Escrito por: Equipo SO

• Hielo Negro
• El Gran Camino (2014)
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Los años vuelan en la ruta de Hielo Negro, y siguen sumando kilómetros con “El Gran Camino”, el esperado 8vo. álbum del trío desde “Altas Mareas” (2011). La vara estaba bastante alta, y en vez de repetirse, la banda optó por seguir una senda que combina su oscuro rock característico con pesada psicodelia viajera, más blues y experimentos sonoros. Las energías están renovadas, más equilibradas, y el resultado es un disco dinámico y demoledor.

«Del Camino” es la rocanrolera que abre con la patada de un blusero riff y la historia del viaje sobre el asfalto del rocanrol, el que trae aventuras pero también valiosa experiencia. La letra es en retrospectiva y denota esa madurez adquirida, un tono que se mantiene a lo largo del álbum aunque sin quitarle agresividad. Sigue la potentísima “Hijo Del Diablo” y su marcha infernal, con ritmo martillante (imposible no cabecearlo) que anuncia la llegada del poderoso mal, pero con la debilidad de todo hombre mortal: “esa” mujer. En “Ángeles y Mis Muertos” toma presencia el andante bajo de la firme mano de Matías Alarcón (Polvareda), en su primer disco con la banda luego de 3 años en el puesto. Un tema bien pesado en tono heavy rock, que habla sobre forjar el camino propio, al alero de los buenos espíritus. “Serpiente”, que relata el horrible despertar tras una violenta noche de juerga, es un tema que va creciendo en intensidad con estupendos fills de batería y un preciso corte en medio que deja los tubos del amplificador quemándose, pues aquí no hay lugar para los sonidos “limpios”. Un tema más corto y conciso es “Revolución”, con sonoridad rock destinada a revolver las masas.

Hora de prender y subirse a la nave con “Cosmos Blues”, para un viaje interestelar de casi 5 minutos. Riff con harto groove espacial, y hasta un solo de batería de Cristián McDonald (Yajaira), que recuerda a Kiss, elevándose con el humo y dejándose caer en uno de los mejores temas del disco. Para la calma llega “Enfermeras”, un lento (que no lo es tanto) con un sorprendente órgano hammond que aporta muy bien con un tono oscurísimo. Se condice con la letra, de un hombre herido por el mundo en guerra salvado por la sanadora mujer. Y llega “Una Vuelta Más”, un frenetismo que rompe la tensión con su velocidad a todo motor. Genial cambio de ritmo a lo stoner, y un solo con wah wah inyectado. Breve pero al hueso. “Al Costado De La Vía” continúa la temática del camino, desde los ojos del artista que no puede negarle a su alma lo que es suyo, con sombrío solo de Marcelo Palma. El frío patagónico llega a la médula con “Bagual”, canción instrumental de guitarra nostálgica que nos lleva a esas lejanas llanuras del extremo sur. Realmente escalofriante y poderosa, perfecta para el psiconauta. Colgada viene “Abuelo”, el cierre con charango y sintetizador (la movida más innovadora de Hielo, que sabe combinar elementos nunca imaginados en su estilo), concluyendo el viaje perdiéndose en el viento sabio.

Algunos quizás extrañen más velocidad en este álbum, pero lo cierto es que Hielo Negro es una banda siempre en la búsqueda de nuevas formas de sonar pesados y honestos, y lo logran renegando de cualquier encasillamiento. Esto resulta en lo fresco de un sonido que crece y encuentra escondidos senderos en este infinito gran camino, su hogar y ya una forma de vida para la banda. Excelente trabajo y una nueva página para los estandartes del rock nacional de hoy.

Por: Matías Burgos