Dark Funeral en Chile: Sombras imperiales
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Dark Funeral en Chile: Sombras imperiales

Dark Funeral en Chile: Sombras imperiales

domingo 16 de marzo, 2025

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Escrito por: Equipo SO

Por Claudio Miranda
Fotos Rodrigo Damiani @SonidosOcultos

Tanto como la relación entre Dark Funeral y el público chileno desde aquel debut histórico en el ex Teatro Providencia (2003), es la constancia de Lord Ahriman para llevar el proyecto adelante desde sus inicios durante poco más de tres décadas. El único fundador sobreviviente, desde los días primigenios que el EP homónimo (1994) y el primer largaduración «The Secrets of the Black Arts» (1996) coronaron tanto el talento creativo como el propósito en establecer una rúbrica de proporción imperial. Avanzando las manecillas del reloj hacia la última década, el aporte de componentes como Heljarmadr le da la razón tanto a Lord Ahriman como a quienes ven en el constante movimientos de piezas una determinación en renovar el infierno gélido de Dark Funeral, tanto para las nuevas generaciones como para quienes llevan desde la década del ’90 respirando el azote implacable de los vientos de Europa del Norte.

Adentrándonos en la actualidad de los suecos, «We Are the Apocalypse» (2022) nos presenta a una banda en pleno estado de gracia. Su segundo trabajo con Heljarmadr en la voz, tras el excelso «Where the Shadows Forever Reign» (2016), un regreso que entonces terminó con 6 años de silencio y dejó en claro que tras la convicción por aferrarse a la raíz, hay ideas frescas rebosan por toneladas y el riesgo es una constante cuando se trata de tomar alguna ruta impensada. Y al menos en un país como Chile, que respira este género y lo vive hasta la última gota de sangre, la recepción a cada trabajo está asegurada. De ahí la actual gira que los tiene visitando numerosas paradas en territorio chileno, incluyendo el tradicional Teatro Cariola de la capital. Y fue anoche el recinto de calle San Diego el epicentro de un nuevo maremoto sónico por parte de Dark Funeral, brindando un repertorio muy inclinado a las últimas dos producciones, con alguna sorpresa para los nostálgicos y los seguidores del catálogo más temprano.

En una jornada marcada por el espectáculo de gran altura, el death metal de Necrodemon tenía la palabra desde la intro «Grief» y el single «Spiral of Madness», un adelanto contundente de lo que será su próximo trabajo en estudio. Death metal desde la tripa, y proyectando de inmediato el estado de salud de una agrupación que no transa su solidez en el murallón de guitarras.La voz de Cristian Gallegos no se entiende sin la entrega que dispone sobre el escenario. Es un sentimiento de odio hacia el sistema imperante que se potencia con un espectáculo retumbante de inicio a fin. En la misma línea, «Burn You Christian, Burn» aparece como una declaración de guerra contra la religión predominante en el mundo occidental, todo mediante una ejecución de técnica y sonido que dice mucho respecto al ideal que Necrodemon profesa en su amor al género de la muerte en todas sus formas.

«The Return», «In the Ecstasy of Fire» y «Lost Kind of Magic» fluyen y se imponen con jerarquía de clásicos, mientras las nuevas «Heaven’s Disdain» y «Through Infinite Grief» se ganan en el directo un lugar merecido como muestras del poder pantagruélico que Necrodemon expele desde donde nace la mejor música. Hablamos de una banda con poco más de tres décadas de carrera, nacida en Arica y trazando un recorrido que no da tregua hasta… «QUE MUERA EL PERRO JESÚS!!» Así, bien gritado, con humos de pirotecnia, y coronando una presentación corta en minutaje pero que da cuenta de un gran mérito de Necrodemon como espectáculo: la atención a las nuevas formas sin transar la ferocidad de sus raíces.

El debut de A Canorous Quintet tiene todos los ingredientes para el recuerdo. Su gira como teloneros de Dark Funeral incluyó una parada en la sala de ensayo Warehouse, en solitario -abrieron Necrodemon y Projector- y desplegando un repertorio que en el Cariola ganó por espacio. Desde el patadón de «The Last Journey», pudimos apreciar el material del cual está hecha una agrupación de poco renombre respecto a los consagrados en el estilo, pero dispuestos a comerse vivo a todos. Y es que con un frontman de la talla de Mårten Hansen, no puedes guardar nada. Un tipo que lleva décadas en la carretera, hace del escenario un hábitat donde moverse, al punto de acercarse en varios pasajes al público enfervorizado.

Una batería de misilazos del más puro death metal melódico, es lo que A Canorous Quintet despliega durante casi una hora en escena. «Spellbound», «Retaliation», «The Complete Emptiness», «The Black Spiral»… Una tras otra provocando daño, con las guitarras de Linus Nirbrant y Micke Vega dictando cátedra de autoridad en destreza y solidez. En la misma línea, el fiato entre el baterista fundador Fredrik Andersson y el bajista invitado Jesper Löfgren Kramming deriva en un trabajo de fuerza consistente y precisión quirúrgica que A Canorous Quintet transforma en un azote de metal mortífero a la antigua con inclinación a la melodía. Sin duda, es lo que le da a A Canorous Quintet un distintivo que hasta contagia a muchos curiosos. En especial con lo que se manda Mårten Hansen a nivel vocal y escénico, un todo terreno dispuesto a dar la vida.

Hacia el final con «Land of the Lost», «Silence of the World Beyond» y «Orchid’s Sleep», somos testigos de lo que ofrece A Canorous Quintet como espectáculo. Es probable que haya una próxima vez en suelo chileno, como también podría ser el estímulo necesario para volver al estudio y regresar a nuestro país con nuevo material. Sería lo ideal considerando que esta gira y debut en el sur del mundo ha sido mucho más fructífera de lo que hubiesen imaginado.

Lo que nos convoca, el regreso de las fuerzas del imperio diabólico, con previo aviso del productor Jorge «Chargola» Hurtado al público sobre sacar fotos sin usar flash. Una intro de frecuencias bajas que muta a las primeras explosiones, de la mano de «Nosferatu» y «Atrum Regina». Entre ambas hay una conexión que detona el moshpit en la cancha y le da la razón a Dark Funeral por lo que le imprime al black metal desde esos primeros días de producción lo-fi e ideas gigantes. «To Carve Another Wound» culmina el primer asalto de un show que se basta de la estética y la actitud para traducir dajo en estudio a la potencia devastadora del directo. Y Dark Funeral tiene un despliegue que, en sonido y puesta en escena, define la esencia de un género que resurge del infierno para apagar sin contemplación toda señal de esperanza y luz.

«The Arrival of Satan’s Empire», un clásico que impone su autoridad cuando hay que destilar black metal hasta el sudor. Seguida de la más atmosférica y fúnebre «When I’m Gone«, una que en vivo baja la intensidad y gana en esa bruma fúnebre que Dark Funeral proyecta desde su paleta de matices. Por otro lado, Heljarmadr prueba una vez más sus dotes como intérprete y personaje, como lo hace notar en «As One We Shall Conquer», un llamado a la unión en contra de todo lo establecido y que, musicalmente hablando, tiene todo lo que ha hecho de Dark Funeral una fuerza consistente de ayer y hoy. Igual que en «Unchain My Soul», un himno que se transforma en momento idóneo para romper la voz con puño en alto. Lo que hace de Dark Funeral algo más que memorable aunte un público heterogéneo.

Llega el momento que motivaba la convocatoria, en especial para los fans del black metal de la vieja escuela. «Open the Gates», «Shadows Over Transylvania», «My Dark Desires» e «In the Sign of the Horns», todos rememorando el EP homónimo, el estreno en el estudio. Y en el mismo orden, dejando en claro que Dark Funeral tiene los pies en el presente y, al mismo tiempo, conmemora aquellos capítulos de culto para los amantes del género en su etapa fundacional. Lord Ahriman y Chaq Mol, juntos en las guitarras desde hace dos décadas, se mantienen firmes con ese chorro de sonido hiriente que te rebana el cuello en un par de movimientos. Adra-Melek en el bajo y Jalomaah en batería -ambos ingresaron en 2018-, conforman entre sí una dupla rítmica que abe a lo que va y sostiene el enjambre rítmico con la firmeza que implica tocar música oscura y que escupe desprecio por el color y la luz. Como en los primeros días, sumando la experiencia de un recorrido incansable por rumbos tenebrosos y portando el estandarte de lo demoníaco desde una altura abismal.

Para el final, de vuelta al presente con «Let the Devil In» y «Where the Shadows Reign», esta última con Heljarmadr enarbolando una bandera negra con el logo de la banda. Una postal para enmarcar como prueba de cuán majestuoso y soberano es el black metal hoy como ayer. Y mientras las leyendas como Dark Funeral sigan entregando clase a nivel de espectáculo en vivo y trabajos en estudio con el propósito de explorar lugares ignotos dentro de su espectro de muerte y oscuridad, se abrirán nuevamente puertas para que las sombras imperiales del mal conquisten y reinen por los siglos de los siglos.

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