De Piedra – Desértico (2018)
espera un momento...

De Piedra – Desértico (2018)

De Piedra – Desértico (2018)

viernes 11 de mayo, 2018

Este artículo ha sido visitado 870 veces, de las cuales 1 han sido hoy

Escrito por: Álvaro Molina

A veces, el desierto chileno es conocido por inducir una sensación psicodélica de atmósferas opresivas y ominosas, un árido y deshidratado vacío. Así, no es sorpresa que bandas chilenas sigan una suerte de ley de atracción a este paraíso stoner. El pesado rock desértico de De Piedra homenajea el mito de Atacama, con riffs pesados y trances sabbathescos que dan forma a este debut para realizar el pacto de vagar por la sequedad del desierto.

Todo empieza con el cosmos abrasivo de “Hasta el Amanecer” y su escenario chamanístico, casi siniestro, con cortes rítmicos afinados en un estilo Bonham-esco. Y, a decir verdad, pavimenta la atmósfera para el resto del disco: “Oscuros desiertos/Me iluminan/Perdido en las nubes/Mi mente brilla/Colores astrales/Me encandilan/El fuego en mis venas/Me domina” son los pregones de Felipe Aguayo (voz y guitarra) para encender las sensaciones místicas de ‘Desértico’.

Y ese es prácticamente el ethos a lo largo de estos siete monolíticos temas. Alucinógenos y aciagos, viscerales y cósmicos y, también, adictivos. Tanto “Mujer del Desierto” como “Tormenta de Arena” son el tour de force en ‘Desértico’. El primero, un crudo equilibrio entre gruesos riffs stoner y sludge y un ritmo que marcha firme con sus respectivas dosis de cambios y escapes sónicos. Sobre todo en sus últimos dos minutos, poderosos y catárticos. Y luego viene la apocalíptica revelación y opresión en el caos de “Tormenta de Arena”, ocho minutos de melodías diabólicas y ritmos angustiosos donde De Piedra exorciza sus propios pecados: “Mis demonios me hablan/No me dejan tranquilo/En el desierto con ellos/Me siento perdido/Desierto maldito/Limpia mis pecados”.

Entre septiembre y noviembre, el vacío de las arenas de Atacama florece con lo que se conoce como el “desierto florido”. Con su calma psicodélica y despliegue de colores, es una dimensión fundamental en el desierto chileno. Y De Piedra le rinde homenaje con un tema del mismo nombre, logrando una inmersión en el caleidoscopio de doom abrasivo y sabbathescos cortes en el ritmo de la batería de Carlos Fuentes. Y así. Las letras continúan tocando los sentimientos, búsqueda interior y una narcótica sensación de vagabundeo desértico. Con este debut, De Piedra no sólo añade una nueva joya a la escena stoner chilena, sino que también comprueba el manejo de su concepto que, con un efecto cinematográfico, directamente transporta a la vorágine de los polvos desérticos.

(Review en inglés)

Chilean desert is sometimes known for inducing into a psychy feeling, ominous and heavy atmospheres, a dry and endless void. So, it’s no surprise that Chilean bands as well follow the laws of attraction to this stoner paradise. Desert-rock heavies De Piedra pay homage to the myth of Atacama, scavenging doomy riffs and sabbathesque trances to make a psycho-blowout debut album with the sure zeal of making a trip to the land of the dry.

It all starts at dawn with slow-burner intro “Hasta el Amanecer” and the heaviness of cosmic riffs set up in an ominous, shamanistic atmosphere with groovy Bonham-style drum breaks. Well, in fact, it sets the mood for the entire rest of the record: “Oscuros desiertos/Me iluminan/Perdido en las nubes/Mi mente brilla/Colores astrales/Me encandilan/El fuego en mis venas/Me domina” sings Felipe Aguayo in one of the verses, igniting the mystical feelings behind ‘Desértico’.

And that’s practically the ethos throughout the whole album. Hard and hefty, doomy and gloomy, groovy and addictive, really. Both “Mujer del Desierto” and “Tormenta de Arena” strike as the tour de force of ‘Desértico’. The former is a headbanger in the style of sludgy and murky stoner with a great deal for rhythmic changes and visceral sonic escapes. Just take a listen to the last two minutes of this might. And then comes the apocalyptic, oppressive heavy-doom havoc of “Tormenta de Arena”, eight minutes of hellish and thrashy rhythms in which De Piedra exorcises its own sins: “Mis demonios me hablan/No me dejan tranquilo/En el desierto con ellos/Me siento perdido/Desierto maldito/Limpia mis pecados”.

Between September and November, the void sands of Atacama bloom with what is known as the “desierto florido” phenomena. Its psychedelic calm and colour showcase makes it a key ingredient in the Chilean desert. And De Piedra surely pays homage with the track of the same title, immersing oneself into a kaleidoscope of abrasive doom and the Sabbathesque drum breaks of Carlos Fuentes. And so on, the lyrics continue being about feelings, inner-journeys and a dope-smoking sensation of a desert hobo. With this debut, De Piedra not only adds a new gem to the Chilean stoner scene, but also manages to work a concept that, with a cinematographic effect, directly transports you to the dusty winds of a desert gloom.

Este artículo ha sido visitado 870 veces, de las cuales 1 han sido hoy

Otros artículos del mismo autor