El espíritu de Bill Ward
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El espíritu de Bill Ward

El espíritu de Bill Ward

miércoles 12 de enero, 2022

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Escrito por: Equipo SO

Ferviente discípulo de Gene Krupa, el baterista de Black Sabbath es una figura de bajo perfil, pero aporte fundamental al sonido de uno de los pilares del heavy metal.

“Me encantan los fantasmas, soy una persona fantasma y lo he sido la mayor parte de mi vida”. Esta reflexión lanzó Bill Ward en una entrevista concedida a la revista Metal Hammer en su edición de diciembre pasado. Increíble. El baterista de Black Sabbath, una de las bandas más influyentes del metal, definida muchas veces como los creadores de un género (¡siempre sujeto a debate!), se ve a él mismo como una “persona fantasma”. Surreal, a decir lo menos.

Y razones tendrá, la verdad. Estando en ese sitial tan mediático, al mando de las baquetas de los Sabbath, simplemente Bill Ward sentía que no estaba ahí. Quizás el lidiar siempre con sus propios espectros fue algo que no pudo superar en determinados momentos de su carrera. Su crisis en 1980 es un ejemplo clarificador.

De la escuela Krupa

William Thomas Ward, conocido por todos como Bill, nació el 5 de mayo de 1948 en Aston, Birmingham. Tal como otros artistas, la música fluyó desde pequeño en Bill, siendo la batería el instrumento que llamó su atención, en especial por las influencias del jazz: los bateristas Gene Krupa, Buddy Rich y Louie Bellson. Krupa, uno de los músicos más reconocidos e influyentes del siglo XX, fue clave para Ward. Así lo definió en una entrevista dada a Brandon Marshall. “(el jazz) Siempre ha estado ahí, y lo sigue estando hasta el día de hoy. Nunca he dejado de escuchar un buen jazz de vez en cuando. De niño, intentaba emular a algunos de los grandes bateristas de jazz. Incluso hasta el día de hoy, mi mentor es Gene Krupa. Traté de aprender todo lo que pude y emular la percusión de Gene Krupa”. Otra de sus influencias fue el rock and roll, donde bandas como The Patters, The Ink Spots, Elvis Presley, Little Richard y Jerry Lee Lewis marcaron su infancia. En la misma entrevista, Ward reconoció que tocaba batería desde “los tres o cuatro años”.

Aparte de la influencia de sus padres en la música que escuchaba, el hecho de haber nacido en Birmingham también definió la manera de ser de Ward. “Aston es una ciudad muy antigua con diferentes valores de calle. La forma en que las personas se cuidarían entre sí era algo que realmente no veo en estos días (…) La gente era muy amable, pero muy trabajadora. Muy al grano, muy directo, ¿sabes? Entonces, haber sido criado allí, fue una gran experiencia”, explicaba.

El cielo y el infierno

A los 15 años ya tocaba en conciertos y diversas presentaciones. En 1964 se unió con Tony Iommi para formar la banda Mithology. Tiempo después, conocerían a Ozzy Osbourne y Geezer Butler, con quienes fundarían Polka Tulk Blues, génesis de Earth, que en 1969 sería bautizada como Black Sabbath.

En 1970 lanzaron su homónimo disco debut, seguido de “Paranoid” y la bola de nieve no dejó de crecer. Ward participó en toda la etapa setentera del grupo, considerada la más clásica y esencial, que incluyó los álbumes “Master of Reality”, “Vol.4”, “Sabbath Bloody Sabbath”, “Sabotage”, “Technical Ecstasy” y “Never Say Die!” aportando su particular forma de tocar, caracterizada por ese estilo con toques de percusionista, muy de la escuela de su maestro Krupa.

A medida que Black Sabbath crecía en fama y popularidad disco tras disco, gira tras gira, lo mismo sucedía con las adicciones de los integrantes del grupo, en especial las de Ward. Sus problemas con el alcohol llegaron al nivel en que bebía incluso sobre el escenario, poniendo al alcohol en primer lugar. “Llegué a ese punto en mi alcoholismo en el que beber se convirtió en lo más importante, y nunca antes había cruzado esa línea en todos los años que llevaba de gira. De verdad, con todo lo que hicimos, nunca antes había llegado al punto en el que el alcohol fuera lo más importante”, reconoció en una entrevista para el podcast de Eddie Trunk, en abril de 2021.

El clímax lo alcanzó en 1980. Ya con Ronnie James Dio en el puesto de vocalista y con el álbum “Heaven and Hell” lanzado al mercado y embarcados en la gira promocional, simplemente Ward no aguantó más, abandonando al grupo en medio del tour, sin mediar explicaciones. Arrancó, literalmente. “Sí… Cuando salimos al escenario, me di cuenta de que me costaba mucho tocar los temas de Black Sabbath con Ronnie James Dio al frente. No estoy diciendo que tuviera ningún problema personal con Ronnie, simplemente era distinto y me costaba aceptar que eso iba a ser lo normal, la nueva normalidad, especialmente cuando tocábamos temas como ‘Black Sabbath’ y cosas así”, confesó a Eddie Trunk. Agregó que “por desgracia, pasé ese límite (en el consumo del alcohol). Creo que sucedió en Indianápolis, fue uno de los peores momentos de mi vida, además de uno de mis mayores arrepentimientos, de los que pasé página. Ni siquiera pude tocar en aquel concierto, me marché. Eso fue algo horrible por mi parte. Es algo que me pesa y que no sé cómo compensar o si puedo hacer algo al respecto”.

Los vaivenes

Durante la década de los ochenta, Ward tuvo idas y venidas. Regresó a Black Sabbath en 1983 para grabar el disco “Born Again” (con Ian Gillan de Deep Purple a cargo de las voces), pero estuvo apenas un año. Esta vez no arrancó, siendo algunos problemas de salud los que le impidieron seguir integrando la banda.

En 1986 creó su propio grupo llamado Bill Ward Band. Sin embargo, recién en 1989 lanzó su primer disco, titulado “Ward One: Along the Way”. No sería hasta 1997 cuando editaría su segundo trabajo, “When the Bough Breaks”. Entremedio, Ward participó en giras con Black Sabbath y fue parte de la gira de reunión de 1997.

En 1998, mientras se preparaban para una gira, Ward sufrió un ataque al corazón, hecho que lo dejó fuera de los escenarios por un tiempo. Unos años más tarde, en 2006, se anunció el regreso de Heaven & Hell, agrupación integrada por Iommi, Butler y Dio, además de Ward. No obstante, el baterista se bajó del proyecto por motivos personales.

El anuncio más importante fue el del año 2011, cuando se informó que la formación clásica de Black Sabbath (esa que Ward había echado de menos tantas veces y que aún añora), entraría al estudio para grabar nuevo material y haría una gira mundial. ¿Y qué ocurrió? Ward abandonó las sesiones argumentando problemas con su contrato, sin llegar a un acuerdo con los demás integrantes. Ante esta acusación legal, su compañero Ozzy le disparó duro, generándose una guerra mediática que al final no fue beneficiosa para nadie. “Bill, paremos esta cortina de humo sobre el contrato y seamos honestos. En el fondo, sabías que no eras capaz de hacer el álbum y una gira de 16 meses. Desafortunadamente para ti, nuestros instintos fueron correctos, ya que estuviste en el hospital varias veces durante 2013. Tu última hospitalización fue para realizarte una cirugía de hombro de la que ahora dices que recién te has recuperado. Esto hubiera significado que nuestra gira mundial hubiera sido cancelada. Entonces, ¿cómo puede ser todo esto mi culpa? Deja de jugar a la víctima y sé honesto contigo mismo y con nuestros fieles fanáticos”, publicó Osbourne en la red social Facebook en abril de 2015. Como dato, Ward fue reemplazado en las sesiones de estudio por Brad Wilk (Rage Against The Machine) y en la gira por Tommy Clufetos, de la banda de Osbourne.

En paralelo a su carrera musical, Ward es conductor del programa radial “Rock 50” en la estación WPMD de California desde el año 2002. Explicando de qué se trata su show, Ward entrega pistas de en qué ha estado en el último tiempo. “Es mensual y tocamos hardcore metal, death metal, speed metal y todas las bandas contemporáneas de hoy. Me encontré convirtiéndome en un fanático del hardcore metal hace varios años. Probablemente comenzó, la puerta se abrió para mí, cuando Metallica hizo “The Black Album”. Me senté y casi agradecí a Dios que ese álbum sucediera (…) fue un álbum tan fuerte y valioso para el metal (…) Soy un gran admirador de muchas de las bandas de hardcore de los últimos 20 años, ya sabes, Slayer, todos esos tipos. Para mí, el espectáculo Rock 50 es una forma de expresarme y tocar lo que quiero tocar”, revelaba a Brandon Marshall.

Un Bill renovado

Desde que abandonó su travesía con Black Sabbath, la existencia de Ward tuvo un vuelco. Dejó el tabaco, el alcohol y las drogas, tres vicios que habían atentado contra su vida. Al mismo tiempo, adoptó una dieta vegana y está limpio de toda sustancia apegado a su familia. Así dejó atrás épocas convulsionadas. Podría interpretarse como una limpieza de viejo hábitos, de viejos fantasmas de una etapa pasada. De ganar una batalla con la que tuvo que lidiar a lo largo de su vida.

Sin embargo, esa sensación quimérica de Ward no empaña en nada su aporte fundamental al sonido de uno de los pilares del heavy metal. De seguro, una de las raíces más fuertes de un imaginario “Árbol del Metal” sería la batería de Bill Ward. Y bastante habría que agradecerle a que este longevo árbol se renueve temporada tras temporada. En eso, Bill Ward aportó, aporta y aportará, aunque él se defina, buenamente, como una “persona fantasmal”.

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