The Polvos – «Floating»
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The Polvos – «Floating»

The Polvos – «Floating»

lunes 18 de noviembre, 2024

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Escrito por: Equipo SO

Por Claudio Miranda.

Con los dedos de una mano se puede contar a aquellos proyectos cuya Opera Prima graba de entrada una huella propia. En el caso de The Polvos, y con el mundo al borde del abismo por el desastre pandémico, el estreno en sociedad con «Darkness Emotions» (2019) evocó una propuesta sólida e identificable. En lo que desbordaba categoría y propósito ante todo, los de Concepción se jugaron con todo por una cátedra de psicodelia pesada, rica en texturas y pasajes sonoros de alcance sideral, aunque sin transar un ápice de su celeridad. Y es, precisamente, el elemento de la urgencia lo que le daba The Polvos! un temple distintivo que, a pesar de los dos largos años sin poder pisar un escenario -razones obvias-, se supo potenciar para lo que sería «Floating», su segundo largaduración y, con toda seguridad, un tremendo paso adelante.

La tonalidad de cada producción discográfica, es un elemento vital. Hacer sonar los discos con personalidad. Y es cosa de observar la producción visual de Floating para reparar en la diferencia con su antecesor. Si «Darkness Emotion» nos pone en la piel del arriero explorando los secretos de un valle verdoso bajo el firmamento estrellado, «Floating» es un despertar mental ante la apertura del vórtice hacia lo desconocido. ¿Un encuentro cercano del Tercer Tipo? ¿Una nueva forma de pensar? Preguntas y respuestas por doquier, es el auditor quien llega a sus propias conclusiones post-trance.

Nada de preámbulos ni introducciones pomposas. Dos cucharadas y a la papa, «Into The Space» nos sumerge de inmediato en un viaje espacial con velocidad Warp. La agudeza punk que Roberto Mora le inyecta a su labor en los tarros, es un rasgo fundamental en el sello inconfundible de The Polvos, mientras las guitarras de José Ignacio Mora, Bruno Flores y Francisco Pavez conforman un torrente nebular en pleno cinturón de Orion. Todo reforzado con la hondura que el bajo de Wladimir Rodríguez le brinda al puzzle sonoro de una banda que optimiza lo mostrado en «Darkness Emotions». El material en «Floating» es de estatura superior, extiende su propuesta con matices que en el LP debut asoman con fuerza, pero que ahora están presentes en el entorno sonoro que The Polvos proyecta de inicio a fin.

Los bpm disminuyen un poco en «Fire Dance», solamente para desplegar la energía cósmica que la voz de José Ignacio Mora canaliza con sutileza quirúrgica. Unas cucharadas de The Stooges que nutren la complexión psicotrópica de The Polvos, con las guitarras construyendo una fortaleza cuyos interiores pueden aterrar a quien ponga un pie en sus aposentos. La cadencia, la reiteración de sonidos y ritmos con regularidad infranqueable, es una herramienta que los penquistas utilizan para expandir su signatura hasta aquellos lugares donde lo esencial escapa a la vista.

El gran rasgo que le da a The Polvos un cariz diferenciador en gran parte del circuito stoner o «heavy-psych», es su olfato para seleccionar ingredientes impensados en apariencia pero coherentes a una integridad con cimientos en el impulso ante cualquier regla ajena. «Going Down», la tercera estación de «Floating«, lleva a la práctica los apuntes tomados de The Velvet Underground y Sonic Youth, brindándoles un matiz fantasmagórico y seductor a la vez. Hay una intensidad que va en aumento hasta manifestarse como una criatura de proporciones descomunales. De esos pasajes en que la voz de José Ignacio Mora, el componente más humano en la estructura sonora de The Polvos, se levanta en todo su esplendor. Nótese que al situarnos en la carne del disco, el protagonismo de las guitarras solistas va de la mano con una robustez en los riffs y la base rítmica. Características potenciadas por una excelente producción en el estudio que nos permite «ver» el aporreo constante de Roberto Mora a los tarros, secundado por un Wladimir Rodríguez impecable y sólido en las bajas frecuencias. Es la pulpa de Floating, y eso nos demuestra que no hay nada dejado al azar cuando se trata de hacer del álbum un viaje acorde a su mapa de ruta.

Pocas bandas tienen la capacidad de unir mundos tan distintos entre sí en un ecosistema propio. Y es que la intro de «Acid Waterfall», por mucho que pueda beber de la psicodelia lisérgica de Hawkwind, nos conecta de manera natural con un pasaje muy al estilo de Killing Joke o los ya mencionados Sonic Youth, ambos en sus etapas ochenteras. No son referencias cualquiera, porque si hay algo que distingue a The Polvos! es que no apelan a lo obvio, sino que van hacia los padres fundadores, a sus propias bases musicales como artistas. Algo impensado en apariencia como ir hacia adelante, a un pulso constante sobre el cual las cuerdas flotan y se deslizan en armonía hacia un mismo punto de respiración.

La última parada de Floating nos sitúa en el Valle de los Reyes, el panteón egipcio. «The Anubis Death» entabla una conexión con «Sahara», del anterior «Darkness Emotions«, aunque valiéndose por sí misma como un mundo autónomo. Es el espíritu del desierto y el misticismo oriental. La invocación al dios de la muerte, el acompañante de las almas de los difuntos hacia el encuentro con el supremo juez Osiris, a su vez el dios de la fertilidad y la resurrección. Nos abruma la forma en que The Polvos le da forma y movimiento al viento de arena que revuelve el desierto hasta la ribera del Nilo. Y eso tiene que ver con lo que busca una agrupación que, en palabras de sus componentes, tiene como influencia primaria el punk -y su fase post- y lleva dicho género hacia lugares tan remotos para la gente como soñados por todo aventurero. Y, por supuesto, nada de eso se entiende sin la presencia de los sintetizadores en conjunción con las pinceladas de guitarra en cada espacio. Todo distribuido en su justa medida, con la precisión requerida en terrenos donde es fácil extraviarse si te desvías de la ruta trazada.

Viniendo de una banda que hace sonar sus producciones discográficas con identidad propia, las diferencias entre «Darkness Emotions» y «Floating» son notorias dentro del hábitat que vio nacer andas placas. Si el primero destaca por la contundencia y el gancho inmediato. en «Floating» hay una orientación hacia la búsqueda y la formación de texturas que amplían los horizontes de navegación. Y The Polvos nos presenta su carta de navegación en 35 minutos de música que explora diversos rincones y pasajes, todo dentro de su trayecto hacia el nacimiento de todos los desiertos. Un rasgo que los penquistas aprovechan en favor de una matriz personal, resultando en que cada pieza en el disco se consagra como un momento indeleble.

El paso gigante que da The Polvos con «Floating», es un triunfo en todo aspecto. No solamente se ganan un lugar de honor junto a referentes locales como Vago Sagrado o los propios Kayros -nombre vital en el desarrollo del género heavy-psych en la Región del Bío Bío-, sino que se permitieron reeditar en vinilo el álbum en cuestión. Y es que la ética de trabajo en The Polvos tiene como objetivo el tomar la raíz musical de sus integrantes, el punk, y bañarlo en aquellos ríos que corren a través de la tierra yerma. De alguna forma, lo transforman en su propia versión del post-punk -pensemos en Echo & the Bunnymen, sobretodo sus primeros 4 discos-, sin caer en lo obvio, y transformando los rincones invisibles del lugar común en puntos de búsqueda para los arqueólogos del futuro.

No se puede agregar mucho a esta segunda andanza de The Polvos. Todo está dicho ante una banda capaz de mantenerse a flote y navegar sobre sus propios fluidos sonoros. Una virtud a resaltar en estos tiempos.

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