En la ruta de Bruto
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En la ruta de Bruto

En la ruta de Bruto

lunes 05 de enero, 2015

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Escrito por: Equipo SO

mono molina (Bruto)En Sonidos Ocultos queremos otorgar un espacio para los verdaderos protagonistas de la escena de rock chileno, sus propios músicos, por lo anterior dejamos una crónica enviada por Mono Molina ( Batería Bruto) contando en primera persona la experiencia de ir a tocar fuera de casa junto a sus camaradas y compañeros de banda (diciembre 2014).

Día 1: Queremos escándalo, queremos cerveza!

BrutoSiendo las 16:00 hrs de un viernes previo a un fin de semana largo, se respira cierto nerviosismo. Por evitar un taco que nos pudiésemos encontrar en la ruta, y por ser esta nuestra primera salida al norte (y mía también). Coquimbo y Ovalle son los destinos de ésta ocasión; no conocemos los locales donde vamos, ni la escena de dichas ciudades ni que nos encontraremos en el camino. Pero nos calma el saber que vamos en familia –no es primera vez que Bruto y Soponcio compartimos escenario- y que nos esperan gustosos por dichas tierras.
Subirnos a la boogie van nos relaja, estamos todos los que somos, como somos mas no como volveremos. Se abre el primer pack y las risas también. La próxima parada hasta reabastecerse es eterna –poco provisorios, o quizás salimos muy apurados-, pero se compensa al son de buena música. “¡Queremos escándalo, queremos cerveza!” gritamos como si fuera un paseo del jardín. Provistos de ambas cosas, el viaje “pasa volando”, llegamos a Coquimbo junto con la noche. O quizás la llevamos nosotros, quien sabe.

Al entrar a la primera parada, quedamos gratamente sorprendidos. “Pub Duna” cuenta con escenario, line array, sub bajos, parrilla de luces y excelente backline. Más grata es la sorpresa cuando nos dicen que tenemos catering. De cerveza, pero catering a la larga. Nadie se queja. En cuanto a las bandas y el sonido, un show redondo. El público, sin conocernos se acerca y disfruta cabeceando con el beat de la batería; montamos un pequeño stand y la gente se interesa en los discos, poleras y merch que llevamos. Nos demuestra el apoyo que siempre es bienvenido, llevándose a sus hogares recuerdos que sonarán una y otra vez en sus minicomponentes, poleras que acabarán de traperos tanto uso y nosotros nos llevamos la increíble sensación de hacer disfrutar con lo nuestro a completos desconocidos. La noche es larga, luego de la habitual camaradería entre bandas, nos largamos a una cabaña que nos facilitaron para pasar la noche, que terminó siendo la mañana entre conversa y tragos. Así como llevamos la noche a Coquimbo, también les trajimos el día. Hora de descansar, nos espera la segunda jornada y hay que recobrar energías. Buenos días, hasta más rato.

Día 2: Asado, amigos & Ovalle

BrutoA los que “madrugaron” les tocó la noble misión de preparar el desayuno: siempre cae bien un sándwich y un jugo que duró menos que el primer pack. Me doy una ducha rápida y salimos rumbo hacia la playa, más que mal estamos en Coquimbo y el día está agradable. En el camino, era de esperarse, recibimos la llamada de un viejo amigo (ni más ni menos que Rojelio, dueño del mítico “Bar de Rojelio”) quien nos invita a un asado en su casa. Las amistades se honran y se mantienen. Pasamos la tarde y enfilamos rumbo a Ovalle. Nuevamente el escándalo y la cerveza se toman la boogie van: el viaje es corto pero intenso. Llegamos después de un par de vueltas de mas, pero llegamos. Sanos y salvos. Más bien solo salvos.

“Lomischop” es el local elegido para esta noche. Ya de entrada el nombre nos levanta sospechas, y al ingresar las sospechas se elevan al infinito y mas allá. Como su nombre lo dice, lomitos y schops son la tónica que se ve en las mesas, con un público poco ad hoc a lo que hacemos. “¿Ustedes vienen a tocar? Tienen que llegar al final del local, tras la mampara es donde”. Asustados avanzamos, pero al pasar dicha mampara nos quedamos tranquilos. Al igual que en Coquimbo, aquí hay escenario¸ parrilla de luces, line array, backline y sub bajos. ¿Será la tónica por acá, tener buenos equipos a disposición de las bandas? Nos dicen que en 15 minutos nos traerán algo para comer. Catering alimenticio esta vez, bien ahí. Los bebestibles corren por nuestra cuenta, no nos quejamos. Es más, somos felices.

Sin darnos cuenta de cómo avanzó tanto la noche, comienza la tocata. No pareciera que hubiéramos dormido poco, todo lo contrario: aquí se toca con el 110% de la energía en cada tema y el que no, no sirve para esto. Al otro lado de la mampara el regueton suena y la gente “baila”, pero eso es para los débiles. Los de verdad están disfrutando cada riff, cada nota que es tocada en el fondo del bar. Por una gota de rock sudada se ingieren 2 de cerveza. Esto está en llamas, la onda del público se siente y el apelativo de “local o visita” se quedó en la carretera. Pueblo chico infierno grande. Meta cumplida a cabalidad. Achicamos el pueblo incluso.

De nuevo, la camaradería se hace presente. Pero esta vez con moderación, el cansancio pasa la cuenta y hoy dormimos en el piso. Nos aprestamos a retirarnos cuando la primera panna automovilística se hace presente. A esas alturas de la madrugada, nada que hacer. Unos se sacrifican y duermen en la van para cuidar las cosas, otros nos sacrificamos y nos acomodamos en el suelo. Hasta mañana, nos queda el retorno y ya pasó “lo peor”

Día 3: Grúas, almuerzo de campeones y Ruta 5 “al sur”

bruto en la rutaNo sé cómo, pero cerveza nunca faltó. La “suavidad” del piso lo ameritaba en todo caso. Todos en pie nos vamos donde quedó estacionada la van, a discutir los pasos a seguir. Grúa y taller es la decisión, un domingo en un pueblo así no da muchas más opciones de arreglo. Unos se van con la van –valga la redundancia-, otros a desayunar/comer/esperar.
Inevitablemente caímos en el mismo “Lomischop” que nos acogió la noche anterior, pero esta vez para intentar comer algo y calmar la sed. Finalmente optamos por lo segundo, hay que saber ordenar las prioridades. Sin quererlo almorzamos comida casera y compensamos todo lo poco saludable del viaje.

Llega la hora de las despedidas. Abrazos, agradecimientos, muchos “volveré” y muchos “te esperamos allá”. Corresponde luego de semejante viaje que nos brindaron los “Neoyka”, tremenda experiencia, que manera de pasarlo “reguleque”. Nos subimos a la van –ya reparada y 100% operativa-, con rumbo al descanso. Historias, tallas, carcajadas y buenos recuerdos por montones. Y por supuesto la devuelta de mano, esta vez en NUESTRAS TIERRAS. Tenemos la vara alta, y no los decepcionaremos. Ruta 5 Norte, vamos rumbo al sur.

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