Helloween: «Giants & Monsters» 2025
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Helloween: «Giants & Monsters» 2025

Helloween: «Giants & Monsters» 2025

jueves 04 de septiembre, 2025

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Escrito por: Equipo SO

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Por Pablo Rumel.

Helloween desata su poder en Giants & Monsters y confirma que vive su mejor era

Lo anunciamos de antemano, y es que este nuevo disco de Helloween es una joya: pero antes de que te marches o te quedes solo con el titular, acompáñanos unos minutos porque te vamos a explicar qué lo hace tan especial y sobresaliente, entregándote las claves que debes conocer para disfrutar mejor su escucha.

El disco homónimo anterior de 2021 tuvo críticas positivas; significó una realineación total de la banda, rescatando lo mejor de la era clásica con Kiske y Hansen sumado a la experiencia de Andi Deris, creándose una suerte de dream team powermetalero, con una puesta coral en los escenarios, algo poco usual en el formato power, que suele poner toda su maquinaria en torno a una voz virtuosa. Y acá va por triplicado.

«Giants & Monsters» viene a significar un paso más en la consolidación de la nueva etapa: su dirección musical no experimenta grandes cambios, pero sí se ajusta, y con creces. El disco anterior sobrepasaba la hora, y este llega a los cincuenta minutos; no siempre menos es más, pero acá se cumple cabalmente aquella máxima de la brevedad, al tener una paleta más ajustada de temas (diez y no doce), lo que lo acerca al estándar dorado de la banda, como por ejemplo con el Keepers II que dura 49 minutos y 22 segundos.

El arranque «Giants on the Run» es arrollador y representa una elección perfecta. Si se oye con atención, es una suerte de compendio de tópicos helloweeneros. Tiene esa vibra positiva y reverberada del «I Can», secciones más agresivas y aerodinámicas como ir con turbinas volando sobre la estratosfera como «Still we go» o «Mr. Torture», los coros happy calcados del «Guardians», las líricas bíblicas con alusiones a batallas celestiales de la gigantomaquia, adosado con cambios en marchas que dialogan de cerca con lo progresivo, al incluir riffs espiralados y ritmos sincopados, y unas texturas guitarrísticas exquisitas que van ganando con cada escucha. Son 6 minutos 20, una elección que redobla su significado: los alemanes no tocan para ser reproducidos a toda velocidad en un corte de tres a cuatro minutos, se la juegan por lo suyo, y eso los engrandece más.

«Savior of the World» es un tema directo y de menor elaboración, pero sin perder un ápice de técnica, en la línea noventera, sobre todo con el trabajo percusivo de Dani Löble, de golpe preciso y distendido, pero aplicado en las secciones speeds más demandantes, con un buen uso de arsenal de platillos. «A Little Is a Little Too Much» va en la línea más popera y radial, una pieza que sintoniza bien con los Helloween del siglo XXI, con un sonido más brillante, voces afinadísimas y solos de impecable factura. Fue elegido como videoclip y tampoco se equivocaron, ya que al ser más pegadizo y digerible conectará mejor con las nuevas audiencias.

«We can be Gods» tiene una pegada más keepera, con fuerte presencia de doble bombo y arreglos en teclado. Con sus solos, gemelos y por separado, con variaciones de escalas y quiebres en los ritmos, sumado a los coros épicos, la ubica como la más técnica y de vibra ochentera, un temazo que de seguro marcará los puntos más altos si lo llegan a interpretar en vivo.

«In the Sun» oficia de infaltable balada, con arreglos en violines, uso de synths y teclados tenues. Como es la costumbre, la fuerza interpretativa no descansa en artificios, sino en la potencia vocal de sus tres cantantes, adosada con solos melodramáticos. En una línea similar, va «This is Tokio», en el sentido de que la expresividad descansa en el juego de los tres vocalistas, con una composición más de combate, con harto power chords, pero jamás cayendo en la simplonería: hay mucho mimo en su composición, con detallitos que ganan y ganan con cada escucha.

Y evidentemente Helloween no es solo una banda coral con distorsiones; lo prueba el corte «Universe», con riffs y temáticas que recuerdan al mejor Gamma Ray, adosado con descargas energéticas de doble bombo, secciones machacantes y mucha vibra y sentimiento. Es la canción de mayor duración, con 8 minutos y 24 segundos, y que por su estructura operística recuerda todos los temas largos de los germanos: hay secciones lentas, con fuerte presencia del bajo, hay secciones más progresivas con guitarras en tonos profundos, están las clásicas estructuras neoclásicas con ráfagas palmuteadas; oiremos solos con mucho feeling y largas notas sostenidas. Es la obra maestra del álbum, que se aprecia mejor con la tercera o cuarta escucha y que en efecto no es buena puerta de entrada para comenzar a oír el disco, pues es la más demandante.

Como Gulliver, pasamos de la gigantez a la pequeñez: «Hand of God» dura tan solo 3 minutos 44, resaltando unas líneas de bajo profundas y reverberadas, con mucho fill e impecable manejo, con estructuras rítmicas que se cierran sobre sí mismas, todas en orden de potenciar las vocales, bellamente acompañadas de las guitarras solistas, que nunca descansan en fórmulas facilonas y van progresando sobre una misma base rítmica. No solemos centrarnos en el análisis lírico, pero la letra es una belleza, un poema sobre la grandiosidad de Dios en nuestros momentos previos a morir ¿qué pasa en esos momentos? La canción arriesga una explicación.

«Under the Moonlight» va con introducción happy-fiesta-powermetalera, en la línea del «Doctor Stein», «Rise and Fall» o «The Game is on», un tema para divertirse, de composición más sencilla, pero sin dejar nunca de lado el rigor y el buen gusto.

En la canción final se corre un riesgo, al poder haberse escogido un tema de menor tonelaje, incluso un outro, pero no. Por fortuna nuestra. «Majestic» es majestuoso, también en esa exquisita línea power progresiva que no se retuerce en la pura técnica vacua, que no teme a combinar acordes sencillos con algunas zonas más intrincadas. La batería suena gloriosa, bombea segundo a segundo la maquinaria, sin ponerse a descansar o experimentar, aplicando todas las viejas técnicas que los sabios powermetaleros saben exprimir a cada golpe, no puro doble bombo, no un atado de golpes de platillos, sino que dosificando la fuerza y el poder, con quiebres y breves polirritmias seguido de ráfagas lineales.

Este disco es la prueba de que Helloween no vive de nostalgia ni de la gloria pasada; aquí hay oficio, creatividad y el compromiso de una banda que entiende su legado y sabe proyectarlo. La cohesión entre Kiske, Hansen y Deris, sumada a la solidez instrumental de cada integrante da como resultado una obra vibrante, trabajada con detalle y con un oído puesto en sus raíces y otro en la evolución del género.

No lo dudamos, pero Giants & Monsters será en el futuro una pieza de colección. Y lo fundamental es que no busca agradar por simpleza ni caer en la repetición: es un álbum que invita a ser escuchado con atención, en la que cada pieza fue elegida con sabiduría, y que de seguro quedó mucho material descartable. Ahora es el turno de ustedes, a que descubran sus matices y a disfrutarlo como una afirmación de que el power metal todavía puede sonar fresco, poderoso y emocionante.

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