The Callous Daoboys – I Don’t Want to See You in Heaven (2025)espera un momento...
jueves 26 de junio, 2025
Escrito por: Equipo SO
Por Fabian Escudero
Con casi una década de trayectoria, The Callous Daoboys publicó su tercera placa en una discografía que, aunque cultiva un modesto recibimiento general, viene pujando y pujando, intentando abrirse camino en una escena que circula entre el mathcore, el metalcore y sonidos adyacentes.
Es en ese escenario en el que I Don’t Want to See You in Heaven trae cierta “luz”. Quienes sigan a este septeto estadounidense originario de Atlanta, Georgia, habrá notado que, con el paso del tiempo, desde su debut con el EP My Dixie Wrecked (2017) su sonido, siempre brutal, ha ido complejizándose, no solo en términos de estructuración de canciones o patrones rítmicos, sino que con la incorporación de instrumentos y sonidos poco usuales para el género.
El nuevo álbum del conjunto está envuelto en un concepto que, a la vez que impulsa una narrativa, añade también una atmósfera enriquecida por samples que recuerdan vagamente al recurso radial utilizado por Queens of the Stone Age en su aclamado Songs for the Deaf, permitiendo cierta inmersión con la música. Y esta inmersión se vuelve sumamente necesaria ya que estamos frente a un disco eufórico que se mueve tanto en sonoridades como las del southern rock, el antes señalado mathcore (mucha influencia de The Dillinger Escape Plane y Converge) y hasta fragmentos de pop puro y duro. A la mitad de la placa, Lemon–precisamente uno de los sencillos– figura como una especie de descanso tras el caos de la intensa Tears on Lambo Leather, y la sigue Body Horror for Birds, otra
pieza muy popera, incluso radio friendly.
Las comparaciones son odiosas, sí, pero es inevitable sentir que esta entrega de The Callous Daoboys se sienta casi como una mixtura de los elementos que más han resaltado a dos de las bandas más relevantes del género en la actualidad: Knocked Loose y Sleep Token. Al igual que con los autores de You Won't Go Before You're Supposed To, Los Daoboys ofrecen una producción impecable en cada una de las 13 canciones que componen este álbum gracias al arduo trabajo
de ingeniería del productor Dom Maduri (quien ya había metido mano en su disco anterior, Celebrity Therapist), pero sin sentirse necesariamente “artificiales” o “computarizadas”, como las de su contraparte británica que también publicó un álbum este año.
Tal vez la mayor deficiencia de la tercera entrega del conjunto norteamericano es una duración injustificadamente excesiva. Es cierto que, como se planteó antes, existe una propuesta narrativa, pero esta responde más a una atmósfera que, a decir verdad, es identificable en los primeros minutos del álbum y que su hubiese –incluso– beneficiado de un par de “tijeretazos” por allí y por allá. Esos 57 minutos de duración podrían haber sido 47… Solo por dar un número.
No obstante, lo positivo de la entrega sobrepasa sus deficiencias. El trabajo vocal es impecable y ofrece una basta variedad de técnicas de screaming, apelando a sensibilidades del metal, el hardcore y hasta el emo. Lo mismo aplica a las voces limpias que, aunque son bastante melódicas, mantienen una crudeza natural tan necesaria en un género que a veces peca de “sobreproducido”. Aquella naturaleza cruda queda más que evidenciada desde la primera canción como tal –es decir, el segundo track, Schizophrenia Legacy–, una de las mejores del tracklist.
I Don’t Want to See You in Heaven está lejos de ser un disco perfecto, pero se siente como una bocanada de aire fresco. O tal vez como un escupitajo. Pero un escupitajo fresco, de alguien con una muy buena higiene bucal.
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