10 años de ‘Flashbacker’: El disco definitivo de Watchout! y la neopsicodelia chilena
espera un momento...

10 años de ‘Flashbacker’: El disco definitivo de Watchout! y la neopsicodelia chilena

10 años de ‘Flashbacker’: El disco definitivo de Watchout! y la neopsicodelia chilena

lunes 10 de mayo, 2021

Este artículo ha sido visitado 808 veces, de las cuales 1 han sido hoy

Escrito por: Álvaro Molina

La banda chilena Watchout! lanzó en 2011 Flashbacker, su segundo disco de estudio. Un álbum de improvisación y psicodelia visceral que se erige como un testamento definitivo de añoranza, nostalgia y sinceridad musical. Los miembros de Watchout! Gonzalo Cornejo, Nicolás Godas, Martín Kaulen y Francisco Martínez reflexionan sobre el proceso creativo, la grabación y el espíritu tribal de amistad que rodea, como un aura, a este disco. A diez años de su lanzamiento, la espontaneidad y pureza del sonido de Flashbacker lo convierte en la quintaesencia de la música psicodélica chilena de la última década.

En la sala de una casa de campo en Melipilla hay cables desparramados por el piso, instrumentos encima de los sillones, una batería apiñada en un rincón y alguna que otra lata de cerveza se asoma entre los muebles. La austera escena tiene ciertos grados de psicodelia en sí misma; la iluminación es tenue, algunas cortinas están corridas y hay un foco que irradia una luz rojiza. Un antiguo equipo de grabación a cinta está instalado sobre una mesa y es maniobrado por Nes (BYM Records), quien es el encargado de capturar el flujo creativo que se escurre en el ambiente.

Los chicos de la banda están en sus tempranos veinte años. Entre ellos circula una relación social a partir de la música. Ninguno tiene otra pretensión más que la de comunicarse mediante la improvisación musical. Unas simples notas y motivos al inicio de un tema derivan en una improvisación, un “viaje psicodélico”, para luego volver al punto de partida. Algunos de ellos se intercambian los instrumentos. Del bajo a la guitarra, de la guitarra al harmonio. Un ejercicio de libertad creativa.

Este es el marco de lo que fueron las sesiones de grabación de Flashbacker, el segundo álbum de estudio de la banda de psicodelia chilena Watchout! El disco se lanzó hace 10 años y encapsuló el alma de una agrupación que vivía por y para la improvisación musical y performance colectiva.

Los siete temas que componen Flashbacker nacieron de la continua experimentación y espontaneidad que Gonzalo Cornejo (Gouch), Nicolás Godas (Lilo), Martín Kaulen y Francisco Martínez vivían en ese momento. Una época en la que, según Martín, “vivíamos juntos los fines de semana y nos compenetramos tanto en lo musical como en la amistad”.

Después de una década, Flashbacker es el testamento definitivo de Watchout! y un registro que refleja un espíritu de vocación experimental único en la historia reciente de la música chilena. Aquí, la historia del disco contada por sus propios protagonistas.

 

To Live…

Desde su origen, Watchout! era una banda que se nutría de la adrenalina y se entregaba al vértigo de la improvisación musical. El 2009 la banda lanzó su debut To Live and Leave, un LP marcado por la estridencia y el histrionismo del garage sesentero. Fue uno de los primeros lanzamientos del catálogo que, en ese entonces, el incipiente sello BYM Records comenzaba a construir junto a otros actos como Föllakzoid, La Hell Gang y Vuelveteloca.

Gonzalo Cornejo: Habíamos terminado de grabar el primer disco y estábamos tocando harto en vivo en la escena santiaguina, en lugares como Club Mist y Cine Arte Alameda. Eran nuestros primeros años de universidad. Por un amigo conocimos al Pancho (Francisco Martínez), quien nos mandó un demo de un tema de To Live and Leave en el que él grabó un teclado encima. Para nosotros fue como “¡wow!”. Luego el Pancho se unió a la banda y le agregó otras pistas de teclado a más temas del primer disco. Al poco tiempo, nos juntábamos simplemente a tocar y se dio una nueva forma de experimentación que derivaron en otras composiciones.

Nicolás Godas:  De ahí empezaron a salir temas que nacían a partir de improvisaciones. Había canciones que eran muy estructuradas y luego se largaba a la improvisación. Volvimos al origen de improvisar mucho más.

Martín Kaulen: To Live and Leave fue el camino a encontrar el sonido de la banda. Con la llegada de Pancho la estética de sonido de cuarteto psicodélico sesentero – que era nuestra referencia fuerte – terminó de cuajar. Luego de publicar ese primer disco, el trabajo se empezó a dar en la sala de ensayo con los cuatro componiendo los temas. En esa época vivíamos prácticamente juntos los fines de semana. Se generó algo entre la amistad y la música muy bonito e íntimo.

Francisco Martínez: Yo seguía a la banda desde hace harto rato. Los vi en vivo y dije “esta hueá es otra cosa, está en otro nivel”. Y no solo de sonido, sino que también creativamente. Watchout! era definitivamente una banda “en vivo”. No sé si alguna vez logramos cuajar ese sonido en disco porque en vivo era como un huracán.

Nicolás Godas: Pasaba algo “en vivo”. A veces tocábamos un tema que duraba cinco minutos en el disco y en las tocatas se alargaba a 15 minutos.

Francisco Martínez: En cada tocata tocábamos los temas de forma distinta. No solo por la improvisación, sino que también los ensayábamos de maneras diferentes y nos proponíamos que ninguna tocata fuera igual a la otra.

 

La música por la música

Una vez que Watchout! editó su primer disco de estudio y consolidó su formación de “núcleo”, comenzaron a desarrollarse los ensayos que posteriormente dieron vida a Flashbacker. Fue una época intensa en la que, según la banda, practicaban obsesivamente en sesiones que se podían extender por casi cinco horas seguidas. También eran ocasiones marcadas por las nuevas influencias y referencias musicales que cada miembro de la banda comenzó a indagar.

Francisco Martínez: El ambiente era súper inspirador porque había una curiosidad innata. Todos estaban siempre empujando con cosas nuevas que descubrían o traían. Era la música por la música en un espacio creativo increíble.

Gonzalo Cornejo: Dimos un salto que estaba muy relacionado a la etapa de nuestras vidas, que era experimentar e investigar. Me acuerdo de que muchas veces nos juntábamos a ensayar y al final terminábamos escuchando discos. Eran cosas que estaban fuera de nuestros horizontes para ese momento, como, por ejemplo, el minimalismo de Terry Riley, música del delta del Mississippi, las grabaciones de Alan Lomax, música del mundo editada por el sello Sublime Frequencies. Nuestro espectro musical se amplió y rompimos la barrera de “nos gusta la música de los años sesenta”. Ahora se abrió a “nos gusta la música por el sonido y lo que se puede generar con ella”.

Martín Kaulen: En esa época Pancho estudiaba composición, Gouch (Gonzalo) estética y pedagogía, Lilo (Nicolás) en sonido y yo estaba en artes visuales. Había una retroalimentación de muchos referentes que cada uno iba encontrando. Lo que fue crucial para Flashbacker fue la entrada del minimalismo en la música, como Terry Riley y Steve Reich y las performances de La Monte Young con el aura de misterio y los estados de trance psicológico que podía provocar.

La grabación

La continuidad de los ensayos dio paso a que la banda recurriera a la oportunidad de grabar con Nes, uno de los fundadores del sello BYM Records. Por ese entonces, Nes comenzaba a plasmar su entusiasmo por la grabación en cinta análoga con las diferentes agrupaciones que se acercaron a la discográfica. Sin embargo, esa forma de trabajo aún estaba naciendo y dejaba espacio a la espontaneidad y llaneza del sonido.

Gonzalo Cornejo: Un fin de semana tomamos todas las cosas, cargamos el estudio a la camioneta del Nes y nos fuimos a esta casa en Melipilla. Allá hicimos las primeras tomas de Flashbacker.

Nicolás Godas: La casa era un espacio adaptado con equipos para la grabación. Teníamos mucha libertad de experimentar y grabar cuantas tomas quisiéramos. Eso permitió una libertad de poder hacer muchas cosas a la hora de registrar las canciones y probar cosas diferentes. No teníamos la preocupación de estar mirando el reloj todo el día y eso le hizo súper bien a la música.

Martín Kaulen: Cuando improvisábamos nos mirábamos todo el rato y conversábamos a través de la música. Nos reíamos tocando. Para nosotros improvisar era una relación social entre amigos. Una creación colectiva en la que teníamos una retroalimentación permanente entre nosotros.

Gonzalo Cornejo: Era una comunicación constante. Me acuerdo de que en ese tiempo incluso íbamos a comer unos completos y de repente alguien se ponía a pegarle a la mesa con el salero y terminábamos haciendo un “jam” ahí mismo (risas). Todo era una catarsis bien bonita.

Francisco Martínez: Teníamos nuestro propio sistema de comunicación. Probábamos mucho el cambiarnos de instrumento. Éramos súper “sencillos” en cuanto a los instrumentos que manejábamos porque no era una banda con diez pedales y preamplificadores. Eso nos ayudó a entrar muy profundamente en el tema de la comunicación.

Martín Kaulen: Nos intercambiábamos los instrumentos, algo quizás raro en una dinámica de grupo. La multi instrumentalidad se veía en cosas como, por ejemplo, cuando Pancho agregó sitar en “Latinarabia” y grabaciones de la orilla del mar en “South Sun”. En “Die” hay un harmonio y en “Mystic River” agregamos tablas y una flauta. No existía el interés por generar una personalidad en torno a un instrumento, sino que un amor por el sonido y la música.

Gonzalo Cornejo: También experimentamos mucho con las armonizaciones de las voces, lo que era algo completamente nuevo para nosotros. Recuerdo que incluso nos juntábamos a perfeccionar nuestros cantos y aprendíamos ejercicios y técnicas de respiración.

Francisco Martínez: En ese sentido fue un disco con un recorrido súper largo, en el que estuvimos mucho tiempo trabajando con los temas. Los ensayos deben haber salido el año 2009 y Flashbacker se lanzó el 2011. Entonces el disco tiene una cuestión como que agarró distintas épocas de cada canción. Se convirtió en un proceso bien desgastante para terminar las mezclas. Aunque nunca fue como “grabemos el disco y nos metemos a ensayar”. Cuando teníamos tiempo entre tocatas, grabábamos. Pero no sé si [grabar] fue nuestra prioridad.

Nicolás Godas: Costó terminar el disco porque también estábamos siempre escuchando cosas nuevas. Me acuerdo de que para la canción “Mystic River” estábamos grabando unos overdubs y Pancho agarró una flautita de palo y se puso a tocar encima. Lo escuchamos y al tiro dijimos: “Chao con lo que estamos haciendo, incluyamos esa flautita de palo porque tiene un timbre similar al del teclado, entonces se cruzan”. Al final eran nuevas ideas que se agregaban o retomaban en cada canción. Por eso mismo fue un proceso súper largo.

«Flashbacker»

El penúltimo tema del disco es un alucinante y extenso jam de 12 minutos que se convierte en el principal protagonista del álbum. “Flashbacker” cristaliza plenamente y con toda pureza el sonido y trabajo de Watchout!, alternando entre el minimalismo musical y la repetitividad colectiva. Ambos elementos eran centrales en el ejercicio de la banda y la sinceridad de su vocación experimental.

 

Martín Kaulen: Los 12 minutos del jam “Flashbacker” son el final de toda una improvisación que venía sonando hace como una hora. Ahí lo que hizo Nes fue increíble. Él apretó “grabar” en un momento y nosotros nunca nos enteramos. De alguna manera, esa improvisación es bien “pura”. No había ninguna pretensión por parte de nosotros. Quizás se nota la diferencia entre eso y las otras canciones, que son más “pretenciosas” porque plantean una imagen. En el jam “Flashbacker” estábamos totalmente en pelotas.

Gonzalo Cornejo: Cuando estábamos haciendo ese jam yo estaba muy contento porque era una de las cuestiones más increíbles que habíamos hecho. Pero también sentía una tristeza, porque pensaba “no estamos grabado esto y se va a esfumar para vivir en nuestros recuerdos nomás”. Terminamos de tocar y llegó Nes a decirnos: “¡Está todo grabado!”. Y nos pusimos a gritar de felicidad.

Francisco Martínez: Y escuchamos esa grabación como seis veces. Encuentro que esa toma respondía a algo que estábamos acostumbrados a hacer, pero fue bacán saber que parte importante de nuestro proceso creativo había quedado registrado. Lo importante era desafiarnos y Flashbacker representa ese desafío: “Nos interesa hacer una canción que no sepamos para dónde va a ir”.

El lanzamiento

Flashbacker se lanzó en una fecha especial en el Cine Arte Alameda. Para esa ocasión, Nes había prensado a mano solo 12 copias del disco. Según recuerda la banda, todas las “ediciones” se vendieron en la tocata de lanzamiento.

El hecho de que el álbum fuera lanzado en vinilo marcó un hito en la escena musical chilena; luego de décadas sin producción local, Flashbacker fue un disco manufacturado íntegramente en Chile, desde la grabación análoga hasta el acetato prensado. “No sé si estábamos conscientes de que no se hacían vinilos en Chile hace tanto tiempo. Fue que alguien salió después con la información y quedamos como ‘wow’”, indica Martín. “Teníamos demasiadas ganas de lanzarlo así porque en esa época se empezaron a coleccionar vinilos y era como la evolución de las láminas. Nos compartíamos los discos y había una dinámica de reunión y amistad a través de eso”.

Tiempo después, en 2013 el sello norteamericano Permanent Records lanzó una “reedición” en vinilo de más de 500 copias. “Pero no era una reedición”, agrega Francisco riéndose, “porque no se podía reeditar algo que tuvo un lanzamiento con solo 12 copias. Fue casi como un mito”.

All My Life Jam

La intensidad del proceso creativo de los Watchout! estaba al mismo nivel que la energía que desataban en sus tocatas. La banda no solo aprovechaba estas instancias para liberar y fortalecer su afán de improvisación, sino que también cedían el paso a formas distintas de plantearse el formato “en vivo”.

Martín Kaulen: Hubo un tiempo después de lanzar Flashbacker en el que hacíamos tocatas “temáticas”. Por ejemplo, una fue en Estudio Elefante, en la que usamos solo instrumentos acústicos y seguimos pautas de la música tradicional de la India. Otra en la SCD fue una gran improvisación acompañando a una performance que dibujaba en el piso con arena. También una en el MAC de Quinta Normal en la que invitamos a todas las personas que querían a llevar su guitarra acústica, las cuales afinamos en las notas de la improvisación que íbamos hacer. Terminamos con 15 guitarristas haciendo cosas al azar arriba del escenario. Estas propuestas distintas terminaban por nutrir los jams que hacíamos.

Gonzalo Cornejo: En esa época tocábamos caleta en vivo. Era una tontería; llegábamos a tocar como cinco veces al mes.

Nicolás Godas: El público nunca sabía con lo que se iba a encontrar. Si, por ejemplo, íbamos a tocar temas o una improvisación completa. Me acuerdo una vez que incluso queríamos grabar los temas antes y salir bailando. Era experimentar todo el rato.

Francisco Martínez: Nosotros transitábamos por un camino más “austero”, quizás. Lo que nos importaba lo dejábamos en la tocata. Si ibas a la tocata del viernes podías escuchar lo mejor que estábamos haciendo, incluyera canciones del disco recién salido o no. No me extrañaría que una semana después de haber salido el álbum, en la tocata no tocáramos ningún tema de ahí. Era un proceso creativo bien interesante y verídico.

… and Leave Myself

Flashbacker es un disco que habla acerca de la añoranza. Sobre flashbacks hacia un pasado o estado anterior marcado por la nostalgia. Las siete canciones que lo componen incluyen referencias que van más allá de la línea musical – atravesada por la psicodelia y el minimalismo – y se introducen en el terreno de la literatura y filosofía. Una conjugación que abarca desde momentos pasados, pero latentes, hasta el sentimiento puntual de furor creativo que marcó el proceso de composición del disco.

Gonzalo Cornejo: Con Flashbacker fuimos sinceros con nosotros mismos. Logramos canalizar todas las diferentes líneas de influencias, pensamientos y los imaginarios de cada uno. Estábamos todos en la misma sintonía y logramos transformar eso en un producto que dentro de esta dispersión de tanto estímulo y tanta influencia que había, logró un resultado.

Martín Kaulen: Queríamos reivindicar nuestra posición geográfica, incluso. Por ejemplo, la canción “South Sun” habla del sol del sur, de Chile y su relación con la playa. Teníamos ganas de “adueñarnos” de ciertos referentes a partir de nuestra realidad en Chile. Las canciones también hablan de una añoranza exacerbada y cómo el ser humano puede tener un flashback a ese momento de inspiración. Con el disco tratamos instintivamente de apelar al momento de creatividad fuerte versus el contexto de una vida más “plana”.

Nicolás Godas: Fue una conexión muy especial entre el momento que se vivía, la música, la amistad. Era reflejar el tiempo que pasábamos juntos, de escuchar mucha música, conversar todo el día, seguir conversando mientras se improvisa. No había mucha pretensión. Fue un trabajo de conexión.

Francisco Martínez: Teníamos una cierta ingenuidad. Había tantas ganas de grabar música que no nos preocupábamos de cuánto tenían que durar las canciones para que, por ejemplo, salieran en la radio. De hecho, antes de que yo me integrara, la banda era muy popular en Myspace, que era donde yo solía escuchar los temas. Entonces veníamos de una parada más “digital” y eso nos permitió tener la libertad de hacer lo que quisiéramos. También creo que había una “precarización”, pero en el buen sentido. Algo de amateur, por así decirlo. Nunca fue nuestra intención hacer un álbum demasiado racional. El ensayo se volvía más atractivo que grabar porque es un espacio que te permite incorporar errores. Nosotros estábamos completamente metidos en eso. Nadie se las sabía todas.

Este artículo ha sido visitado 808 veces, de las cuales 1 han sido hoy