Woodstaco 2017, pasión por la músicaespera un momento...
martes 17 de enero, 2017
Escrito por: RodForChoice
El regreso a la montaña fue distinto a la primera vez. Marcado ahora por un reencuentro personal y luego con el universo, parte de ese encanto único que se mantiene intacto en los cerros de Teno.
Que tomaron el bus a última hora, que se organizaron con semanas de anticipación, o que pidieron ayuda por redes sociales. El trueque de aventón por un sahumerio musical es un clásico. Algunos arrendaron micros, otros hicieron dedo, unos tuvimos la suerte de acoplarnos a una camioneta amiga, una que pronto llevaría los anhelos de un buen festival y a la familia. Otros con más suerte conocieron a Cascarita y los tiró desde el cruce por una luca, los más osados subieron a la moto sin papeles. Todos un camino distinto, pero todos queriendo ser parte de esta catarsis sonora.
La música partió con buen marco de público. Muchos primerizos sorprendidos se empaparon de cerveza y tierra apenas pisaron suelo woodstaquero, mientras los de siempre iban llegando con lo justo y necesario para una buena dosis de rock. El buen Óscar seguía “perdido”, una broma de otro festival (más liso y extranjero) uno ya desaparecido, tal como el escenario Psy Trance y sus walkers aunque hubo un personaje que le dio por morder personas y dejarlas con un recuerdito.
El amanecer se fundía con la resaca y un par de horas de sueño fueron suficientes para reactivar la jornada de Sabbath. La mañana se inicia con la historia de Ipipi y Cabestrillo, parte de la experiencia Woodstaquitos que acercaba a esos niños que probablemente se engendraron en esas mismas tierras, años atrás. Gran apuesta y la excusa perfecta para convertir calcetines huachos en títeres.
No tengo ni cuatro fotos. Creo que, en total, saqué cinco veces el celular. Una de ellas para ver la hora, aunque casi no tiene importancia saberla. Me relataron el tremendo show de Florcita Motuda, Cazuela de Cóndor, Demonauta, Resina, Seidú y All Jazzera. Además del famoso espectáculo nudista de Mr. Petre, con colihues castiga miembros y todo el acto de atrape y amarre para calmarlo.
Caído al destilado, los Maloelacaeza me dejaron peor que cualquier otro diagnóstico. ¡Los csm wenos! Una de las cosas más importantes que tiene esta cumbre de verdadera música chilena, es la capacidad de exhibir y ser vitrina para que los asistentes puedan conocer bandas, sin importar si llevan una trayectoria larga. Acá la cosa es puramente fiel a las ganas y a la pasión por la música. Se agradece la constante búsqueda y las ganas de descentralizar la escena.
Tras la bella interpretación de Delia Valdebenito, una última despedida al barro del Rock ahora bailando compases de Combo Klatt, para luego retirarme subiendo lentamente al son de Tortuganónima, un abrazo de agradecimiento a quienes me llevaron y a desarmar la carpa.
Pronto las galerias completas del Festival Woodstaco (3 fotógrafos diferentes).
Este artículo ha sido visitado 264 veces, de las cuales 1 han sido hoy