Familia Motuda: La pobrecita mortalidad de Florcitaespera un momento...
martes 27 de junio, 2017
Escrito por: Equipo SO
Después de once años sin editar material original, Florcita Motuda anunció el lanzamiento de un disco nuevo para fines de 2017. La Familia Motuda, conjunto formado junto a sus hijos Olivia y Lucas, es la banda definitiva con la que el destacado músico chileno pretende sellar su legado compositivo hasta la eternidad. Florcita se sentó con Sonidos Ocultos para hablar sobre estas canciones inéditas, de las energías que le permiten seguir dando conciertos, su fé en la humanidad y de por qué se puso a componer oraciones para ateos.
PARTE I: LA ETERNA BÚSQUEDA DE UN FRACASADO
La Familia Motuda anunció que en su show incluirán temas del disco nuevo que se viene. ¿Es primera vez que los presentan en vivo?
No, de hecho ya tocamos un par en enero cuando fuimos al Festival Woodstaco. Uno es “Lucidez”, que grabamos con Pedro Piedra en la voz, y el otro es “El Show del Planeta Humano”, en la que cantó el Lalo Ibeas, de Los Chancho En Piedra. Para este nuevo álbum ya hay como catorce canciones, no hemos terminado aún el trabajo en el estudio eso sí pero esas dos canciones están listas y suenan increíble.
Hace un tiempo me dijiste que no te convencía la idea de sacar algo tan largo y complejo como un disco
Prefiero sacar singles, porque cuando sacas un álbum entero quedan como tres canciones en el recuerdo y lo demás se pierde. Pero ahora estoy más abierto a la idea porque mis hijos quieren y quiero retirarme un poquito de las decisiones, que la Familia Motuda tome el mando. No es “Florcita acompañado por los hijos”, quiero que ellos sean protagonistas. Voy a cumplir 72 años y estoy en zonas en las cuales uno se puede ir en cualquier momento. Imagínate me muero y después aparece una banda pilla que haga tributo a Florcita Motuda, ¡no!. Yo quiero que mis hijos canten mi música y se queden con mis canciones.
Y en la composición del álbum nuevo, ¿los dejaste contribuir con ideas?
Algo colaboraron, pero aspiro a que eso se abra y participen más para que de verdad sea la Familia Motuda. El disco saldrá este año y se llamará “Familia Motuda: Volúmen 1”, por ser el primero de esta formación. Incluso puede esperarse un volumen dos, tenemos varios temas en el tintero. Lo grabamos en el Estudio Mistika, que es de nuestro saxofonista Lucas Saavedra.
¿Cómo llegaron tus hijos a tocar en la banda?
Hablemos de tu canción nueva, “Lucidez”. Propones un ideal sin drogas ni alcohol, pero no predicas una prohibición ni una crítica a los consumidores sino que hablas de otra realidad, que dices es una buena opción para el progreso de la mente humana
Exacto, no es una mirada puritana. Antiguamente habían movimientos acá en Chile que buscaban el desarrollo interno ligándose a distintas drogas. El Grupo Arica lo hacía con el LSD en los tiempos en que yo estaba integrando el grupo de Silo, pero teníamos diferencias muy profundas y la verdad no podíamos dialogar. El piso mínimo de nuestro trabajo energético es la vigilia que permite la lucidez sin difusiones. Desde nuestro lado no usábamos ninguna sustancia, ya que conocíamos ciertas teorías de cómo producir conexiones energéticas poderosas y, si estábamos drogados, no podíamos comprobar si funcionaban o no. La letra dice: “El ser humano puede acceder a estados de conciencia muy lúcidos, cristalinos, transparentes, místicos y de gran concentración de energía. Con esa fuerza el ser humano puede construir nuevas realidades”. Esta no es una mirada inquisidora en lo absoluto.
¿Nunca tuviste afinidad con el alcohol? ¿Probaste la marihuana?
Tienes buena voz todavía. ¿Cómo haces a esta edad para enfrentar un show de una hora o más?
Mantengo buena cabeza y estoy componiendo siempre. Me ha servido no agotarme buscando el exito, cosa que aprendí temprano con el movimiento siloísta en 1970. Me dió un feedback tan potente que me dije: “puede existir la inmortalidad, ya que se trabaja energéticamente”. No tengo problemas con los shows, de hecho a veces los cabros se cansan y yo salgo solo a cantar con la gente. Tengo mejor salud que la Olivia y el Lucas.
Mirando atrás, ¿en qué momento dirías que hubo un cambio decisivo en tu música?
Entonces pasaste a componer cosas más personales y fuera del esquema…
Claro. En 1977 mandé “Gente” al Festival de Viña, quedé y eso fue la demostración de esa reconciliación. Las canciones del “te odio, te quiero” ya estaban hechas y yo quería cantar otras hueás. El amor puede ser a las galaxias, a los extraterrestres, a las ideologías, con esa perspectiva me metí en otras ondas y los tipos decían: “wow, pero qué genial este loco, ¡puta que creativo!”. Y na que ver, lo creativo en realidad es el punto de vista del cual yo vengo. Fue interesante, porque impacté al medio musical y no cachaba bien todavía qué había pasado en mí, en realidad no tenía registro de lo que estaba produciendo la nueva relación con mi arte. Llegué a mi hogar psicológico en ese momento, me sentí a mis anchas y en un punto de vista para hacer canciones muy diferentes con toda naturalidad.
¿Te sentiste más asumido con tu pensamiento y tus limitaciones?
Sí, porque el que fracasa busca en todos lados y se convierte en experto buscador. Las experiencias potentes de inspiración llegan cuando estás en cuidadosa y humilde búsqueda. Empecé a cachar que ciertas canciones no eran producto del oficio de construirlas, sino que llegaban de otra manera. Conocí lo que era la inspiración. Pero cuando empiezas a sentirte la raja, crece el “yo” y ese ego neutraliza el canal de conexión con la realidad creativa.
¿Y ahora te sientes buscando aún?
¡Ya estoy encontrando! Una muestra de eso es que he compuesto ocho oraciones, con la intención de componer una sinfonía para orquesta y coro, que se va a llamar “Oraciones Radioactivas Para Ateos”. Esto deviene de estar viendo las redes sociales y las reacciones a los constantes casos de corrupción y colusión, la gente se indigna profundamente y quedan muy afectados. Estas hueás me irritan tanto, que descubrí que tenía ganas de orar para estabilizarme frente a estas realidades tan charchas. Así empecé a trabajar en estas oraciones que ahora comparto a la gente, son muy inclusivas y ni siquiera hay que sabérselas. ¡Esto no es religión, es mística!
Además de ser un experimentado compositor, también has destacado por tu estilo y trabajo en la guitarra ¿Cuál es la relación actual con tu instrumento?
Cuando me regalaron mi primera guitarra pasaba todo el tiempo con ella, dormía y me acompañaba hasta a cagar al baño. Siempre he dicho que soy hijo de dos grandes guitarristas: Violeta Parra y Jimi Hendrix. Para mí fue un instrumento muy importante que me guió por la vida hasta donde estoy ahora, pero yo ya toqué la guitarra. Mi aspiración es dejarla un poco y ponerme a cantar nomás, porque me gusta moverme. En lo composicional, lo fundamental para mí ahora es la palabra, esa es mi acuarela con la que voy pintando la música, con la entonación de poesía y recitación voy tratando de descubrir la melodía que hay dentro. En el conservatorio siempre me decían que lo más importante en la música es la melodía y que había que trabajarla desde la armonía. Pero cuando la música nos lleva a lugares no cómodos se pone interesante, si sigues encuadrado las canciones siempre van a ser iguales. Si quieres aventurarte y llegar a lugares desconocidos, trabaja con la pura melodía y deja la armonía de lado.
¿Sobre qué estás cantando hoy? Mencionaste la liberación mediante las oraciones, las virtudes de los estados lúcidos…
Bueno, está otro tema nuevo, “El Show del Planeta Humano”, que habla sobre la necesidad urgente de la bondad y el buen trato. Si quieres, tú puedes ser protagonista del mundo y aquí podemos ser la nota amable, que dé sentido a este planeta. El punto de vista general que quiero comunicar es este: el ser humano es un conglomerado energético que tiene como centro de gravedad el cuerpo. De acuerdo a tu conducta, si has logrado construir un centro de gravedad diferente al de este cuerpo humano, podrás seguir hasta otras realidades, evolucionando. Si, en cambio, estás en la contradicción de pensar algo y hacer otra cosa, la energía no se une porque está dispersa hacia todos lados. Lo que estamos intentando lograr es una acción centrípeta, donde vaya uniéndose el pensamiento, el sentimiento y la acción. Pensar, sentir y actuar en la misma dirección: así se logra la unidad interna.
¿Sientes que ha cambiado tu audiencia en el último tiempo, que es más joven que antes?
Siempre he tenido galería joven. Los adultos inflan más las canciones del “te odio, te quiero”. El rock en sí es joven, de un público que está abierto a lo experimental y que le gusta. No es una nueva audiencia en realidad, soy un artista transversal al que van a ver abuelos, padres y nietos. Si llego a ellos es porque me encanta lo que estoy haciendo y eso lo reflejo, es muy sencillo. Es eso, ama la realidad que construyes y ni siquiera la muerte detendrá tu vuelo.
PARTE II: LA FAMILIA MOTUDA EN VIVO
Uno de los temas nuevos, “Lucidez”, es disfrutada por los mismos que hace unos minutos fumaban pitos en las afueras del bar y ahora se ahogan en sus cervezas de litro. Florcita, advertido de que el local debe estar en silencio a las 12 de la noche, no se toma descansos mientras Olivia pide por favor un trago de algo para recuperar el aliento entre canciones. Pero antes de tocar “En Pelota”, su último tema, ella pregunta a su colega: “Papá, ¿quieres decirle algo al público?”. “¡Sí, que puta que estoy cansao oh! Tengo 72 años po, hueones, que más quieren”, responde el músico antes de dar el último bis. “Cuesta seguirle el ritmo, a veces tiene mucha energía y otras veces se cansa al tiro”, comenta Olivia después del concierto ya más relajada.
Te mantienes atenta sobre el escenario y llevas la fluidez de la presentación, hasta los aspectos técnicos. ¿Te gusta ese rol?
Soy su brazo derecho en eso. Creo que mi hermano y yo somos los directores musicales, personalmente me estoy encargando de la producción y de ayudarlo en lo que más pueda para facilitarle la pega, que esté tranquilo y pueda fluir en el escenario. Antes le tocaba hacer todo el trabajo, pero ya es mucho para él.
Según Florcita, está intentando soltar el control de la banda y abrirse a que ustedes aporten en la composición de canciones…
Mi papá siempre nos ha apoyado respecto a que seamos creativos, compongamos y hagamos arreglos. Pero en el minuto de hacerlo nos empieza a corregir, entonces al final siempre se hace como él quiere. Él es el maestro aquí y eso lo respetamos, Don Floro tiene su carácter también.
¿Cuáles son los primeros recuerdos musicales que tienes con tu papá?
Yo siempre estuve presente en los ensayos, desde chica veía a la banda crear. Es algo muy natural para mí escuchar la música bien fuerte y me quedaba dormida mientras tocaban a todo volumen en mi casa. A los 14 años me puso a tocar batería con su banda para salvar una fecha y sin saberme los temas, pero lo hice bien. Mi papá siempre me ha obligado a hacer esas cosas, a veces sin que yo quisiera me tiraba al escenario igual. De no haber sido así, yo jamás me hubiese atrevido a dirigir una orquesta, tocar batería, guitarra o ninguna de esas cosas. Me lo impuso, pero gracias a eso hice muchas cosas que yo no cachaba que podía lograr.
¿Fué él quien te inspiró a tomar la guitarra?
Sí, viene directamente de mi papá. Hasta tocar la batería lo he hecho por imitación a él, como toda niña cuando aprende. Después empecé a buscar otras técnicas y estudié licenciatura en composición en el Conservatorio de la Universidad de Chile, donde estudié cinco años y congelé porque tuve un accidente. Pero aprendí un montón.
En el show de la Familia Motuda confluyen un montón de estilos, entre ellos tu influencia que es mucho más heavy. ¿Cómo crees que aporta en el sonido casi sinfónico de tu papá?
Mi estilo es bien rockero, pero es mi papá el que me exige que incluya más de eso. “¡Esto tiene que ser más distorsionado, más sucio!”, pide a veces. Él cacha harto y no se cierra en ese sentido. Siempre me mostró lo clásico como los Beatles, Hendrix, etc., además de mucho folclore, así que me siento entrenada para tocar de todo en mi instrumento.
¿Cómo es tocar con tu viejo y tu hermano?
Es bien cómodo porque es una familia. Mi papá tiene su genio y una postura bien cuadrada sobre los arreglos, pero siempre llegamos a un acuerdo. Es complicado, pero lo logramos gracias a que he practicado la paciencia. Siento que yo soy más perfeccionista y mi papá es relajado, más hippie.
¿Te molesta que a Flor lo tomen como un loco? ¿Qué cosas crees que la gente malentiende sobre él?
Él dice que le gustaría que la banda continúe después sin su presencia, cosa que parece lejana pero segura. ¿Cómo te sientes respecto a eso?
Yo y mi hermano tocamos con él desde niños, cachamos cómo llevar la banda y su forma de componer con arreglos raros. Estoy súper acostumbrada y no es nada difícil ni extraordinario seguir ese rumbo, creo que lo haremos bien siempre y honrando la genialidad de mi viejo.
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