Carolina *Star*” y “El Limón”, se hace presente la agresiva guitarra que juega a cortar la calma con afiladas intervenciones, como en “Sed De Caracol”. “Perro+Cabeza” demuestra que los efectos sonoros, muchos de curiosos y desconocidos colores, hacen que el pop se escape de cualquier convencionalismo típico y aburrido. Ya hacia el final del disco, “Lemuria” permite a la banda mostrar algo más oscuro y experimental, con fantasmagóricos arreglos y ecos en las seis cuerdas y su buen solo. “Balthazar Barba Estambul Tendrá su Revancha en Carampangue”, titulado como un cuento, es el curioso tema de cierre con una divertida fanfarria circense desde el oriente que recuerda que, bajo el lente psicodélico, valen todas las aventuras musicales.

OjorojO se arriesga y revuelve completamente la mezcla de sus influencias antiguas, pintando con colores propios una sonoridad que, pese a la repetitividad melódica del pop, igual obtiene algo original y entretenido de escuchar. Un disco muy diferente que puede atrapar los oídos de quienes estén en la búsqueda de buena neopsicodelia nacional.

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