Al ritmo de James Hetfield
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Al ritmo de James Hetfield

Al ritmo de James Hetfield

lunes 30 de enero, 2023

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Escrito por: Equipo SO

Por: Francisco Quevedo

El vocalista y guitarrista de Metallica ya es toda una institución del género thrash metal. Por más de 40 años ha galopado a la cabeza del grupo y ha estado detrás de la mayoría de sus canciones. Durante su vida, James Hetfield sorteó varios obstáculos que moldearon su carácter y aún, con 59 años, sigue firme al pie del cañón.

8 de agosto de 1992, Montreal, Canadá. Metallica y Guns N’ Roses, por ese entonces dos de las bandas más grandes del planeta, giraban juntas. Pero mientras Metallica tocaba, algo salió mal para James Hetfield, su vocalista y guitarrista. «Durante la canción “Fade To Black” yo estaba tocando la guitarra y esas llamas de colores comenzaron a salir del piso. Yo estaba un poco confundido y no sabía para dónde ir, caminé hacia adelante y hacia atrás. El encargado de prenderlas no vio que yo estaba atrás, entonces una enorme llama de color salió justo debajo de mis pies. Instantáneamente la veo y me doy vuelta», narró Hetfield años después de un incidente que por poco le cuesta la vida sobre un escenario.

Esta es una de las tantas peripecias que ha sorteado el ya legendario guitarrista de Metallica, una de las bandas más exitosas de los últimos 40 años. Y frente a ellas, James Hetfield siempre ha logrado sobreponerse.

Entre la religión, el piano y la guitarra

James Alan Hetfield nació el 3 de agosto de 1963 en Downey, California. Su padre, un camionero llamado Virgil Lee Hetfield y su madre, Cynthia Bassett era científicos cristianos muy apegados a dicha doctrina de la denominada Iglesia de Cristo. Esta militancia, entre otras situaciones, fue uno de los elementos que marcó la infancia y adolescencia de Hetfield. “(…) Nuestros padres no nos llevaban al médico. Básicamente confiábamos en el poder espiritual de la religión para curarnos o para protegernos de estar enfermos o heridos. Así que en la escuela no me permitían sentarme en la clase de salud, aprender sobre el cuerpo, aprender sobre enfermedades y cosas por el estilo. Y, digamos, estoy haciendo una prueba para el equipo de fútbol (y) tienes que hacerme un examen físico, para obtener una nota del médico, tendría que ir y explicarle al entrenador que, ya sabes, nuestra religión dice esto. Así que me sentí realmente como un paria y, ya sabes, los niños se reirían de eso. Cuando comenzaba la clase de salud, yo estaba de pie en el pasillo, que era básicamente una forma de castigo en otros aspectos. Todos los que pasaban me miraban como si hubiera sido una especie de criminal, ¿sabes?”, relató el guitarrista a la revista Metal Hammer en 2009.

Esa crianza le trajo momentos complejos, como por ejemplo en 1976 cuando murió su madre víctima de un cáncer al que ella no quiso enfrentar con un tratamiento (debido a esta creencia religiosa), pero moldeó su carácter y su forma de enfrentar la vida. “(…) Me ayudó a moldear quién era yo, ¿sabes? Cuando eres joven quieres ser como todos los demás, no quieres ser único. Pero ahora veo la singularidad en ello y me ha ayudado a, eh, ya sabes, aceptar y abrazar mi singularidad”, explicó a Metal Hammer.

Así, el joven Hetfield se interesó por la música y su madre lo inscribió en clases de piano que le entregaron las bases de lo que haría en el futuro (“el hecho de que la mano izquierda y la derecha hicieran cosas diferentes y también cantaran al mismo tiempo me dio una idea de lo que hago ahora”, Metal Hammer, 2009), futuro que comenzó a solidificar cuando abandonó el piano y lo cambió por una guitarra. Después, lo solidificó más cuando conoció a Lars Ulrich, uno de los personajes más influyentes en su carrera, ya que, junto a pequeño joven danés, fundaron Metallica en 1981, mismo año en que Hetfield se graduó de la escuela secundaria Brea Olinda.

El largo paseo del jinete

Metallica fue, es y será la gran banda en la vida de James Hetfield. Cierto es que ha colaborado con otros artistas, pero nada se ha comparado ni remotamente a la influencia y repercusión que tuvo Metallica desde su irrupción. En un comienzo, la banda tocaba canciones de grupos como Scorpions, Judas Priest, Saxon, Diamond Head, Aerosmith, Iron Maiden, Black Sabbath o Thin Lizzy (por nombrar algunas) hasta que definieron su formación inicial. A Hetfield y Ulrich se unió un tal Dave Mustaine y Ron McGovney, bajista que sería reemplazado rápidamente por Cliff Burton en el año 1982.

La figura de Burton fue un referente musical para Hetfield, quien quedó sorprendido la primera vez que lo escuchó en un concierto del grupo Trauma. “Además de ser una influencia, y de presentarnos más teoría musical, él era el más instruido de todos nosotros, había ido a la universidad para aprender algunas cosas sobre música y nos enseñó bastantes cosas. Cuando Lars y yo lo vimos tocar con Trauma, nos quedamos boquiabiertos y dijimos: ‘Tenemos que atrapar a este tipo’. Él y yo nos alineamos mucho más cerca como amigos, en cuanto a nuestras actividades, estilos de música que nos gustaban, bandas que nos gustaban, políticamente, puntos de vista sobre el mundo, éramos bastante paralelos en esa longitud de onda. Pero, sí, tenía tal carácter para sí mismo, y era una personalidad muy fuerte, eventualmente se infiltró en todos nosotros. Y este tipo sentado aquí ahora lo extraña mucho”, recordó Hetfield (Metal Hammer, 2009).

Tras echar a Mustaine por sus excesos, la banda reclutó a Kirk Hammett, publicaron su primer y demoledor álbum “Kill Em All” y la historia ya es conocida. Despegue, giras, reconocimiento mundial, creciente éxito y consolidación con otros dos destacados discos (“Ride The Lightning” (1984) y “Master of Puppets” (1986)). Todo iba viento en popa para él y el grupo. “Somos afortunados de tener una gran gerencia y una gran compañía discográfica. Es un tipo de cosa familiar real. Nos dejan hacerlo a nuestra manera, y están totalmente detrás de nosotros. Las cosas van muy bien. No ha sucedido demasiado rápido”, revelaba en una conversación con Metal Edge antes de septiembre de 1986, pero publicada en 1987.

Septiembre de 1986 fue un mes y año clave para Hetfield y Metallica. El bus en que iba la banda se volcó y el bajista salió disparado por una ventana, muriendo en el lugar. Para la banda fue un golpe duro, difícil, pero para Hetfield lo fue aún más. “Después del accidente vi al conductor fuera de sí, gritando histéricamente. Cuando vio a Cliff intentó ponerle una cobija encima, pero yo le dije ‘no te atrevas a tocarlo’. Después le pregunté ‘¿Qué pasó? ¿Estaba borracho o se quedó dormido?’. Él me respondió que habíamos chocado con un bloque de hielo en la carretera. Recuerdo que salí en ropa interior y en medias caminando kilómetros por la carretera buscando el famoso bloque de hielo, pero no estaba por ninguna parte. Cuando regresé y vi de nuevo al conductor le dije ‘¿Dónde está el bloque de hielo? No hay ningún bloque de hielo’. Realmente quería matar al tipo en ese momento, quería golpearlo, pues por su culpa había muerto Cliff, pero me detuvieron mis compañeros. Estábamos desolados, pero como grandes bebedores de alcohol que éramos, cuando regresamos al hotel lo único que pudimos hacer fue beber y beber y beber”, recordó Hetfield en alguna entrevista. Otro golpe. Sobreponerse nuevamente.

Con el alcohol como aliado, Hetfield se enfocó en nuevas canciones, tratando de canalizar toda la rabia por la prematura muerte de su camarada  Cliff Burton. El resultado fue “…And Justice for All” (1988), primer trabajo con el novel Jason Newsted en lugar de Burton. Después, los 90 comenzaron con el lanzamiento del disco homónimo o “álbum negro” y la fama del grupo alcanzó su peak. Ese trabajo, además de que fue la contracara de “…And Justice…”, fue el álbum que los convirtió en un fenómeno mundial. El propio Hetfield explicó cuál cree que fue, a su juicio, la receta: “Decidí ir hacia adentro y un poco más universal, haciendo preguntas sobre la vida y las cosas que tocan a todos”, dijo. “Cuando se trata un poco más de tus sentimientos y un poco menos del mundo exterior, no puedes equivocarte”, dijo a Metal Hammer en 2021.

Párrafo aparte merece el alcohol. Hetfield ha debido enfrentar sus adicciones en más de una ocasión, situación que le ha traído varios problemas, tanto personales como musicales. Otra prueba para su carácter. Otra más. Ha estado en rehabilitación para tratar su adicción, siendo la última en el año 2019, hecho que obligó al grupo a suspender tramos de su giran mundial. Antes, allá por el año 2001, también estuvo en un programa para dejar el alcohol.

Otro factor que explotó Metallica y Hetfield en particular fueron las temáticas. En sus inicios, la guerra, lo profano, la tragedia y los sufrimientos fueron parte de los temas tratados en las canciones de la banda, con alguno que otro aliño por ahí. Desde Black Album, además de ser canciones directas, sumaron la religión, los miedos y la relación de los hijos con sus padres, en fin…temas universales, tal como explicó Hetfield a Metal Hammer. La muerte de su madre fue uno de esos temas. Ese hecho no sólo fue tratado en Black Album sino que fue abordado sin tapujos en “Until It Sleeps”, primer sencillo del disco “Load” (1996), el álbum que hizo más ruido por cuestiones estéticas que musicales (siendo que es un buen disco, en opinión de este escribano).

¿El resultado? Black Album vendió más de 16 millones de copias sólo en Estados Unidos. Un hito para Metallica y para cualquier banda (no sólo del género metal). En él, quedaba en manifiesto la forma de tocar que había desarrollado Hetfield (que ya había hecho notar en los 80 y seguiría haciendo en el futuro). Uno de los pilares para Hetfield está en los riffs, punto que tiene claro desde sus inicios. “Cuando comencé a tocar la guitarra, jugueteaba con casi todo. Estaba probando diferentes ritmos y tratando de tocar los solos (del guitarrista de Aerosmith) Joe Perry, pero luego comencé a gravitar más hacia el ritmo gracias a tipos como Tony Iommi, Rudolf Schenker de Scorpions e incluso AC/DC. Ya sabes, cosas muy basadas en el ritmo. Y luego me metí en los riffs porque, para mí, eso es lo que hace que una canción sea genial. Si tienes un gran riff, tienes una gran canción. Sin riff, la canción seguirá siendo una mierda. Un riff es la esencia de la canción”, sentenció en Total Guitar en 2021. Y entregó más detalles: “Mis dioses del ritmo son Tony Iommi, Rudolf Schenker y Malcolm Young, tipos que simplemente mantienen el ritmo. Los Misfits también, e incluso los Ramones con su sencillez. ¡Todo es downpicing! Mira algunas imágenes de Johnny Ramone y dirás, ‘¡Guau!’”, reveló.

En algunas entrevistas a lo largo de su carrera, Hetfield ha analizado su forma de tocar, sello de Metallica a estas alturas. «Creo que el ‘analismo’ alcanzó su punto máximo alrededor de “…And Justice”. Fue como, ¿qué tan seca puede ser la guitarra? La quería lo más directa y seca posible. Reverb fue, ya sabes, ‘¡Saca eso de aquí, en qué estás pensando!’ Después de un tiempo, se volvió un poco sin vida y plano, así que me di cuenta de que había que lograr un equilibrio”, describió sobre la etapa de 1988. «En Load y ReLoad tratamos de volvernos un poco más sueltos, un poco más blueseros. Grasiento es la palabra. Me encanta hacer riffs, puntear hacia abajo, puntear alternativamente, galopar… Eso es lo que siempre quise hacer», explicó a Total Guitar. Esas declaraciones dan cuenta, en parte, de la evolución y cambios que ha experimentado el estilo de Hetfield como guitarrista.

El hecho de estar rodeado de guitarristas talentosos, como Dave Mustaine en los inicios y luego con Kirk Hammett, se convirtió en un reto para Hetfield. “La mano derecha para mí fue más un desafío debido a que tenía dos guitarristas en los primeros días, primero con Dave y luego con Kirk. Fue un desafío ver quién podía jugar más rápido, o quién se rendiría primero, ¡y luego llamarías a ese tipo marica y luego trabajarías en eso un poco más!” (Total Guitar, 2021).

Su forma de tocar bien podría ser una de los pilares en los que Hetfield ha canalizado su vida, su supervivencia. Hetfield es un tipo de carácter, moldeado bajo algunas circunstancias que hemos descrito y que él no desconoce, al contrario, las aprovecha para potenciar su estilo y sus composiciones. El control de la ira ha sido uno de los factores relevantes durante su vida. “(…) La creatividad vendrá de donde tiene que venir. Cualquier cosa se puede digerir y escupir como Metallica. No voy a empezar a escribir sobre recoger flores ahora. Cuando estoy feliz, escribo el riff más pesado posible. Ser feliz no está sobrevalorado. Pero también, siempre habrá problemas de ira conmigo, pase lo que pase. Siempre parece haber otra pieza genial del rompecabezas revelada”, afirmó en Metal Hammer.

A seguir al pie del cañón

Los últimos días, en especial durante la última gran gira de Metallica, se ha visto a un Hetfield más melancólico, vulnerable si se quiere. Una de las razones fue la separación de su esposa Francesca Tomasi, con quien estuvo casado desde 1997. No es menester de este texto inmiscuirse en los detalles de ese quiebre, pero si es válido mencionar que es otra prueba para el carácter de Hetfield, otra prueba más de sobrevivencia.

Para un personaje que ha ido de frente siempre, o por lo menos eso ha intentado toda su carrera, estos hechos deben ser golpes bajos (en realidad para cualquiera lo son). Puede ser que, tal como ha ocurrido en el pasado, Hetfield tome esta situación y la deposite como materia prima para nuevas canciones. No es trivial. En recientes entrevistas, el vocalista ha reconocido que ya trabaja en nuevas canciones, teniendo alrededor de 10 nuevas maquetas. ¿Será la semilla de un nuevo disco de Metallica? Eso no lo sabremos, puesto que músicos como James Hetfield componen canciones todo el tiempo.

Si llegase a ser así, estaríamos nuevamente frente a una reinvención de él y de Metallica, utilizando sus experiencias como motor creativo. De esta manera, Hetfield estaría honrando a su propia historia: la de una persona que se sobrepone a los retos de la vida y los aprovecha para reencausarse y seguir su camino. Como siempre, a su propio ritmo.

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