¡Hey, vamos, Dee Dee!
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¡Hey, vamos, Dee Dee!

¡Hey, vamos, Dee Dee!

martes 19 de julio, 2022

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Escrito por: Francisco Quevedo

Fue quizás uno de los últimos baluartes del rock and roll como una forma de vida, esa de ser nada y hacer mucho, del ir y hacer mandando todo al demonio si era necesario. Dee Dee Ramone, una de las cuatro patas de aquella mesa llamada Ramones, no pasa de moda. “Creo que el rock and roll debería ser tres palabras y un coro. Y las tres palabras deberían ser lo suficientemente buenas para decirlo todo”, sentenció en 1989.

Cuenta la leyenda que el primero en utilizar el seudónimo “Ramone” fue Douglas Glenn Colvin, el flacucho bajista de Ramones. En efecto, él tomó la idea de Paul McCartney, también bajista de The Beatles, y que firmaba como “Paul Ramon” en las recepciones de los hoteles donde se alojaba. Colvin le agregó una E y gualá: de ser Douglas Colvin, uno más del montón, pasó a ser Dee Dee Ramone. Sus compañeros lo siguieron y gualá otra vez: los Ramones ya tenían definido uno de sus elementos más distintivos de lo que sería su carrera y posterior legado, el cual no tiene fecha de vencimiento.

Dee Dee no solo definió el sonido y la estética de Ramones sino que del rock, siendo uno de las últimas estrellas auténticas que marcó el rock and roll.

Entre Alemania y Estados Unidos

Colvin nació en Virginia el 18 de septiembre de 1951. Debido a que su padre era militar, su familia se mudó a Berlín, Alemania. Colvin era apenas un niño y este cambio marcó su personalidad para siempre. Sus padres se separaron y este hecho también influyó en su infancia. Sin embargo, aprendió a sobrellevar esta y otras situaciones difíciles. “Lo que hice para compensarlo fue vivir en un mundo de fantasía total. Crecí en Alemania y cuando fui a la escuela, reprobé el primer grado y nunca volví. De hecho, traté de regresar el próximo semestre, todos mis amigos iban a segundo grado, y tuve que girar a la izquierda y seguir por el pasillo, y me dijeron: «¿Adónde vas?». Les dije: “¡Me voy a casa!””, relató Dee Dee a su amigo Legs McNeil en una larga conversación en el año 1989. “No vivíamos en la ciudad (Munich), vivíamos en las afueras, y había algunas tierras de cultivo y muchas casas viejas bombardeadas y esas cosas. Paseaba por allí y hacía cosas como columpiarme en los columpios, y tenía estas fantasías intensas, e imaginaba que era un piloto de combate” (a Legs McNeil, 1989).

Su estadía en Alemania duró hasta que cumplió 15 años. En ese entonces, Colvin ya había conocido al alcohol y las drogas. “Muchos de mis amigos eran estadounidenses, sus padres estaban en el Departamento de Estado, el Ejército o la Fuerza Aérea, eran niños muy pequeños y estaban muy emocionados de que pudieras beber a cualquier edad en Alemania. Así que todos bebían, pero yo realmente no salía mucho con la gente. Tuve que pasar mucho tiempo solo para deambular en la fantasía, ¿sabes? Y no quería que nada perturbara eso. Para mí, consumir drogas siempre fue algo muy solitario. Lo hacía solo, generalmente en algún pasillo o en algún techo” (a Legs McNeil, 1989). Y, tal como ocurre en muchísimos casos, del alcohol a las drogas hay un (pequeño) paso. “Empecé a drogarme con morfina, no tenían marihuana ni heroína ni nada por el estilo en Alemania. Empecé muy joven, como a los 12 años. Solía cambiar dagas y esas cosas por jeringas de morfina de unos soldados que conocía (…)” (a Legs McNeil, 1989). Pese al desalentador escenario, Colvin no tomaba alcohol porque simplemente “no le gustaba” (“Lo probé varias veces, pero realmente no sabía cómo beber”, confidenció en 1989).

Sus acercamientos con la música sucedieron en la misma época de las fantasías, la morfina y los amigos debutantes en el consumo de alcohol. En esta veta musical, su madre fue un factor decisivo ya que le hablaba mucho de música y a ella le gustaba el rock and roll. “Tomé la guitarra cuando tenía unos 12 años. Tenía muchas ganas de tocar la guitarra… a mi madre siempre le gustó (el rock), siempre me decía qué escuchar. Me habló de los Beatles, de Ricky Nelson, de todo el mundo” (a Legs McNeil, 1989). Dentro de esta revelación, hubo un grupo clave: The Rolling Stones. El propio Colvin expuso su teoría en la misma conversación con McNeil. “Realmente descubrí el rock hasta que los Rolling Stones comenzaron a separarme de mi madre. Sabía que mi madre no podía escucharlos, ¿sabes?”.

La otra figura esencial para Colvin vino después, uno vez asentado en Estados Unidos. “Luego, cuando me mudé a Estados Unidos y escuché a Jimi Hendrix, ya sea en 1966 o 1967, algo así. Entonces supe que tenía mi propia música”. Sin dudas, Jimi influyó en la decisión de Colvin de abocarse de lleno hacia la música. No obstante, el choque cultural entre Alemania y Estados Unidos, específicamente en Nueva York y el estado de California, fue un trance complejo para el adolescente Colvin. “Parecía haber ninguna cultura juvenil aquí, y la cultura juvenil que tenían, no me gustaba porque no era muy glamorosa (…)”, reveló a su amigo McNeil. En esos años, mientras intentaba llegar a California a dedo, Colvin fue detenido en Indiana por robo a mano armada, episodio de su vida que él mismo rehusaba tocar, porque no le gustaba mucho recordar. Ese hecho, marcó para siempre la relación con su padre. Una vez arrestado, lo llamó para saber si era posible que pagara la fianza. “Estaba desesperado. Tenía mucho miedo, era un lugar difícil. Y mi padre dijo: “¡Vete a la mierda, púdrete ahí! ¡Te lo mereces!» Y luego colgó” (a Legs McNeil, 1989).

Ese viaje fue significativo para Colvin, pero, así y todo, no lograba superar el choque cultural. “Había viajado mucho por Europa y el mundo, y siempre estaba pasando por un choque cultural. Me costó mucho adaptarme, y simplemente no me gustaba Estados Unidos. Y no me gustaba California. Era demasiado raro” (a Legs McNeil, 1989).

La familia Ramone

La marginalidad en la que vivía, hizo que hiciera amigos en Nueva York. Personajes tan marginales como él. John Cummings fue uno de ellos. Junto a John, Thomas Erdelyi y Jeffrey Hyman formaron una banda en 1974. Por idea de Colvin, bautizaron al grupo como Ramones, adoptando cada uno un nombre acompañado del apellido Ramone. De esta forma la banda quedó estructurada de la siguiente manera: el vocalista Joey Ramone (Hyman), el guitarrista Johnny Ramone (Cummings), el bajista Dee Dee Ramone (Colvin) y el baterista Tommy Ramone (Erdelyi). El resto del cuento es más o menos conocido.

“Tommy Ramone definitivamente nos hizo despegar, los Ramones no hubieran hecho nada sin Tom. Estábamos realmente verdes, no sabíamos qué diablos estaba pasando, pero Tommy era un fanático del control”, recordó Dee Dee en 1989, pese a que Tommy fue el primer integrante en abandonar el grupo en 1978. A lo largo de su estadía en Ramones, Dee Dee escribió un sinnúmero de canciones de Ramones, convirtiéndose en el motor creativo de la banda. Ese aporte continuó incluso una vez fuera del grupo.

Cierto es que la banda pasó miserias y rozó la ruina financiera, instante en el que recurrieron a un personaje clave en la carrera de Ramones, para bien y para mal: Phil Spector. El carismático y mañoso productor tuvo una relación con Dee Dee bastante extraña a decir lo menos. Spector fue el productor de “End of the Century”, álbum lanzado en 1980 y que incluyó «Baby I Love You», canción que se convirtió en el primer número uno del cuarteto de Nueva York.

A pesar del éxito, para Dee Dee y los demás, trabajar con Spector fue una pesadilla. “Phil siempre se ponía realmente violento a mi alrededor. Parecía sacar algo malo en él. Siempre parecía estar compitiendo conmigo para tratar de hacerme saber que podía ser más duro que yo, y yo no iba por eso. Finalmente, una noche lo puse en su lugar. Ya había tenido suficiente”. Mismo cuento ocurrió con Johnny. «Me tenía allí tocando los acordes de apertura de ‘Rock ‘n’ Roll High School’ una y otra vez, y así durante tres o cuatro horas. Se ponía a escucharme y volvía a decirme que tocara de nuevo el mismo acorde mientras lo marcaba taconeando y me repetía gritando: ‘¡Mierda, coño, joder! ¡Mierda, coño, joder!’. Hasta que no pude más y le dije: ‘Me voy’, a lo que me contestó: ‘¡Tú no vas a ninguna parte!’ y yo le repliqué: ‘¿Qué vas a hacer, Phil, dispararme?’ La verdad es que en ese momento me importaba un carajo si me pegaba un tiro o no; lo único que quería era irme», recordó el guitarrista en sus memorias.

El éxito del disco trajo consigo una consecuencia nefasta para la carrera de Ramones. Si bien reportó el hit más trillado y repetido del grupo, ese que puede sonar hasta en un asilo de ancianos para Navidad, la gira no fue tan rimbombante. “End of the Century fue nuestro álbum más vendido, pero casi arruinó nuestras carreras porque las personas que compraron el disco vinieron y nos vieron, vinieron a ver “Baby, I Love You”, y tan pronto como empezamos a tocar se fueron. La siguiente gira que hicimos fue con asientos medio vacíos. No podía creerlo”, recordó Dee Dee en 1989. “Algunas de las peores porquerías que he escrito fueron en ese álbum. Ni siquiera quiero decir los nombres de las canciones, pero ese era yo en mi peor momento. Después de escuchar ese álbum, dije: “¡Nunca más!” (a Legs McNeil, 1989).

Ramone hasta el fin, con reparos y todo

Dee Dee abandonó Ramones en el año 1989. Su último show con sus camaradas fue el 5 de julio en Santa Clara. Entre otras razones, Dee Dee confidenció que “estaba harto y cansado del look de niño pequeño: corte de pelo tipo tazón y chaqueta de motorista. Y realmente, que cuatro hombres de mediana edad intenten ser delincuentes juveniles adolescentes es ridículo” (a Legs McNeil, 1989). Sin embargo, los caminos de Dee Dee y Ramones no se separarían del todo. En el fondo, eran como siameses que habían logrado separar, pero que, en la práctica, se seguían necesitando mutuamente para seguir adelante. “La única familia que tuve fueron los Ramones”, reveló en una entrevista concedida a Ox-Fanzine en 2001, poco antes de su muerte. Como todos, a veces la familia genera algo de hastío, pero es muy difícil abandonarla. Como muestra, Dee Dee creó en 1996 Ramainz, una banda tributo a…Ramones y que integraba junto a Marky y CJ Ramone, además de su esposa argentina Barbara Zampini, alias Barbara Ramone.

Tras salir arrancando del mundo Ramone en 1989, Dee Dee desarrolló variados proyectos que dieron rienda suelta a su capacidad creativa. Uno de los más curiosos fue su incursión en el rap. “Empecé a usar el apellido, King, por BB King, y tenía muchas ganas de tocar blues, y quería hacer algo por mi cuenta. No sé por qué, me gusta la música rap y me gusta el blues, pero luego me desvié y no escuché blues, y comencé a meterme más en el rap. El rap era como la música punk cuando empezó”, contó Dee Dee a Thomas S. Orwat, Jr en 1992, antes de salir al escenario con su grupo rock Dee Dee Ramone and the Chinese Dragons. “Al principio, pensé que era la música callejera, y que cualquiera podía hacerlo. Era la cultura de la música instantánea en Nueva York, al menos. Me atraía y quería hacer rap porque quería aprender a escribirlo. Quería escribir una historia de fantasía en lugar de una experiencia autobiográfica (…)”, explicó. Dee Dee también incursionó en la literatura y la pintura.

Cierto es que Dee Dee rehusó un tiempo de su pasado Ramone (como miembro activo), pero de todas formas recibió el éxito y reconocimiento posterior que ha tenido la agrupación. Sobre esto, Dee Dee expresó que “me siento muy halagado. Los Ramones nunca fueron realmente un éxito. En los últimos cuatro o cinco años, de repente me sentí exitoso. Por supuesto que lo encuentro muy agradable, porque algo como esto no le sucede muy a menudo a un bicho raro como yo. Por lo general, este negocio es feo; ridículo. Pero debes darte cuenta de que el rock’n’roll simplemente está desactualizado. Sociológicamente hablando, simplemente no se ajusta a los estilos de vida modernos”, explicaba en la misma conversación con Ox-Fanzine en 2001. Como dato, Ramones fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en marzo de 2002.

Aun así, y pese a todos los reparos personales que Dee Dee haya podido expresar en vida antes de morir el 5 de junio de 2002, el legado de su obra influyó en muchos artistas. Dee Dee, sin embargo, no lo aprobaba mucho, en lo referido a la actitud punk. “Al menos en los EE.UU., el punk rock se ha hecho realmente grande en los últimos años; especialmente en el sur de California. Pero es una cultura fuera de la ley. No quisiera que mis hijos vivieran así. Me encantan estos jóvenes punk, pero a menudo son muy violentos. Me preocupo por ello. No me lastiman personalmente, pero me asustan. A veces podría llorar porque sé lo que les pasará a ellos: lo mismo que me pasó a mí. ¡Y eso duele! Yo era un drogadicto, un niño de la calle. Realmente nunca fui a la escuela. Me han lastimado muchas veces (…)” (Ox-Fanzine, 2001). Eso sí, reconoció que le agradaban grupos como Green Day (por suerte alcanzó a ver la cara más auténtica del trío californiano).

Sus adicciones a las drogas lo condujeron a la muerte en 2002, sumándose al camino que había iniciado Joey un año antes y al que luego se agregarían Johnny y Tommy. De la gran familia Ramones cada vez quedan menos miembros. Los cuatro originales ya dieron el salto al más allá. Y, a veces de echa de menos esa actitud y simpleza para enfrentar la vida, personificada en Dee Dee.

“Creo que el rock and roll debería ser tres palabras y un coro. Y las tres palabras deberían ser lo suficientemente buenas para decirlo todo”, expresó Dee Dee en 1989, lo que bien podría considerarse como una síntesis, resumen (o “abstract” como dicen los siúticos) de la filosofía de vida de Dee Dee. No sabría qué más agregar y, la verdad, no hay nada más que agregar.

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