El pulso refulgente de Álvaro Henríquez
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El pulso refulgente de Álvaro Henríquez

El pulso refulgente de Álvaro Henríquez

viernes 11 de febrero, 2022

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Escrito por: Equipo SO

Fundador de una de las bandas clave del rock chileno de los últimos 35 años, Los Tres,  el versátil artista penquista está en una etapa “luminosa” de la vida, después de haber transitado por el lado oscuro. “Me gusta este lado de la vida, lo estoy disfrutando mucho. Esto es como los perros cuando se tiran al agua y luego salen y se sacuden”, declaró en alguna entrevista después de problemas de salud que lo tuvieron contra las cuerdas.

“Tal vez mi sobrenombre de adolescente en Concepción, les dé algún indicio de mi fanatismo. Por esos años me llamaban “El Lennon”. Esa onda”. Así explicaba Álvaro Henríquez, en una columna publicada en la extinta revista “Pasión por la Música” de la Feria del Disco, su conexión con la música de John Lennon. Sin embargo, su revelación iba más allá de un parecido meramente físico. “Descubrí la música como forma de vida el día que murió John Lennon”.

Esta pequeña cita podría simplificar, de manera rústica y precisa, cómo concibe la música Álvaro Henríquez, líder de Los Tres, compositor prolífico, artista provisto de una inquieta, aguda y creativa mirada; características que lo ha empinado hasta el salón de los músicos chilenos más influyentes de los últimos 35 años.

Infancia penquista

Álvaro Felipe Henríquez Pettinelli nació el 18 de octubre de 1969 en Concepción. A los 12 años, ingresó al Conservatorio de Música de la capital del Biobío. Estudió Licenciatura en Música en la Universidad de Concepción. Desde temprana edad, Henríquez estuvo familiarizado con la música. Sus influencias eran, como no, The Beatles y el rock and roll personificado en Chuck Berry y Elvis Presley. Comenzando en su etapa escolar en el colegio Charles de Gaulle de la ciudad penquista, fundó e integró agrupaciones para animar malones y eventos escolares. Los Dick Stones, Los Escalímetros Voladores o Los Ilegales fueron algunas de las bandas en las que participó, siendo la primera la que mutaría a Los Tres, el colectivo más exitoso del que ha sido parte.

Precisamente, la banda Dick Stones fue fundada en 1982 por él, Roberto «Titae» Lindl y Francisco Molina. Desde esa trinchera, se dedicaron a tocar en eventos universitarios y locales nocturnos durante mediados de la década de los ochenta. Para 1987, ya rebautizados como “Los Tres”, Concepción les había quedado chico, siendo el traslado a Santiago el siguiente paso, todo en busca del éxito. En 1988, se unió a la banda Ángel Parra, aunque decidieron mantener el nombre Los Tres, pese a que ya no eran un trío. Si se hubiesen cambiado el nombre a “Los Cuatro” quizás que historia se habría escrito. A primeras, no pega para nada, solo imagine a un locutor diciendo: “La nueva canción de “Los Cuatro””…eh…no. Por suerte mantuvieron el nombre original.

Asentados en Santiago, el panorama cambió. Henríquez se introdujo en grupos culturales de la época, en el ambiente creativo relacionado con las artes y el teatro. Hacer eso le permitió darse a conocer en ese mundo y, otro elemento esencial, trabajar y llevar a cabo proyectos. Uno de ellos fue ser partícipe de la banda de la obra de teatro La Negra Ester, institución del teatro nacional. Dicha experiencia fue importante en la carrera de Henríquez.

La conquista

En 1991, Los Tres lanzaron su primer disco homónimo. Este trabajo contiene algunas de sus canciones más reconocidas y marcó un hito, rompiendo un poco el panorama musical chileno por aquel entonces. “Un Amor Violento” fue el primer single y es, hasta el momento en que se redacta este texto, la canción más reproducida del grupo en la plataforma Spotify (36.028.554, 18 de enero 2022). En una conversación con Alfredo Lewin en septiembre de 2021, con motivo de los 30 años del lanzamiento de este álbum, Henríquez declaró que sentía “mucho orgullo de haber hecho un disco tan bueno. En esa época éramos tan chicos también cuando lo hicimos (…) Yo no escucho mucho los discos de Los Tres en realidad, pero el primero es uno del cual uno se enamora por la sinceridad que tiene”.

Al enrolarse en Sony en 1993, la situación del grupo cambió. Lanzaron “Se Remata el Siglo” y fue un boom, muy exitoso, pero para Henríquez el resultado fue decepcionante. “Yo quería darme el gusto de hacer un disco que sonara a AC/DC y ellos (el productor designado y la disquera) querían llevarlo a algo más contemporáneo, más grunge, y ahí se distorsionó el sonido. Logré rescatar algunas canciones buenas —dos, tres— pero el resto es algo que no me es placentero escuchar. Y no tengo ningún problema en decirlo. Fuera de esas canciones que están bien grabadas, para mí es un disco olvidable” (Rank Your Records, 2015).

Después, siguieron los éxitos. El álbum “La Espada y la pared” y el concierto Unplugged registrado para la cadena MTV se convirtieron en sucesos. En especial el desenchufado, dejando algunas versiones que transcendieron (“Quién es la que viene ahí” fue y es uno de los emblemas). En dicha presentación, quedó en evidencia otro de los intereses de Henríquez y Los Tres: el rescate de la cueca, el folklore chileno y las tradiciones. En 1996, el grupo realizó la primera Yein Fonda, siguiendo esa línea de redimir y dar tribuna a corrientes folclóricas nacionales. En paralelo, Henríquez comenzó a hacer de productor. En 1995, mismo año en que editaron “La Espada y la Pared”, produjo “Corte en Trámite”, el recordado disco debut de Javiera y Los Imposibles. En 1996 produjo “¿Quién Mató a Gaete?” de Mauricio Redolés, otro esencial de esa década.

Con “Fome” (1997), Los Tres regresaron a un sonido más crudo y empapado de letras críticas. En el sitio Rank Your Records en 2015, Henríquez lo calificó como el mejor disco de Los Tres. Y su explicación fue contundente. “Es un disco bastante rudo, sobretodo. Podría decirse que está bastante desprovisto, no tiene mucho ropaje. Más garage como tal. Y con muy buenas canciones. Es una colección de canciones muy buenas. Un disco sin buenas canciones no puedes defenderlo, pero éste creo que está lleno de ellas. Y me da gusto que la gente lo aprecie (…) Es un disco que se pasa muy rápido y así queríamos que fuera. Si a alguien no le había quedado claro cómo éramos nosotros como grupo, en este disco les quedó clarísimo”.

Para 1999, las relaciones estaban tensas y “La Sangre en el Cuerpo” es un fiel reflejo del momento que atravesaban Henríquez y sus camaradas. Sin embargo, el resultado no fue negativo, sino que uno de los discos más destacados dentro de la carrera del grupo. O por lo menos así lo es para el vocalista. ““La sangre en el cuerpo” es un muy buen disco. De comienzo a fin. Pero… tiene algunas canciones un poco extrañas. Lo que a mi parecer también lo hace más interesante, pero hubo temas como “Caudillo de congrios”, por ejemplo, que fueron un poco extraños”. La historia de Los Tres marcó su fin el año 2000, año en que realizaron una serie de conciertos de “despedida”. Tras la ruptura, Henríquez se enfocó en proyectos personales.

Llanero solitario, pero ni tanto

En 2001, Henríquez fundó Los Petinellis junto a Camilo Salinas, Nicolás Torres y Pedro Araneda, agrupación que funcionó hasta el año 2004. Pese a su corta duración, editó un disco homónimo del cual destacaron algunas canciones como “Hospital” o “Un hombre muerto en el ring”. Los Petinellis también grabaron la banda sonora de la película “Sexo con Amor” en el año 2003.

Al mismo tiempo, Henríquez se unió por algunos meses como guitarrista de Los Prisioneros, en reemplazo del despedido Claudio Narea. A pesar de que hay pocos registros grabados de esta etapa (“Raras Tocatas Nuevas”, de la radio Rock and Pop, es uno), lo más memorable mediáticamente fue la conferencia de prensa de su presentación, la que Jorge González terminó abruptamente, enojado por las repetidas preguntas sobre la salida de Narea. El “dale con la carta de Claudio Narea, ya filo con ustedes”, será siempre recordado. Todo esto sucedió ante la impávida mirada, acompañada de una sutil y socarrona mueca de gracia, de Henríquez, quién remató la performance con un “Chaíto”.

Henríquez continuó con su trabajo relacionado al rescate de las raíces sonoras chilenas. Su admiración hacia Roberto y Violeta Parra dan cuenta de esa veta artística. En 2004 editó un disco solista que, si bien no tuvo tanta repercusión pública, tuvo críticas positivas. En una entrevista concedida a La Tercera en febrero de 2019, el musico entregó más detalles de esa etapa. «Para mí fue una época de bastante duda. Después de Los Tres, para nosotros fue bien pesado llevar eso a cuestas, ser un ex Los Tres. De hecho, cuando se acabaron, en ese momento dije: ‘filo, no voy a hacer más música’. Así de heavy. Era muy difícil seguir, porque hubo una decepción con Los Tres y después con Los Pettinellis. Entre medio me había divorciado, era una época muy turbulenta. Tuve un sentimiento muy fuerte de no querer seguir haciendo música. El punto es que continué haciendo canciones. Entonces me dije: ‘¿qué voy a hacer con estos temas? ¿Se los voy a regalar a alguien?’ No pues. Y ahí se me ocurrió hacer un disco solista. Y uno muy personal«.

Al año siguiente, produjo un álbum de José Alfredo “Pollo” Fuentes, demostrando su versatilidad. Además de productor, compuso canciones y participó como guitarrista en todo el disco.

Crucemos al otro lado

En marzo de 2006, se anunció la reunión de la formación clásica de Los Tres, excepto Francisco Molina, quien fue reemplazado en las baquetas por Manuel Basualto. El trío Henríquez, Parra y Lindl, grabó un disco nuevo (“Hágalo Usted Mismo”, 2006) y realizó una gira de promoción presentándose en variados escenarios, eventos y países. El siguiente paso fue mantenerse en ruta tocando y tocando hasta la edición del nuevo trabajo, álbum que vio la luz recién en 2010. Fue bautizado “Coliumo” aludiendo a una zona bastante afectada por el terremoto y maremoto que azotó a Chile en febrero del mismo año.

Pero, sin dudas, lo más relevante de la última etapa de la vida de Henríquez no estuvo relacionado con la música. El artista debió someterse a un trasplante de hígado que lo tuvo en la cuerda floja. En noviembre de 2017, se enteró de la condición en que estaba su hígado, pasando unos meses después a engrosar la lista de espera por un donante, misión compleja debido a que tenía que ser del grupo sanguíneo B positivo, comúnmente escaso. La situación delicada de salud quedó en evidencia en febrero de 2018 cuando tuvo que interrumpir un show en Talagante, hecho que causó polémica, siendo tachado con una serie de duros epítetos, en especial en el “ameno” mundillo de las redes sociales. Ese mismo mes ingresó a la lista de espera.

Al aparecer el donante, el proceso operatorio y la recuperación resultaron bastante bien, siendo su rehabilitación lo más sorprendente. Así lo explicó en una entrevista a La Tercera:Bueno, el kinesiólogo con el que trabajo dijo que mi recuperación ha sido épica. Me cagué de la risa. Eran 24 sesiones y yo en 12 ya estaba bien” (tuvo que aprender a caminar de nuevo, ya que su cuerpo estaba inmóvil de la cintura para abajo). En agosto de 2018, apenas tres meses después de la operación, entregó más pormenores del proceso a la revista Sábado de El Mercurio. Entre ellas, las razones que lo llevaron a estar en esa condición tan frágil. Los médicos argumentaron que se debió al abuso de alcohol por muchos años. “Eso no es tan exacto. No era solamente eso, también un tema de pastillas por otros tratamientos, que eran muy fuertes para el hígado, entonces no fue un daño hepático provocado solamente por alcoholismo. Fue eso más otras cosas”.

Lo más importante, no obstante, estuvo el cambio de vida tras este hecho. Uno esencial fue dejar el alcohol. “El copete es un buen compañero, pero te mata. Entonces, no se puede confiar mucho en él. No es un amigo sincero”, dijo en la misma entrevista. El cambio fue para ser feliz, sacando conclusiones de un asunto que es tan potente para cualquier persona que se enfrenta a él. “Pasé por un período bastante oscuro y negativo, me sentía súper aburrido de estar en esa tecla, entonces me parece bien estar del otro lado, del luminoso. Ahora no cierro las cortinas de mi pieza a las tres de la tarde, ya no soy tan dark. Me gusta este lado de la vida, lo estoy disfrutando mucho. Esto es como los perros cuando se tiran al agua y luego salen y se sacuden. Esa es la imagen: sacudirse de todo lo malo, de todo lo que te angustió en un momento o te hizo tomar malas decisiones. Todo eso está en el pasado y ahora viene un futuro que espero que sea muy luminoso”.

Ahora, Henríquez está caminando en el lado luminoso de la vida, después de estar años en el lado oscuro, tal como ha reconocido. Se puede inferir, entonces, que tenemos “Lennon” para rato y con cuerda para enfrentar los nuevos desafíos que vienen. Si se mantiene en este sendero refulgente, todo será mucho mejor…y más.

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