RUGE EL ACERO: VISION DIVINE, GRAVE DIGGER Y MASTERPLAN ARRASARON CON TODO A SU PASOespera un momento...
domingo 09 de noviembre, 2025
Escrito por: Equipo SO
Por Pablo Rumel
Fotos Rodrigo Damiani @SonidosOcultos
El aire olía a cerveza, cuero y amplificadores recalentados. Eran las cinco y el Teatro Cariola ya rugía como una fragua encendida: muñequeras, parches gastados y miles de voces esperando la descarga. Nadie quería perdérselo. Vision Divine, Grave Digger y Masterplan en una misma noche era algo que sonaba a alineación cósmica, a esas ocasiones en que el metal deja de ser un género para convertirse en una batalla épica.
¿Sería un show memorable o puro humo? ¿Estarían a la altura de su legado? Y para eso estamos en Sonidos Ocultos, para contarte hasta el último detalle y si valió o no la pena este festival. Sigue leyendo que te lo comentamos todo.
LOS TELONEROS: RETROCEDER, RENDIRSE ¡NUNCA JAMÁS!
Sumados a las cabezas de cartel, tuvimos la posibilidad de ver a los chilenos Steel Rage y a los argentinos de Innerforce, bandas de primer nivel con una propuesta powermetalera que sincronizaba como anillo al dedo con el espíritu del festival.
Los Furia de Acero arrancaron con una breve intro, y se despacharon al filo «Death at your Back» en formato clásico, sin teclados y sumándole una guitarra, lo que redundó en un estilo más crudo que en sus discos, que ya de por sí es un power sin azúcar, con harta galopa y secciones a puro palm-mute lleno de giros y percusiones como aplanadora.
Eran apenas las 17:30 y ya el respetable se agolpaba a las vallas, entre descargas de power chords y ráfagas de doble bombo, los nacionales siguieron con «Glory», tema de nuevo cuño, más cercano al heavy ochentero, con rápidas escalas de solos y buena pegada a la batería. Especial mención al guitarra y backing vocalist Francisco Pérez, quien junto al bajista Julio Soto (Aisa, Darskpell y Hefesto) le entregaron el carisma, la energía y la potencia que pide el estilo: es técnica, pero también carisma.
«We’ll Never Give Up» fue su tema de despedida, y eso esperamos, que no se rindan estos cabros y vuelvan a sorprender con un nuevo larga duración; la banda está en plena formación y tiene musculatura de sobra para entregarnos nuevos portentos.
InnerForce, por su lado, se subió al escenario cerca de las 18:30. Banda formada en 2013, vienen metiendo bulla hace rato, con presentaciones y entregando discos interesantísimos: ellos practican un power metal hellowenero pero también con elementos clásicos del US Power ochentero (Omen, Jag Panzer, Manowar), centrándose en el poder de la rítmica con una batería atronadora y líneas melódicas desprovistas de artificios adicionales, van al choque como un caballero con espada, lanza y escudo, sin más parafernalia.
El primer tema «Until We Fall» sonó frío, Incluso «Before I Die» seguía en una órbita medio tibia, pero un quiebre en el último cuarto con un juego de guitarras y una batería que ametralló cada verso, los trasandinos lograron romper el hielo, con un doble bombo atronador que desencadenó la furia y de ahí en tanto crecieron más y más hasta el cierre, hasta llegar a «Galleons of Nations», un tema marítimo a lo Running Wild, con piratería, sangre y destrucción, con un estribillo que decía We Never Give Up: ahí estaba el espíritu metalero, esta cuestión es una carrera árida y afilada que exige resistencia y persistencia, jamás rendición.
EL ANGEL DIVINO BATIÓ SUS ALAS
Vision Divine no es una banda con una formación estable. Pros: tiene una discografía versátil y robusta que ya comentamos en SO. Contras: al tener tres cantantes, cada uno con una etapa bien marcada, redunda en que los Vision pusieran su foco performativo solo en la etapa de Luppi, dejando afuera otros álbumes, igual de interesantes y potentes.
Aún así, tuvieron la cordialidad de tocar una antología que reunió lo mejor de la Luppi Era con un arranque demoledor entonado con «The Secret Of Life», coreado y gritado a todo pulmón, y un «Colours of My World» que subió el listón. Lo mejor del show fue sin lugar a dudas la actuación de Michele Luppi, que se entregó al público desde el minuto uno, con una cabellera leonina a lo Jimmy Page, y un outfit igual de hippie: cantó con un micrófono alámbrico full retro, y más que por motivos técnicos imaginamos que lo hizo como un guiño: Vision Divine no es una banda que requiera de artificios ni orquestas envasadas para tocar en vivo, son una propuesta prog powermetalera que se vale netamente del talento musical de sus integrantes.
Si bien la voz de Luppi sonó maravillosa, sin fallar ninguna nota y con una tesitura vocal que encandiló al público, la guitarra de Olaf Thörsen sonó muy baja, presentando problemas técnicos que incluso llevó a los especialistas a subir al escenario para solucionar los desperfectos.
Aquello no empañó la presentación, porque el peso rítmico fue llevado por un impecable Federico Puleri y un Matt Peruzzi a los tarros, quien tiene una forma peculiar de tocar la batería, agachadito y concentrado, y no era para menos, porque el formato que desplegó Vision en escena fue más cercano al progresivo, con polirritmias y múltiples cambios de marcha.
No podemos concentrar todo el mérito en un solo hombre, pero reiteramos, Luppi como frontman fue divino, dio bailecitos e interactuó con el público, incluso se dio el lujo de conducir a la banda como un maestro de orquestas -maravillosas postales nos dejó como cuando dirigió a los músicos para que bajaran la intensidad y luego volvieran con todo-cerrando con «La Vita Fugge», en una presentación que incluyó teclados, con un Oleg Smirnoff que regresó al grupo tras ser un miembro activo durante la Luppi era.
EL SEPULTURERO DESPEDAZÓ AL CARIOLA
Eran las 20:33 cuando sonaron los primeros movimientos de una orquesta que traía al auténtico terror teutón, esos que hablan de espadazos a mansalva, con gloria, mucha sangre y muerte en los campos de batalla. «Twilight of the Gods» fue el arranque, y digámoslo de una vez: los decibles se duplicaron, al grado tal que los peluquines volaron y los flacuchos tuvieron que agarrarse de las vallas, con un sonido atronador de una batería que sonaba como una caballería pesada con el peso de mil casquetes de acero, un bajo que más que un simple instrumento de cuatro cuerdas era un hacha de batalla que cortaba cabezotas, y una guitarra de acero inoxidable que acuchilló al escenario destruyendo todo a su paso.
Y ahí, liderando ese batallón germano, faltaba el mariscal de campo, Lord Chris Boltendahl, ataviado con una chaqueta true llena de parches (buscamos alguna banda de chilito, no había, pero estaba Slayer), quien micrófono en mano no se cansó de gritar una y otra vez que ellos no eran caras alegres ni bonitas, eran la muerte avanzando y arrasando, al ritmo del heavy metal de vieja escuela, ese creado entre tachones, cuero, látigos y cuchillas.
El setlist fue mucho más equilibrado que el de los italianos: tocaron temas de todas sus épocas, abarcando una discografía que cumple 45 años ¡y vaya qué lo hicieron con maestría! Pudimos oír clasicazos como «Under my Flag», «The Dark of the Sun», «Excalibur» y «Rebellion», combinados con temas de nuevo cuño como «Kingdom of Skulls» o «The Devil Serenade».
Al ser un heavy más cercano al thrash, era que no iba a despertar la furia local, con su buen mosh pit que desató la locura del respetable, en una marcha medieval que transitó de medios tiempos con acordes machacones, hasta los riffs más sanguinarios y épicos en la línea de Excalibur. El show de los Digger fue crudo y directo, sin la mascota en escenario, ni gaitas ni arreglos especiales ni máscaras de Halloween, apenas un lienzo detrás del batero: fueron solo ellos y sus decibles duplicados, y eso los hizo más peligrosos y tenaces.
EL PLAN MAESTRO DE GRAPOW Y KUSCH
22:30 casi en punto y nos llegaron los primeros acordes de «Enlighten Me», un tema que se desplegó con velocidades medias, con secciones galopantes y poderosas líneas de bajo, y que fue perfecto para amoldarse a la voz de Rick Altzi, con esas tonalidades altas y medias cálidas, con una técnica vocal que transitó entre esa voz susurrante características y falsetes operísticos que en poder rivalizaron con los de Luppi.
La ovación llegó de pleno cuando interpretaron «Spirit Never Die», con esos teclados divinos al mando de Axel Mackenrodt y esos coros emotivos llenos de esperanza y poder: la maquinaria sónica estaba aceitada; si con Vision hubo algún desperfecto, y con Digger la potencia se duplicó exageradamente, con Masterplan se logró el equilibrio perfecto de cada instrumento, con un Roland Grapow aportando la descarga en las seis cuerdas, el finlandés Kainulainen amoldando la base rítmica, y lo repetimos, con unos teclados mucho mejor ecualizados que los Divine, logrando un sonido de primer nivel.
Al tener una discografía más breve que sus antecesores, Masterplan se dio el lujo de interpretar lo mejor de su repertorio, con fuerte predominancia del homónimo del 2003: ahí pudimos disfrutar de «King Hearted Light», «Crystal Night» y la mítica y épica «Heroes». Hablando de legendario, en el repertorio estuvo «The Time of The Oath», pero por algún motivo no tocaron «The Dark Ride» (quizá porque rozaba los 9 minutos), y en el encore fue reemplazada por «Crawling from hell», que dura la mitad, aunque se alargó con solos y coros del público.
Raya para la suma: los alemanes se entregaron con todo, con una interpretación que recogió como un buen ramillete power lo más nutrido de su discografía, y con un nivel escénico que se encargó de pulir algunos fallos (menores, por cierto), que se reportaron en este power metal fest.
Así terminó la jornada: sudor, riffs y voces que quedaron vibrando en las paredes del Cariola. Tres generaciones de poder se dieron la mano para recordarnos que el metal sigue siendo una causa, no un entretenimiento. Vision Divine puso la emoción, Grave Digger el filo, y Masterplan el equilibrio perfecto entre técnica y fuego. El Power of Metal Chile 2025 no fue solo un festival: fue una rebelión, un pacto entre músicos y público donde cada golpe de batería y cada garganta abierta se sintieron como una promesa de que el metal, en esta tierra, no se rinde jamás.
Este artículo ha sido visitado 126 veces, de las cuales 1 han sido hoy