Evergrey y The Obsessed: Encuentro de dos mundos atlánticosespera un momento...
lunes 17 de junio, 2024
Escrito por: Equipo SO
Por Claudio Miranda.
Fotos por Rodrigo Damiani @SonidosOcultos.
Es complicado empezar esta reseña para quienes nos acostumbramos a ver la música como un conjunto de ecosistemas. Difícil referirnos al encuentro de dos mundos brutalmente distintos uno del otro, al menos en estos tiempos. Y con toda razón, si la noticia de Evergrey y The Obsessed unidos en un solo escenario los pilló a muchos de sorpresa, al punto de los segundos tenían un cartel de festival doom que después quedó relegado al de un representante nacional del estilo.
Difícil y hasta abrumador este encuentro entre dos naturalezas distintas, al menos por cómo se dio a conocer durante la semana previa. El prog-power metal de los suecos y la historia del doom metal americano al estilo de Black Sabbath, sólo por sus propuestas parecen chocar de manera inevitable. Públicos distintos, filosofías totalmente opuestas una respecto a la otra. Por ende, significó una apuesta de la produtora Chargola hacia algo impensado y arriesgado. Al menos para estos tiempos en que la escena del rock/metal está atomizada en géneros y subgéneros cada vez más dogmáticos en sus líneas correspondientes.
Repasemos un poco el presente de Evergrey. Una agrupación que se encamina a sus 30 años con su fusión de power metal y progresivo al estilo europeo del cambio de milenio, donde el virtuosismo y el buen gusto derivan en una firma para entendidos. Se entiende el culto al menos entre los seguidores más acérrimos, reforzado en estos días con el estreno del flamante «Theories of Emptiness» hace poco más de una semana. Con Tom S. Englund en la capitanía, los de Gotemburgo destilan un presente fulgurante y el retorno a Chile, a pesar del reducido arrastre, era cosa de tiempo.
Nos vamos ahora con un debut histórico y esperado durante décadas por los fans del riff lento y real en Chile. Y es que el lanzamiento reciente de «Gilded Sorrow» nos presenta a The Obsessed en plena forma, como en esos años ’90s cuando el estilo se camuflaba con la facción más dura del grunge y la (entonces) nueva camada doom portando el estandarte de las huestes de Birmingham. El plus de The Obsessed, además de su firma arraigada en el riff maldito como declaración de principios, radica en el liderazgo de Scott «Wino» Weinrich, un fan de Black Sabbath y The Dictators con paso por los supremos Saint Vitus y fundador de otros mil proyectos, destacando Spirit Caravan, Place of Skulls y The Hidden Hand. Sin duda, un personaje que se ha jugado la sangre por el rock pesado sin colorantes ni saborizantes, donde el peligro y la honestidad convergen en un estilo tan poderoso como incorruptible.
El arranque de la jornada estuvo a cargo de Delta, buque insignia del metal progresivo en Chile. Una institución que merecía más público presente, pues el estreno de «At Last Vol.3» el año pasado fue el impulso necesario para volver al circuito en vivo en plena forma. Con Paula Loza en la voz y el guitarrista Víctor Quezada, hay nuevo bríos, hay una energía que se renueva y que en el directo se vuelve un deleite tanto para los fans de años como para algún curioso que deseaba conocer su propuesta. Y esa es la idea, pues el grupo liderado por Nicolás Quinteros en teclados y Marcos Sánchez en el bajo, no se queda en la fórmula segura sino que apela a la entrega y la dosis de virtuosismo requerida con ráfagas de metal moderno. Un privilegio, sin duda, para un Cariola con asistencia a 1¼ de su capacidad a esas horas.
El lanzamiento de «Epopeya» hace una semana te habla del momento que vive Yajaira en lo que van casi 30 años en la ruta. Si hablamos de rock pesado en Chile con toda propiedad, Sam y Comegato -este último con polera de The Obsessed- tienen mucho que decir aún. Desde el primer fuego con la clásica «Escombros», y con el Cariola registrando una asistencia mucho más numerosa, cambia la cosa en el lodazal de música pesada con efecto lisérgico en la mente. Y en un set acotado en tiempo, nos gusta la forma en que «Hormigas» y «Dámelo» se hermanan con las recién estrenadas «Las Pestes» y «Epopeya», intercambiando lugares entre la intensidad del rock garajero y la psicodelia con un descontrol fluido. Por cierto, si se hablaba de «el jamón del sándwich» por el orden de las bandas, acá el principio se cumple por convocatoria. Y con justa razón.
Sin preámbulo ni aviso previo. Dos cucharadas y a la papa. El martillazo en el cráneo con «Brother Blue Steel» y asumimos de inmediato que el sueño se hace realidad para los amantes del sonido pesado en su forma literal. Wino es el capitán y The Obsessed es la nave estelar que surca los rincones ignotos del rock, donde otros suelen naufragar y no vuelven para contarlo. Con apenas un espacio breve de tiempo para respirar, «Streamlined» se te viene encima como una locomotora a vapor. Un par de clásicos que te dejan K.O. a la primera, al igual que la más nueva «Daughter of an Echo». Un pasado glorioso y un presente que brilla por su juventud intacta, ya sabemos que el tiempo en vivo, dentro de lo acotado que será, también hay que aprovecharlo a concho.
Así como «Sacred» confirma en vivo la bruma de peligro con que The Obsessed preserva sus credenciales en los 2020′ como en los ’90s, «Streetside» puede zamarrear hasta al más escéptico. Dentro del disfrute, se da el momento para apreciar las virtudes de Wino como un cantante de vozarrón bañado en aguardiente y guitarrista de habilidad extraordinaria. Sobretodo en los solos, donde comparte labores con Jason Taylor como si fueran compadres de cuerdas durante toda una vida. Ahí el ojo certero de Wino al momento de reclutar veteranos de mil y una guerras. Y ahí también reluce el despliegue de Chris Angleberger en las bajas frecuencias, un músico que se basta de una resistencia física adecuada cuando se trata de llegar al final de cada canción sin decaer un ápice la energía. Una alineación que gana y golea en la suya, con el baterista Brian Costantino completando el cuadro.
El tiempo, como dijimos, es corto y eso explica el desfile constante de «Blind Lightning», «Punk Crusher», «To Protect and to Serve» y la más antigua «Tombstone Highway». Y es que a pesar de que en algún momento la voz de Wino pierde volúmen, se nota a kilómetros su sola presencia como un forajido que prefirió mil veces aferrarse a su integridad que transar aquello por «relevancia». Por algo es que «Endless Circle», «Gilded Sorrow», «The Way She Fly» y «Skybone», a pesar de las distancias que las separan en sus edades, se hermanan como muestras de honestidad y compromiso con lo que las hace ser abrazadas por los devotos del rock más crudo y frontal. Dicen que si no es peligroso, no es rock. Y The Obsessed tiene eso que nos recuerda la gracias de esta música que no busca caerle bien a nadie, sino incomodar al status quo. Como debe ser siempre.
Hacia el final con «Hiding Mask», «Mourning» y «Sodden Jackal», nos quedamos con la fotografía de un sonido que se basta con lo justo para provocar un aluvión sónico. No el de la velocidad que nos suele nublar, sino el de un pozo séptico que desborda todo su hedor y cochambre frente al poder establecido. No cabe duda de que la gracias de The Obsessed en vivo no va por una gran producción escénica, sino por la rectitud que Sino y sus colegas de viaje proyectan ante los devotos de un estado anímico no apto para «curiosos». El peso de la existencia humana tiene en The Obsessed su banda sonora, y a Wino como la voz de quienes sabemos que el rock vive y se mueve de acuerdo a sus propias reglas.
Eran las 22:30 y a pesar que al local no estaba al de su 100%, si había gente muy fanática del grupo sueco el cual se encuentra liderado por el único fundador sobreviviente, el guitarrista y cantante Tom S. Englund. En la intro del grupo se escuchaba un prendido público chileno en el Teatro Cariola gritando en conjunto «Evergrey, Evergrey, Evergrey», cual barra brava del metal, entregando un poco de temperatura al ambiente, para ir saliendo de a poco del doom anteriormente recibido. El quinteto salió a escena con mucha fuerza, potencia y autoridad, entregando un metal progresivo que transita constantemente al rock del mismo estilo.
Recordar además que el grupo lanzó hace pocos días su nuevo trabajo «Theories of Emptiness», del cual interpretaron 4 temas como el mazazo inicial «Falling From the Sun» y el single «Say», el cual ya cuenta con su videoclip. Del mismo recién salido álbum, sonaron también las potentes «Theory of Emptiness» (que es el intro-cierre del álbum), para desembocar con «Misfortune», otro de los puntos altos de dicha placa. El show, además, transitó por varios pasajes de diversos tracks de álbumes del proyecto, mostrando una banda con fiato quirúrgico y derrochando un espectáculo de música con sonido realmente brutal. Desde capas de teclado intensas, y fundamental en el distintivo de los suecos, hasta los riffs interpretados por una guitarra densa y rápida. Un show de una hora y quince minutos, suficiente para dejar satisfechos a los comensales, quienes pudieron disfrutar del día del padre de una forma amena junto al rock y el metal.
En resumen, fue una grata jornada donde el doom y el metal progresivo pudieron convivir sin ningún tipo de problema, demostrando que el rock y el metal son una comunidad en torno a los sonidos del underground. Demostrando que en Chile también hay buenas propuestas, en todos los estilos y dejando de lado las diferencias de mundos, entregando calidad con Delta y Yajaira en sus respectivos epígrafes. Por lejos, y pese al contraste de estilos y comunidades en apariencia, fue una excelente oportunidad para la recepción de quienes observan y dan la bienvenida a lo distinto, todo desde ambos lados del charco musical.
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