Transportarse con un Tsunami hasta Seattle
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Transportarse con un Tsunami hasta Seattle

Transportarse con un Tsunami hasta Seattle

jueves 07 de diciembre, 2017

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Escrito por: RodForChoice

Si hay algo que puede transportarte en el tiempo, sin duda, eso es la música. Cuánto se ha escrito y fantaseado al respecto, hoy categorizamos esto en una simple solución; la música transporta al lugar en que decidas estar y al momento en que tus sentidos quieran llevarte. Esa es la magia de la música y es todavía más brigida cuando la experiencia es en vivo. Con esa reflexión en la mente llegamos a nuestra parroquia, el Bar de René, el lugar en que rezamos y cabeceamos con chela en mano y las patas vibrando con los #sonidosocultos shows que cada vez son más reconocidos por el público y que incluso un martes perfectamente puede parecer un viernes. Así llegamos este 5 de diciembre, MKB Ultra abría la noche para un tsunami de emociones venideras.

Jack Endino se posiciona a un costado del escenario y presenta a su señora (Mia) con una naturalidad y sencillez que remata ella con una «me gusta el Rene». Los parroquianos le enseñan lo que es la pilsen y la brecha idiomática no existe. Mia Katherine Boyle, es el desglose del proyecto MKB Ultra, liderado por una artista femenina que se empapó en la cuna del grunge, en Seattle, y que luego de experimentar con formatos acústicos llega a una propuesta eléctrica y directa con Endino en la guitarra. Los músicos que acompañan a la pareja en esta ocasión son la columna vertebral de Wild Parade, Nes y Repo (Antaño) en batería y bajo respectivamente, demostrando la excelente dupla que hacen estos cabros y por ahí, en el fondo, con un pandero en su diestra estaba Pastora Stuven de los también locales Suum, un hermoso apoyo en las armonías de esta propuesta grungera que une generaciones y que llegaba a completar la sonoridad que MKB buscaba para este formato en Chile. Estos últimos, Antaño y Pastora, son uno de los privilegiados que grabarán bajo la producción del norteamericano por estos días.

La escena y la mística de la noche rememora al Seattle de fines de los 80, señala el matrimonio. En esta visita, hay una disposición diferente a la anterior y, por lo mismo, han podido percibir algo de la industria local y manifestar su visión sobre la tarima. Apenas tuvieron un par de ensayos y logran acoplarse a un sonido que habla de una región que sigue experimentando con su rock y un sabor exportable e influenciable para las bandas que hoy siguen naciendo gracias a esta maquinaria que nos traslada a esos inicios del post punk o el noise rock o derechamente ese rock alternativo que dio vida al movimiento grunge.

Hay desorden en el escenario, zapatillas volando, empujones destartalados entre las cuerdas y solos de guitarra que no hablan de un virtuosismo, si no más bien de un sentimiento que sigue vivo a pesar de que sus grandes íconos han fallecido. Resaltamos la humildad con la que Jack se desenvuelve bajo el escenario, no necesita nada más que su mochila pa guardar un par de pedales con los que funcionó, un boss pa la distorsión y aparentemente un chorus o un delay Ibanez que hacían la pega. Las letras de Mia con temáticas sencillas como Do it again directas y sin metáforas complicadas. Fue un show corto que fácilmente prendió la noche y que dio tiempo para la correcta lubricación etílica acompañado de buena música. Notable versión de Fire Sign, con un coro pegote hasta hoy.

Tras varios reencuentros entre el tránsito desde la sala de conciertos y la vereda fumadora del Rene, más de alguno habrá notado que la concurrencia era significativa y prendida como recién pagados. Las tentaciones estaban latentes, al cruzar la calle estaba el Cabaret de Pesimaidea en MIBAR, pero faltaba el plato principal: Tsunamis.

Al menos quince años de historia han pasado por esta banda y aún no tenía la oportunidad de verlos en acción. El team SO pudo adelantar algo con su experiencia en el Teatro Novedad a mediados del 2004 y la vigencia y la soltura de la agrupación hoy es claramente superior a esa presentación. Hoy ya cuentan con cinco discos editados y en esta ocasión la banda crece en vivo con los bronces. Dos armas que ya habíamos escuchado con el nuevo video Estar y No Estar lanzado en marzo de este año, adelantando esta nueva producción 2017.

La gente está prendida y danzante y dispuesta a subir al Trans Express Sudamericane casi a la medianoche. Seba y Maicol apañando en los bronces y la presencia escénica, juegan con sus pulmones en los saxos otorgando un color con carácter de divertimento que logra ampliar la cobertura de las ondas que nos trasladan de regreso a una propuesta chilena con sensaciones reverberantes de nostalgia noventera. La Fender Jaguar de Goli y su voz aterciopelada dan los primeros atisbos para los que no habíamos escuchado de ellos anteriormente. Nos suena la cara del Jazz bass también. Claro que era Edo Agrela en otra faceta ajena a Los Gatos Negros haciendo coros y aportando solidez desde su pulso firme con el que se entiende con el soldado Gatta que se encarga de darle con energía a los platos. La forma en que diversifica los golpes de su baqueta izquierda logra matizar con elegancia cada pasaje.

Tsunami canta con voces melódicas que aterrizan la psicodelia de cuerdas que sostiene la propuesta. Propuesta verdadera con la casa llena y encendida. Una banda que se acerca a las dos décadas y que no deja de sorprender al evidenciar al otro costado del escenario, bajo la escala del backstage, donde otra rítmica ruge encordando una Gibson (aparentemente) Firebird, Pancho termina de soslayar la comprensión del oleaje de este grupo que espero volver a repetir una y otra vez más. 

Noche perfecta e irrepetible en un martes que nos ahorró los experimentos para viajar en tiempo. Gracias. Algo de fotos a continuación:

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  • RodForChoice
  • Oculto en Vivo
  • Colaborador vitalicio, inmortalizando tocatas desde las trincheras de @sonidosocultos

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