Alejandro Silva y su power cuarteto se tomaron Club Chocolate

Texto por Rodrigo Reyes @rodforchoice

Fotos por Rodrigo Damiani @sonidosocultos

Con raja me bajé de la bicicleta de la experiencia #Blesstaco2023 y respondí al llamado de Sonidos Ocultos que amablemente me puso en la lista para la conmemoración de los 20 años de “Dios Eol” de Alejandro Silva en Club Chocolate. No tengo opción, ando de pasadita por Santiago City y necesito absorber más música, soy un adicto a los shows en vivo y este es el relato que me retorna a las reseñas en vivo para amplificar la filosofía #buditarock

Qué increíble. Voy a omitir la presentación de Paulo Domic y compañía pues sinceramente llegué al final de su show en “Hacia el volcán” y venía literalmente bajándome de la micro de mucha energía contenida por quiénes estamos con la depre Post (último) Woodstaco aún. Muchas caras conocidas en el recinto, abrazo a un par de pelaos y pelucones de Engrupid Pipol y (tuto wawa), entonces me termino de derretir en un chocolate caliente repleto de metalerxs.

Son las 22:00 y comienzan unos tibios liks de guitarras desvaneciendo la tensa espera. Aguanten los que Silvan con la guitarra, es el tremendo cuarteto que ha forjado a cuántas almas que hoy se dedican a la música (entre esas la guitarra de Mosto) y lo vemos como algo más que un hobbie. La energía del Metal Genocide de Domic había dejado el fuego encendido. La audiencia se prendió desde el principio hasta el fin.

Aguanten lxs profes y, por sobretodo, el groove del maestro Muga. Un manjar de baterista, un hermoso ser de luz que fue mi profe de rítmica también. Su magia en los platos, sus zapatillas en los pedales de su bicicleta y sus pies en la tierra van entregando seguridad y confianza en sus estudiantes. Te aseguro que creaste artistas con pasión y convicción que van pal norte. ¡Gracias colega! Con tus varillas de fósforos aprendí mucho más que en toda la educación básica y media, esa noche de sábado 21 de enero fueron las baquetas que me inspiran a jugar en la batería a partir del año del conejo que a.c.a.b.a de iniciar.

Siento que mi registro akáshico más #oculto instintivamente unió mi bagualidad con unas 500 cabezas galopantes avanzando desde el inicio hasta el final del concierto. Aún cuando no es mi género musical favorito, no es excusa para conectar, vibrar y cabecear con los millones de liks por minuto que se manda Alejandro Silva. La precisión impecable de un cuarteto que no necesita cantar para conectar. Gracias por la entrega y el regreso de Cristóbal Arriagada a la formación, una técnica increíble. No retuve el nombre de los bassplayers, pero me dejaron para adentro y con ganas de volver a estudiar mi instrumento.

Fue emocionante íntegramente. El show se grabó a multipista de 24 canales, con 14 micrófonos para la batería (gracias Felipe de Proaxis, por tu tiempo) y espero poder escuchar y ver pronto ese resultado. Gracias a Leandro y a todos los roadies que conocí en esa noche. Me senté en la escalera de un lado del escenario y cuando me colé a grabar, me bajaron al toque. Mi intención no es molestar, es poder registrar un relato que nadie dice en esta incipiente industria; no puedo creer que tengan que pasar 20 años para que se valide a lxs trabajadores de la música en este territorio. ¿Cuál es la reflexión? ¿Qué te parece?

No sé amigx, te dejo este video del final de este show. El último tema me lo vacilé tanto que nunca más voy con alpargatas a una wea metalera jajaja (el wn aweonao…de verdad). Gracias por leer, cabrxs. Ahora…por favor, comenta, comparte y guarda este relato que me regresa al reporteo de la trinchera verdaÉra.

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