Escrito por: RodForChoice

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Un hombre inquieto que hace de todo, “excepto los bajos”, desde la guitarra hasta las “ilusiones acústicas”. Hizo incluso su propio sello y editó tres discos debut. Si todos supieran desde un principio que admira composiciones de Frank Zappa, James Brown y Violeta Parra, además de otros maestros, como Igor Stravinski, Brian Eno y Los Jaivas, sería un tanto más fácil comprenderlo.

Para escuchar a Rodrigo Pinto, o su alter ego, PintoCabezas, no se necesita de un lugar en especial, tampoco es necesario sentarse a escucharlo. Podrías estar haciendo cualquier cosa y su música te atraparía. De hecho, recomiendo de inmediato descargarlo al mp3 regalón y salir del encierro de internet y caminar apreciando el entorno desde otro punto de vista, desde esa postura pelacable que está presente en todos sus temas. Desde “Casamiento” a “Canción para el mar”.

Es una música extraña. Bien puede haber sido parte de la banda sonora de “Requiem por un sueño”. En su myspace, se define correctamente como experimental, ambiental y folk, porque cumple con aquello. Cumple tanto, que dan ganas de fumarse los temas, por su onda psicotrópica de principio a fin, es aquí cuando es necesario destacar el trabajo de grabación y digitalización de Gonzalo “Chalo” González.

Es difícil describirlo, a veces se llega a extrañar la voz, pero al instante una voz interna pareciera llenarla automáticamente, como si estuviese elaborado para que ocurriera cada vez que se extrañe en el algún tema. No tiene composiciones que se queden muy grabas en el inconciente, tampoco es un disco que te hará bailar con tu pareja, pero sí los obligará a pensar juntos, o, inclusive, a cada uno por sí mismo.

Lo único malo que logro imaginar, es que es una obra tan compleja que, al interpretarlo en vivo será siempre mejor que esté acompañado de un buen material audiovisual o un perfecto juego de luces, adecuado y complementario, para que la esencia de su música no se pierda, tal como sucede al escucharlo con los ojos cerrados.

Nota 8