Jellyhead (Argentina): “Siempre hicimos música por fuera del mainstream”
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Jellyhead (Argentina): “Siempre hicimos música por fuera del mainstream”

Jellyhead (Argentina): “Siempre hicimos música por fuera del mainstream”

lunes 25 de mayo, 2020

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Escrito por: Lucas Canalda

Desde Argentina Jellyhead presenta «Amarlasalmas», su nueva aventura psicodélica.

Tiempo atrás en Sonidosocultos.com repasábamos el camino de culto del grupo Aguas Tónicas a un costado de los ribetes de la industria musical argentina.

Siguiendo en la provincia de Santa Fe, más precisamente en Rosario -la misma ciudad que vio nacer a Aguas Tónicas- encontramos una banda llamado Jellyhead, surgida sobre la primera mitad de la década pasada.
Jellyhead está integrado por Sebastián Caliva en teclado y sintetizador, Vito Spatafore en guitarra, Fernando Morelli en guitarra y voz, Francisco Morelli en batería y Francesco Spadoni en bajo.

El grupo supo ser parte de JÚBILO, sello independiente que desde hace tiempo se encuentra en stand by, pero aún cuenta con un catálogo que se revaloriza con el transcurso de cada año. Desde entonces caminan de manera autogestiva, produciendo encuentros, fechas y contenidos audiovisuales.

El quinteto marcha en el lado silencioso de la fuerza, desarrollando una trayectoria corrida de todo: de la pseudo industria musical del interior argentino; de los productores; los sellos mainstreams y los espacios para tocar. Por supuesto, sus movimientos también logran evadir a las inflexiones que el paradigma contemporáneo de consumo cultural propone. En palabras más sencillas: Jellyhead no participa en la carrera de novedades y lanzamientos constantes, tratando de mantenerse en el candelero capturando algo de atención en los dispersos tiempos que vivimos. Jellyhead no juega ese partido. No le interesa. Tampoco podríamos describir al núcleo de sus seguidores como habidos consumidores de golpes de efecto. Alrededor de la mística silenciosa de Jellyhead habitan fans devotos que saben apreciar cada gesto del grupo.

Al pensar en Jellyhead debemos considerar un viaje psicodélico y atmosférico donde los riffs son fundamentales, pero no protagonistas principales. Se trata de energía canalizada a través del deseo de viajar, donde los climas varían, pudiendo ser tan abrasivos como aterciopelados.

Sumergirse en las canciones del quinteto excede lo sonoro: el viaje permite captar muchas referencias, influencias y guiños. Sin embargo, nada es explicito. La música tiene la capacidad de dirigir y estimular nuestra mente hacia nuestro propio marco referencial donde las líneas se trazan de manera subjetiva, pero conectan en un panorama colectivo. Las canciones transmutan en algo más, una química extrasensorial que hermana a la gente presente en sus recitales.

Parece haber una premisa más allá de los instrumentos, una nutrición de abunda en páginas de ciencia ficción, fotogramas y secuencias cinematográficas, enclaves hipnagógicos, humanismo, tecnología en pos del trip y la lista puede seguir. Se torna fundamental una pregunta:

¿cuáles serían los componentes definitivos que nutren a Jellyhead? De manera colectiva y anónima, los integrantes del grupo responden la distancia del lockdown sanitario.

“Me gusta tu pregunta porque siempre creímos que todos los seres humanos somos mucho más de lo que mostramos, o de lo que ponemos en juego a veces. Jellyhead es una enorme licuadora en constante movimiento, en el que van cayendo elementos. Es algo completamente ecléctico y heterogéneo. Buscamos poder naturalizar nuestros gustos e influencia, que para cada uno son distintas y generar algo armónico entre sí. Es un poco transmutarse uno a través del arte. Y ahí aparece una visión de las cosas, que va más allá de las canciones. Es la idea de poder incorporar para expandir toda posibilidad, aún más allá de lo pensado, o imaginado. La composición como un estado de apertura, podríamos decir”.

“Uno de los componentes que nutre a Jellyhead creemos que es la Internet. Somos todos frikis hijos de una era donde la información se volvió más rápida que la luz, y donde el acceso a la información se democratizó de una forma impensada. Pasamos de la dictadura musical de lo que podíamos comprar y nos daba la radio, la televisión, a poder elegir otros caminos para explorar. Después podemos hacer una lista larguísima, de cosas que identifican a cada uno, y que luego en el conjunto se integra en su propia manera. Nos conforman: Plantas, drogas, hacer pan, algo de fútbol, ocultismo, la cadetería, la pintura y el dibujo, series, cine, viajar, ensayar sin parar, los animales, ser padres, hijos, nietos, primos, novios, amigos. Jellyhead es un polígono de innumerables aristas”.

Jellyhead es una banda de culto. Su música no acumula cientos de miles de reproducciones en la Internet. Su información se promueve lentamente, de boca en boca. No tienen titulares de prensa casi en ningún lado. Aparecen esporádicamente en sitios especializados, generalmente impulsados por alguna pluma curiosa que quiere contribuir a esparcir la magia envolvente de la banda. Tampoco tienen posiciones de preferencia en los conteos de novedades en Spotify ni otros servicios de streaming. Jellyhead está más allá de eso. El grupo siempre tuvo un perfil bajo, casi enigmático. Solo rompen el silencio para comunicar sobre una fecha o sobre nueva música. Cuando tocan, la gente responde sin falta. Cuando aparece un nuevo disco, inmediatamente genera feedback ante una audiencia cautiva. Teniendo en claro sus valores y posibilidades, la banda genera acciones que van más allá de lo estipulado para “una carrera”: Fechas propias, noches compartidas, festivales donde pueden lucirse en gran forma y bajo su criterio, invitar a otros artistas a sumarse al viaje, quizás por una noche. Desde su discreción Jellyhead siempre está activando.

Al costado de los caminos habituales, Jellyhead prefiere enfocarse en producir algo real, distantes del clamado de atención constante de las redes sociales. Alrededor de toda esa mística que se percibe desde afuera no existe más que la naturalidad de priorizar la música: “Es interesante ver la construcción que planteas porque no fue ideada, sino que somos una serie de individuos que siempre hicieron música por fuera de lo mainstream, redes sociales incluidas. Realmente descubrimos que nos identificamos con el under, y su forma autogestiva de pensar el mundo. Creemos en una realidad presencial, colectiva, de trabajo y militancia artística. Gran parte de la identidad de la banda es su show en vivo y seguimos reforzando eso, que es lo que sentimos que nos hacía crecer y potenciaba nuestro mensaje. Estar ahí en ese momento único e irrepetible. Finalmente, y sin buscarlo, hablar lo justo y necesario nos termina pareciendo hasta concordante en el contexto de hoy”.

Después de los años junto a JÚBILO, nunca más volvieron a trabajar con un sello. ¿Cómo fueron esos años en el sello? ¿Cómo se manejan produciendo de forma independiente?

JÚBILO, a pesar de ser un sello, nos mostró que finalmente en la escala en la que nos encontramos, todo es autogestivo. Y la enseñanza va por ahí. También poder ver que se pueden lograr muchas cosas trabajando en equipo. Luego de su disolución nos vimos teniendo que manejar todo nosotros mismos de nuevo, y creo que ayudó a juntar fuerzas, aprender, conocernos, y también valorar las propuestas de quienes se acercan y demuestran interés por lo que estamos haciendo. Producir de forma independiente tiene sus vueltas y dificultades, pero terminamos siendo infinitamente alegres cada que vez que llevamos algo a cabo. Un ejemplo es lo que hicimos para Psicotropía 6 (festival anual en la provincia de Santa Fe). Montamos nuestra propia productora por decirlo de alguna manera. Un grupo de gente con cabeza abierta que quiere activar fuerte en una ciudad, donde con poco se puede hacer mucho aún.

Jellyhead liberó Amarlasalmas el viernes 8 de mayo, directamente desde YouTube, congregando al público desde un anuncio que anoticiaba horario y lugar de encuentro. La presentación mediante la red llegó, por supuesto, en plena cuarentena argentina por la pandemia del COVID-19. El estrenollegó en forma de combo audiovisual donde las canciones se combinaron con el trabajo de la realizadora Agostina de Mileto.

Durante los 39 minutos del disco se mantienen dos constantes: es ambient y lisérgico. Entre esos dos puntos, el recorrido incursiona en ingredientes que podríamos calificar de noise, experimental, post rock y algún influjo doomero. Cuando algo podría calificarse bajo un subgénero o estilo concreto, Jellyhead se aleja de manera instintiva, evitando lo fácil y predecible.

Amarlasalmas fue grabado durante mes de agosto de 2019 en estudios Penny Lane. La grabación corrió por parte de Carlos Altolaguirre y Renzo Alberá. Finalmente, el disco fue mezclado y masterizado entre septiembre y diciembre por Altolaguirre.

Tanto la composición como la producción de las siete pistas fue responsabilidad completa del grupo.

“El proceso de grabación del disco fue toda una experiencia nueva para la banda”, comparten dos semanas después del lanzamiento. Desde el vamos el grupo hace hincapié en que el trabajo realizado para Amarlasalmas fue diferente a todo lo que habían hecho anteriormente, encontrándose con nuevos procesos de elaboración, principalmente por hacer base en un estudio durante un mes, dedicados por completo al registro.

“Por un lado el sitio donde lo grabamos, que es el estudio Penny Lane. Una referencia total de la calidad y calidez auditiva. Algo sumamente profesional con lo que nunca nos habíamos encontrado”, explican. “Por el otro, ya habíamos trabajado los 5 juntos en la mezcla del primer material. Aquí seguimos la metodología de reuniones grupales junto a Carlos que fue nuestra luz en el camino para llegar al producto final. Estamos más que satisfechos en la manera que nos ayudó a producir el material para grabar en vivo y lograr el sonido que teníamos en mente”.

Lanzaron el disco durante la pandemia. ¿Esa fecha ya estaba planeada de antemano? ¿Tenían otros planes que se arruinaron por la cuarentena?

A decir verdad, veníamos pensando en una fecha de lanzamiento cercana a la que fue, pero nunca como algo principalmente virtual, sino acompañados del equipo con el que venimos trabajando que incluye más gente que hace a la puesta en escena. Puntualmente aquí decidimos hacer una lectura de los tránsitos planetarios para decidir una fecha con horario exacto del lanzamiento y poder así imbuir con otras energías la cosa. Ver un poco de atravesar esta situación que frenó al 99,9% de los que estamos en la música. No conozco otro álbum que se haya presentado así de forma audiovisual digital. Nos parece una apuesta a futuro, aprovechando el hermoso equipo de trabajo que se fue armando los últimos años. Lo que viene siempre debe ser mejor.

Desde hace tiempo vienen trabajando con un grupo de artistas que llevan la propuesta del grupo a un estado más elevado que lo meramente musical. La presencia de VJs como socios artísticos de Jellyhead es una fija, sin dudas. Por ejemplo, Fla Cisera, artista audiovisual con quien compartieron muchas experiencias. En el último tramo vienen armando junto a Agostina de Mileto, que también estuvo a cargo del arte de Amarlasalmas.

¿Se sienten más cómodos entregados a pleno a experiencia audiovisual inmersiva? Me refiero a que generan un clima tremendo, envolvente en todos los sentidos y se mantienen así, casi sin palabras con el público o entre ustedes.

Bastante como decís, Fla se convirtió en una Jelly más. Luego del primer Psicotropía que nos escuchó, se habló de hacer algo. Nos pareció importante el poder brindar una experiencia que fuera más que sonora, bien como decís: Inmersiva. Y claramente no podíamos hacerlo nosotros. En 2016 nos hizo todo el set de visuales de la presentación de nuestro primer disco y giramos con ella en Capital, Gran Buenos aires y sur de Santa Fe. Nos ayudó a construir la identidad audiovisual actual de la banda, algo que valoramos mucho. Tal vez sea reiterativo, pero siempre apelamos a la experiencia en vivo. Es una identificación con nuestros inicios en la música. Creo que todos en la banda somos de una generación en la cual había que ir a los recitales a ver qué pasaba. El internet era nuevo y aún no tan totalitario…va por ahí. En el último año para lo visual hicimos un cambio y empezamos a trabajar con Agostina de Mileto, que es quién hizo el arte general del último disco, tanto lo gráfico como el video. Flavia en el último show diseñó y operó luces tanto DMX como pixel led. Un camino en el que se estuvo perfeccionando el último tiempo y es algo totalmente necesario para nosotros. Nos parece positivo sumar fuerzas, que cada uno sea un leño en el fuego para generar más calor, más energía.

En los últimos años bajaron la persiana varios espacios para recitales. Para grupos con sonidos potentes, a veces se complica encontrar un lugar potable. ¿Tuvieron inconvenientes alguna vez para encontrar lugar? ¿Cómo ven el panorama en ese sentido?

Encontrar un lugar donde poder montar un buen show y que realmente tenga en cuenta todo lo que queremos, es algo difícil en la producción independiente. Aun así, siempre tratamos de ver que es lo mejor para la gente, ponernos en su lugar. Tocamos en la gran mayoría de los sitios de la ciudad y el panorama es completamente dispar. En la Rosario hubo una buena época para los shows, creemos. Cuando comenzamos a tocar, parecía acompañarnos una proliferación muy variada de ofertas de espacios culturales que lamentablemente no pudieron sostenerse y generaron una doble problemática: Por un lado, los que quisieron abrir o mantener abiertos espacios de este tipo encontraron muchas dificultades; para las bandas pasó que se cerraron puertas y por lo tanto las alternativas que quedaron en pie exigieron otras cosas a los músicos. Actualmente no sabemos cómo se va a desenvolver esto, pero pueden estar de seguro de que vamos a presentar este disco en vivo, junto a nuestro equipo. Es lo que deseamos.

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