Massacre: 30 años de Thrash Metal
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Massacre: 30 años de Thrash Metal

Massacre: 30 años de Thrash Metal

viernes 22 de septiembre, 2017

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Escrito por: RodForChoice

Ocho de la noche del jueves 21 de septiembre. 132 copas y más de 100 personas esperan afuera del teatro del Centro Cultural de España. Un guardia de corbata roja nos deja entrar y no botamos ni una reja, solamente caminamos cuidadosamente para agarrar un espacio cómodo para disfrutar lo que se viene; Celebración del libro ganador del premio Pulsar 2017.

Mejor Publicación Musical Literaria para «Massacre: 30 años de Thrash Metal». Superando a obras importantísimas como «¡Hagan un trencito! Siguiendo los pasos de la memoria cumbianchera en Chile 1949-1989″ y; «Vicente Bianchi: Relato visual de su vida y obra», otros grandes nominados que se opacaron con la obra de metal escrita por el sociólogo Maximiliano Sánchez y que fue premiada en la última edición de los premios Pulsar, razón suficiente para convocar a una jornada de festejo. 

Contento por la convocatoria, Lobo Araneda, como buen presentador es el encargado de llevar la conversación con Maximiliano, también autor del libro «Thrash metal del sonido al contenido. Origen y Gestación de una Contracultura Chilena” (2014), quién buscando profundizar aún más el origen del metal, se metió en las memorias de Massacre (o Massakre), tratando de ampliar el resultado desde el origen de una banda chilena.

«Los mitos en torno a ellos eran muy potentes. Que los penaban en la sala de ensayo, miles de rumores sobre ese personaje teatral que quemaba cruces en sus shows a fines de los 80, la capacidad de reinvención de la agrupación, el hecho de que en los 90′ probaran algo más sinfónico y esta mutación de la banda me llamó la atención entre todas las que había investigado. Fueron los primeros en traer el metal a Chile. Esa época fascinante del 85 al 87, contiene historias muy fuertes y tristes, sinsabores y bemoles que hacen interesante todo lo que envuelve a la banda. Investigar los 30 años de trayectoria de Massacre significó mucha pega. Más de 20 entrevistas, algunos viajaron desde Brasil. Es más que un logro técnico, es un logro por el metal, por el trabajo, música, sudor y sangre», relata Sánchez.

Sigue llegando gente y estamos a punto de presenciar un show histórico de manera cronológica. Yanko Tolic es invitado a la conversación y comienza agradeciendo lo que para él fue un sueño. «Tuve un minimarket…uno que tuve que cerrar porque le decían el bar de Yanko…llegaban varios a lamentarse, pero a ese mismo local llegó Maximiliano y nació la posibilidad de hacer su tesis y eso dio paso a un sueño hermoso que hoy se hace con mucha gente apoyándonos. Es un sueño hecho realidad, desde que tocaba la guitarra a los 8 años, desde que sacaba las luces del árbol de pascua y las ponía en mi pieza. Esto es un sueño Lobo, un sueño. Fue maravilloso, porque Maximiliano se dio la terrible y monumental tarea de reecontrarnos a todos… vernos después de tantos años… él, como buen sociólogo, se encargó de ir a averiguar todo. Hablando con cada integrante, luego entrelazaba las historias y pudo contar algo mucho más completo. No sé cómo lo hizo. Es un sueño hecho realidad». Un último aplauso para el autor y el Lobo da el inicio a un nuevo hito en el metal chileno.

 

30 años de Massacre en vivo

 

Sin conocer nada, me encontré con mucho. Esta jornada se inicia delicadamente y nos traslada a las oscuras melodías de una banda oculta en su propia historia. Trance entre cada cadencia. Los chascones escuchan con atención y los que hablan entre la audiencia son callados de inmediato. Se inicia todo con Mauricio Yañez, baterista original en 1985, quién viajó desde México para estar presente esta noche, pero esta vez, con guitarra acústica. Junto con Yanko interpretan «Invocación». Tolic se encarga de aclarar que era un tema aparte de «El huachalomo de Satán» y que el ingeniero de la época las puso juntas y muchos desconocen que eran composiciones separadas. Terminan la pieza y Yañez se acerca al micrófono para dedicar palabras al pueblo mexicano y el público responde fuerte, «¡Fuerza México, gracias Mauricio!»,  un golpe anímico para el que hoy se desempeña como concertista en Flamenco girando con Los Piures por toda latinoamérica.

«Cuando Mauricio se fue a Bolivia a estudiar no sé qué cosa…» relata Yanko mientras aparece Andrés Nacrur, quién ahora se encargaría de la batería. Le sigue Alfredo Torres, guitarrista de la época que también sube al escenario junto con Cristian Miccolo, el primer bajista de Massacre. «Con esta formación duramos medio tema en el colegio Saint George, mintiendo diciendo que hacíamos rock pop y que sonábamos como Soda Stereo, por eso duramos medio tema en vivo y ahora por fin el Huachalomo suena completo aquí», comienzan los cabeceos y los «¡wena Massacre, conchetumare!» se escuchan al toque entre las poleras negras. «Sonaba distinto a lo de antes y así era como tocábamos «La fosa común»», cerrando una nostálgica presentación de Massacre 1985 a 1986.

El vocal continúa esta presentación biográfica, «…probamos Speed, Doom, Thrash, Hard Rock, experimentamos con plantas medicinales hasta que nos dio por seguir integrando elementos y esa experiencia nos hizo llegar a un amigo…Manuel Castro…», mientras este último prueba sus teclados y pide más presencia de ellos arriba. «Cosas que no íbamos a sentir si no estaba él, bienvenidos al espacio. Ojalá ustedes también lo vean hoy… y bueno…se fue Andy por amor…algo común en nuestra banda (ríe)… y llegó Marco Carreño, que lo ven armando la batería junto a su hijo… y asímismo llegó Eduardo Vidal…lo conocen supongo…», cómo no, si es el manso personaje y muy querido por los fanáticos de la banda.

Tolic y compañía nos trasladan al estudio Horizonte, estamos en 1989 y comienza el disco icónico de la banda; Massacre. «Los comunistas decían que nuestra propuesta era imperialista, los imperialistas que éramos comunistas. Se hablaba de que fuimos satánicos, drogadictos, violentos y bueno…quisimos musicalizar letras y poemas de Pablo Neruda y Vicente Huidobro, tapando la boca a esos periodistas que no sabían que con el metal se podía comparte arte y cultura». Presenta  «Los Sobrevivientes», aunque aparentemente los años de carrete pasan la cuenta porque interpretan «Tinieblas tras el tiempo» (por favor, corregirme si me equivoco).

¡Qué wea el doble pedal ahora! Masa omnipresente que resuena en todo el recinto un verso con un bajo punzante y grueso. Regresamos al cabeceo rítmico. Piden abrir la puerta para que puedan llegar los que se agolpan afuera, pero es imposible. No estamos en un bar y aquí el horario es riguroso, estricto y fiel, pero no tanto como esos jovenes que graban, secan, apoyan y alentan al batero de este bloque.

Turno de «Temblor del cielo», tema instrumental, de larga intro en los teclados, de cuerdas suaves y hasta con pajaritos bajo la lluvia que van abriendo camino para una balada que avanza en un viaje oscuro a medida que la guitarra cobra protagonismo y en un bridge de tapping llega a su clímax para romperse y volver a la intro de cuerdas en las teclas de Manuel. Eduardo sólido se pasea de un lado a otro sobre la tarima y saluda a cada celular y cámara que registra el momento. Volvemos a un solo de Yanko para llevarnos a un nuevo eargasm que nos levanta de los ridículos asientos del lugar para disfrutar el temblor desde el beat de la batería, en el suelo hasta subirnos. Turno para que Lalo juegue con los pedales y nos sigamos elevando hasta el cielo. Pico idea cuánto duró. Me gustó más que la cresta, todos la gozan arriba y abajo. Gran ovación, merecida a cagar.

Ahora viene un tema que presentan como homenaje a un verdadero rock chileno; Los Jaivas. Suena «Todos Juntos» con los pequeños hijos de Yanko en los coros. Intro desde las alturas machupichuquescas, Lalo en la voz y cabeceo wena onda entre todos los cabros juntos. Puta el wn weno pa la batería, con baquetas, sin baquetas, a mano y cabeza pelá. Manuel en los teclados deja una huella imborrable en la banda y nada sería igual sin esa propuesta visionaria que le agrega a las composiciones. Un manto que cubrirá lo siguiente, a pesar de no estar presencialmente. 

Intervención de Rodrigo y Soledad, quiénes llevan una noble tarea extendiendo la bandera de la Paz, defendiendo el patrimonio de la cultura. Hoy es la ocasión perfecta, 21 de septiembre, día de la paz en Chilito, momento en que se les otorga un reconocimiento a la banda y su trayectoria, siendo los embajadores de la bandera en Chile.

Se vienen los 90. René Mundaca, es claro al manifestar su admiración por la hermandad de Massacre. La familia que es, es real. Contó de su experiencia combatiendo el cáncer, «siempre estuvieron conmigo, aún cuando no estuve en la banda…el hijo del Lalo me llamaba siempre. Estoy gratamente sorprendido por la convocatoria y agradecido por la familia Massacre». Yanko reconoce su influencia y el aguante que le puso para continuar con la banda en uno de los dífíciles momentos. Se extiende y, además, cuenta airoso que a pesar de que no cargan muertos en la banda, sí sufrieron vaivenes varios. «Marco superó una grave depresión…Manuel hizo un tremendo esfuerzo para estar tocando con nosotros esta noche con su salud delicada. Y qué decir de las historias de Lalo en urgencias…». Breve momento de risas con las anécdotas de Vidal y un perro que lo había mordido, para volver a la historia y escuchar algo del disco Psychotic Redemtiom.

«Addicted to insanity» es un temazo. René, a mi gusto, el guitarrista más técnico de la noche. Virtuosismo y clase para solear, con el respeto que merece, un loco culiao pisando el cry baby. Yanko se luce como frontman en esta interpretación. No recuerdo el nombre de este segundo tema que parte con un mantra introductorio para azotar con un mazaso en la cabeza con un riff más prendido que la chucha. Las caballeras ya no abundan pero siguen moviéndose con huevos. La velocidad y la precisión del batero ahora es tremenda, Rodrigo Villena se sienta y no se impacienta. Maestro en la caja y las muecas. Se lo canta todo y golpeando con el corazón. Seguimos tras otra obertura, ahora un poco más majestuosa con coros casi litúrgicos…de misa negra, repetiendo una fórmula que funciona bien y les suena natural; balazo en la sien y somos todos metaleros. No alcancé a cachar si cambiaron los platos pa esta formación, pero ahora suenan perfectamente definidos.

Ocultismo sobre el escenario, Bestial Fucker aparece. Maximiliano Sánchez lo convenció con su libro para que saliera de la cripta y volviera a visitarnos. Simón Rod lleva el bajo, quién fuera el componente más joven de la banda, reemplazando al querido Lalo. Na de weas, estos temas suenan con todo. Potencia verdadera y metal chileno del weno, ese que se forjó en el estudio 6 del crematorio. Pocas veces hay oportunidades de ver un show tan espectacular de manera gratuita. Se lucieron todos, pero no para presumir, si no que para agradecer el aguante de todas esta gente que conforma la gran familia de Massacre.

Entramos a la etapa final. Turno de otra guitarra, Gabriel Head, luego de que René partiera al norte por su amor. Gabriel está en la formación actual hace dos años. Solo y tranquilamente aparece Sebastián Vidal, baterista que se encuentra con Lalo en el norte y decide traerlo a la banda. Hay un pequeño retraso técnico, nada que sea problema. Un buen relleno improvisado soluciona todo, digno del Festival de Viña del Mar. La formación actual se prepara.

Se llena de humo el escenario, para invocar nuevamente a este personaje insigne de la banda. Huele a crematorium. El Bestial Fucker reaparece trayendo consigo un candelabro con tres velas y esparciendo su mensaje entre todos los presentes. Se acerca el final del show y hasta los más tímidos se pelean un espacio para las fotos. No hay facebook live, ni historia de instagram que se salve, aunque se ven apenas las siluetas pues recién se disipa el humo. El sonido de Massacre el sólido, la historia queda clara. Hay una evolución en ejecución y complejidad de la propuesta. Salen sus chelas piola y nos entra la sed. Quiero leer el libro ahora.

Gabriel le inyecta estilo propio y un sello que engloba lo más actual de Massacre, manteniendo viva la pasión que los construyó. Sebastían es la representación perfecta de un sonido que necesita esta banda; masa con huevos, precisión, virtuosismo y solidez. Yanko y Lalo tienen mucho carisma y se manejan con su instrumento con brillantez. El tremendo Bestial Fucker es una eminencia sobreviviente que logra transmitir el mensaje de la banda, e incluso más. Para los qu tenían dudas, sí. Quemó algo; la bandera de Venezuela y sus dos caras, reprochando que se prohiba el rock en esas tierras. No es posible quedarse quieto ante esta entrega. Hay mucho trabajo y mucha calidad en el resultado de largas décadas de sacrificio. Nos sacamos el sombrero, los pitos y las chelas para ponernos de pie y aplaudir por esta increíble e inolvidable fecha histórica. Momento único al final con todos sobre el escenario. Gracias por guardarnos una copa de este vino que no olvidaremos.

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  • RodForChoice
  • Oculto en Vivo
  • Colaborador vitalicio, inmortalizando tocatas desde las trincheras de @sonidosocultos

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