Pantera, mucho más que un saludo a la bandera
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Pantera, mucho más que un saludo a la bandera

Pantera, mucho más que un saludo a la bandera

miércoles 14 de diciembre, 2022

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Escrito por: Equipo SO

Texto por Francisco Quevedo

Foto portada Ignacio Valenzuela

Foto Sepultura Diego Molina

Ante un Movistar Arena casi al tope de su capacidad, Phil Anselmo y compañía desplegaron todo su arsenal y dejaron en claro que el legado de Pantera sigue más vivo que nunca.

Lo que ofreció Pantera la noche del lunes 12 de diciembre en el Movistar Arena fue mucho más que un reencuentro de carácter nostálgico. Es que considerando que de la formación clásica del grupo ya sólo quedan en pie Phil Anselmo (voz) y Rex Brown (bajo), la cita se podía calificar con el mote de “nostálgico”.

Sin embargo, con su presentación un día antes en el marco del festival Knotfest se vislumbró que el asunto venía en serio. Faltaba la confirmación en un concierto en que ellos fueran el plato principal y estuvieran a sus anchas. Y eso fue lo que sucedió en Movistar Arena. Ante más de 15 mil fanáticos que hicieron lucir el recinto casi hasta su máxima capacidad, la reformada versión 2022-23 de Pantera no dejó títere con cabeza.

El aperitivo antes del banquete principal estuvo a cargo de Sepultura. La banda brasileña sigue demostrando y sacando a relucir su vasto catálogo, ese mismo que los encumbró a fines de los ochenta y gran parte de la década de los noventa. Con un show macizo que casi no tuvo flaquezas, Andreas Kisser y los suyos subieron la temperatura del lugar dejando la mesa puesta y servida para que sus camaradas de Pantera hicieran lo que debían hacer. Con un setlist en que incluyeron canciones de “Quadra” (2020) y que intercalaron con los viejos himnos de siempre, su presentación estuvo a la altura de las circunstancias. Y el público lo agradeció y se entregó sin poner condiciones.

El festín, a cargo de Anselmo y sus secuaces (Zakk Wylde en guitarra, Charlie Benante en batería y Derek Engemann en bajo), fue una boleadora, una ráfaga que sacudió en “apenas” una hora y veinte minutos a todo quien se cruzó en su camino. A pesar de la sensible ausencia de Rex Brown -por problemas de salud- lo cierto, lo palpable, lo real es que Pantera entregó un show impecable de principio a fin.

El setlist se apoyó en sus discos “Vulgar Display of Power” (1992) y “Far Beyond Driven” (1994) con cinco canciones cada uno dentro del listado. El comienzo con el combo infalible de “A new level” y “Mouth for war”, seguidos de las cinco de “Far Beyond Driven” no dejó espacio a dudas: lo de Pantera era mucho más que un mero saludo a la bandera o, como se podía pensar de manera un tanto despectiva, que era casi un tributo a su época de gloria (aunque siempre habrá quienes piensen eso y es válido). En este punto no se puede dejar de mencionar que la versión de “This love” fue bestial; una pequeña muestra de la propuesta que Pantera vino a ofrecer.

Si bien es un show que no eludió, ni menos escondió (porque no tiene de que avergonzarse de hacerlo), sus ganas de homenajear a los hermanos Abbott, sus principales fortalezas estuvieron en la fuerza de las interpretaciones más que en asuntos decorativos o alejados de lo musical. Eso quedó en claro desde un comienzo y fue la tónica del concierto.

Párrafo aparte para los músicos. Zakk Wylde demostró, una vez más, que es un guitarrista de primer nivel, de los mejores que existen en la actualidad y que es capaz de hacer mucho más de lo que la mayoría cree (o siquiera se aventura a saber o conocer). Cumplió el rol de Dimebag Darrell con maestría y puso su talento al servicio del grupo y no al revés. Lo mismo ocurrió con Charlie Benante haciendo de Vinnie Paul y Derek Engemann en reemplazo del mencionado Brown. Phil Anselmo, en tanto, dirigió todo el espectáculo cual señor Corales, animó, recordó a sus viejos amigos y, por supuesto, cantó en un nivel bastante más alto del esperado.

Así, fueron transcurriendo las canciones y los clímax durante distintos tramos del show (“5 minutes alone”, “Fucking hostile”, “Walk” y “Cowboys from Hell” fueron de las más esperadas y coreadas), momentos que cimentaron y confirmaron que esta venida de Pantera fue mucho, pero mucho más que algo testimonial, alejando de un zarpazo a los fantasmas que auguraron de que solo se trataba de un simplón saludo a la bandera.

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