Mayhemic «Toba» (2024)espera un momento...
lunes 12 de agosto, 2024
Escrito por: Equipo SO
Por Claudio Miranda.
En el cada vez más nutrido circuito local de black-thrash metal de viejo cuño, Mayhemic se conforma como un nombre referencial por derecho propio. De las cenizas de Alienation y con integrantes que ejercen militancia en agrupaciones como Critical Defiance, Hellish y Deviants, surgió a finales de la década anterior este proyecto formado por fanáticos del metal a la antigua, hasta el sudor. El EP «Mortuary Feast of Skeletons» (2019)y el split con Hellish «The Rising of Darkness» (2020) son muestras irrefutables de un estilo que no busca reinventar ni salvar nada, sino reflejar en la música lo peor de nuestra condición humana, con la velocidad y los riffs malditos distribuidos con la sapiencia de quienes respiran hasta morir el metal más sanguinario y crudo. Fanáticos duros del Venom clásico, los Slayer del «Hell Awaits», Possessed, el primer LP de Sarcófago, y el thrash alemán en su fase primigenia (Kreator, Sodom y Destruction en sus inicios adolescentes), el haber nacido muchos años después de aquella era dorada del metal no les impide en absoluto comprender las reglas en el underground más allá de todo cliché. Simplemente, comen y respiran el género como lo que fue en un inicio: un impulso desde la tripa misma.
Grabado en los estudios AudioCustom, y bajo la supervisión del destacado productor e ingeniero Seba Puente, «Toba» le hace honor a su nombre en cada surco. El mítico supervolcán ubicado en la isla de Sumatra, en pleno sudeste asiático cerca de Indonesia. Su erupción hace 74.000 años -sus 100km de largo y 30km de ancho lo hacen el lago de cráter más grande del mundo- marca el punto angular para un compendio de relatos sobre un cataclismo de potencial extintivo. Y es ahí donde Mayhemic le atina medio a medio: hay cosas que no se miden solamente por la referencia a los padres fundadores de un determinado género musical, sino por los fotogramas proyectados en la música. En este caso, como una película de catástrofe con escenas de desastre y muerte de alto calibre.
La furia volcánica a la que apela el primer largaduración de Mayhemic se justifica desde el arranque con «Kollarbone Crushed Neanderthal», un comienzo perfecto cuando se trata de derribar todo sin dejar nada en pies. La orden es clara cuando se trata de devastar sin dejar sobrevivientes, con riffs asesinos y una voz desquiciada que escupe odio visceral como si en ello se le fuera la vida. Y cuando bajan la velocidad, es solamente para dejar caer todo su peso sobre una humanidad condenada. El tufillo al Sepultura de «Morbid Visions» está ahí escondido y encaja con brillantez en su idea del odio sudamericano como bandera. le sigue «Extinction & Misery», mucho más al hueso y firme en su nervio black-speed. Las guitarras de Doom y Noctumbra provocan un tiroteo constante donde las balas no hieren… acribillan.
La vena heavy metal de «Valley of the Tundra» puede sonar extraña respecto a casi toda la placa, pero en el contexto del álbum se entiende la idea de no aferrarse solamente a un subgénero determinado. El riff con melodía oriental marca una diferencia determinante, pero siempre en el marco íntegro de una agrupación que apela tanto a la caverna como a los paisajes tropicales donde el mar de lava ha minado toda señal de supervivencia. El iracundo -y breve- solo de batería en «Triumph Portrait», en tanto, nos devuelve a la pulpa sónica del disco. Un castigo que provoca fracturas múltiples, como si tomaran lo que hizo Kreator en el ’86 con «Pleasure To Kill» -la canción-, pero desarrollando un lenguaje propio dentro de un terreno que conocen de sobra.
La instrumental «Eschatological Symphony» nos permite apreciar más al detalle las virtudes de Mayhemic al momento de desatar la hecatombe con poco y nada en palabras y el máximo en una energía cada vez más descomunal durante cada pasada. Hacemos hincapié en la manera que el riff maldito, literalmente hablando, impone sus términos como forma incorruptible de expresión. El verbo no es proferir ni hablar, sino vomitar, el cual se conjuga a lo largo del álbum. «Hazardous Prowler» retoma dicha sensación de vómito, con un sentido de melodía que en vez de restar ferocidad, le suma potencia destructiva. El acecho de la bestia que abre sus fauces y te devora sin contemplación alguna. Se nos viene a la mente los Destruction del EP «Sentenced to Death», cuarenta años de diferencia pero las mismas ganas de mandar todo al carajo, y traducir aquel sentimiento de destrucción total en la música como si se supieran el camino de memoria, incluso en plena oscuridad de la noche y con las bestias del bosque fijando su mirada en la siguiente presa.
Con todo el mérito correspondiente a la banda, el oído quirúrgico del productor Seba Puente le permite al oyente contemplar el buen gusto con que una pieza de la talla de «Olduvai’s Lullaby» hace de «Toba», el álbum, un redondo que transita entre la paliza sónica y el viaje hacia el núcleo donde el magma fulmina toda señal de vida. Y es que el corte que titula el álbum, se asoma lentamente solo para que el horror de la erupción del maldito metal haga desaparecer todo vestigio de civilización. Reiteramos, si el metal no es capaz de escupir un sentimiento oscuro, o no genera imágenes o sensaciones, se queda en la cáscara. Y en la recta final, Mayhemic desborda todo su potencial destructivo sin que el status quo pueda hacer algo por mantener sus dominios en pie.
Culminando hace poco una gira por Bolivia, y acumulando hitos como la apertura a Marduk hace unos meses en nuestro país. está claro que a Mayhemic les está yendo muy bien y «Toba» es la prueba tajante de aquello. Por la misma razón que a referentes locales de la última década como Dekapited, los hoy laureados Demoniac, pesos pesados como Nuclear o leyendas del under más radical como Unaussprechlichen Kulten el éxito los unge a nivel local y sudamericano: porque sus integrantes son (muy) metaleros, y es cosa de mirar la portada del disco para comprobar su dedicación a toda prueba. Por eso les va bien tocando música que provoca de todo menos agradarle al resto. Y como el supervolcán que inspiró el título y los conceptos del álbum, Mayhemic puede alterar el curso migratorio de toda una región cuando la muerte se extiende como un mar de azufre.
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