Kano Álvarez y el legado de Panzer: “Mi papá murió con las botas puestas por el metal”
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Kano Álvarez y el legado de Panzer: “Mi papá murió con las botas puestas por el metal”

Kano Álvarez y el legado de Panzer: “Mi papá murió con las botas puestas por el metal”

martes 09 de junio, 2020

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Escrito por: Equipo SO

El 10 de febrero de 2020, la vapuleada comunidad del rock y el metal nacional se enteró de la repentina muerte de Juan Álvarez. A sus 69 años, el fundador de Panzer, uno de los grupos pioneros del género en el país, perdió la batalla contra un agresivo cáncer al riñón que lo alejó de la música y su preciado proyecto educativo, el Semillero Rock.

Al teléfono, su hijo y compañero de banda desde 1991, Kano Álvarez (45), habla sobre “Juanzer” con admiración y entusiasmo, como si solo a ratos recordara que ya dejó esta dimensión. Quizás es porque, según relata, su padre se siente presente en todos los rincones, sobre todo en la Fender Telecaster negra que le dejó y que usa a veces para sus constantes prácticas. “Él me inculcó que, si quería tocar heavy metal, debía ser lo más dedicado posible”, explica tras ser interrumpido para esta entrevista.

Repartiendo su tiempo entre la pega y mantener la leyenda familiar, Kano dice que le ha sido complejo retomar su vida: “No existe otra persona que pueda continuar con su legado, siempre fuimos uno solo. “Tierra De Metales” (1989), es el único disco que no compusimos juntos y aún así participé de las grabaciones, yo siendo un cabro chico de como 12 años”.

Sonidos Ocultos: El fallecimiento de Juan fue algo sorpresivo, dado que muy pocas personas sabían de su enfermedad. ¿Cómo fueron sus últimos meses y de qué forma sobrellevó ese período?

Kano Álvarez: En octubre, descubrimos que mi papá tenía un tumor en el riñón derecho. Ahí fue súper decadente todo, yo creo que uno se contamina con una noticia así, te golpea la cabeza y sobre todo a él, que no entendía por qué estaba adelgazando tanto. Con mi hermana, Gaby, quedamos para adentro. Era bien activo y siempre metido en el rock, así que era súper extraño vivir con él esa etapa tan cruel.

SO: ¿Estuvo acompañado solo por ustedes?

KA: Yo y mi hermana fuimos su grupo de contención, además de mi mujer. Él no buscó más compañía, era un lobo estepario y además decidió no contarle a nadie. Una de las cosas más potentes fue que nunca quiso reconocer o decir, “¿sabís qué? Tengo esto”, pero entre tanta ida y vuelta se convenció de que estaba enfermo. No es menor lo que tenía, de hecho, después de que falleció descubrimos que tenía el cáncer metastasiado.

Llevo 28 años tocando en Panzer, de los 34 que tiene la banda, por lo que fuimos compañeros, amigos, compositores y creadores. Como digo siempre, con mi viejo comimos caviar y mierda.

SO: ¿En qué ocupó sus últimos días?

KA: Él no se tomó la cosa de forma dramática y nunca estuvo inactivo, siguió yendo al Semillero Rock hasta el último viernes antes de fallecer, aunque las condiciones físicas no lo acompañaban. Vivíamos juntos y conversamos sobre muchas cosas, de la música y lo que podía suceder con todo esto. Me dijo: “loco, yo me saqué la cresta por esto y cuando tú llegaste a la banda el ‘91, nos empezamos a sacar la cresta juntos. No puedes dejar botado el trabajo que hicimos”. Creo que ese fue motivo de inspiración y de humildad frente a toda su pega.

Nos dijimos muchas cosas, que nos amábamos, le hice mucho cariño y nos besamos harto hasta el último día. Traté de hacer un funeral lo más coherente posible a su espíritu, armamos un escenario con sus guitarras y flores alrededor, su féretro al medio y después lo cremamos. Él sigue estando en el Semillero, pero está la idea de depositar sus cenizas en el puerto de San Antonio, que le encantaba.

SO: ¿Cómo recuerdas tu infancia con él?

KA: Mi viejo venía saliendo del tema del Festival Piedra Roja, tocando con Lágrima Seca, él era hippie. Tengo buenos recuerdos de cuando era chico, de él siempre apoyándome, igual con mi mamá eran bien estrictos y me exigían harto en el colegio, pero constantemente me hablaba de música.

Una tarde en la que andaba con mi abuela y mi papá, en las fondas que se hacían al lado del Estadio Nacional, me dijo: “¿Sabís qué, Kano? Voy a llevarte al primer recital de tu vida”. En ese tiempo, él tocaba con Feedback y me llevó a un show en la Discoteque Órgano, que quedaba en el Portal Vitacura. Fue bien choro, tenía 8 años y desde ahí no paré nunca más, lo iba a ver al Manuel Plaza, después en su transición con Panzer.

SO: O sea que te metió en el cuento desde cabro, ¿viste algo que te sorprendiera?

KA: Yo tenía 10 años en 1985, cuando mi papá trajo a Riff, que tocaron primero en el Estadio Chile y después en el Fortín Prat, Valparaíso, con Feedback. Ahí vi a Vitico, Jaf, Moro y Pappo, quien terminó hecho bolsa y yo le tuve que buscar la palanca de la guitarra, que se le había caído al suelo.

SO: Comenzaste a tocar con Panzer en 1991, justo para un viaje a Argentina, en el que reemplazaste al anterior bajista. ¿Cómo fue esa experiencia?

KA: Mi papá, con lo movido que era, se consiguió aparecer con el tema, “La Jaula”, en el compilado, “Latinos y Metálicos”, con bandas de otros países. El disco se iba a presentar en el estadio Obras Sanitarias, Buenos Aires, cuando justo este bajista dice que no puede seguir, así que me propuso el puesto. Me aprendí las ocho canciones que presentaríamos y fuimos, fue una aventura súper loca e increíble.

Yo llegué con 15 años y los argentinos me miraban. Más encima yo, el saco de hueas, ese día en una prueba de sonido me senté arriba de un cabezal Marshall, que estaba sobre un gabinete. De repente, llegó El Carpo y me dijo: “¿qué hacés, pendejo, arriba de mi Marshall? ¡Hijo de puta, salí de acá!”. Ahí apareció mi viejo, le pidió disculpas y Pappo dijo: “bueno, pero decíle al Benjamín ese que se salga de encima”. Después, en la noche los argentinos cuando me vieron tocar me querían dejar allá.

SO: Hay una larga lista de teloneos y festivales en los que compartieron cartel con Judas Priest, Deep Purple, Accept, Iron Maiden, Megadeth y AC/DC, por nombrar a algunos conjuntos. ¿Hay alguno en especial que recuerdes?

KA: Mi viejo era muy amigo de Carlos Geniso (fundador y actual CEO de DG Medios), así que cuando trajo a Megadeth a Chile por primera vez, en 1994, le propuso a Panzer telonear. Hoy en día, las bandas que participan de un festival se tratan de igual a igual, pero en ese entonces, ¡las pelotas!, así que cuando llegamos al Estadio Chile, no teníamos ni camarín. De ahí llegó Carlos, quien nos vio en el pasillo con todos nuestros instrumentos y sin haber probado sonido. Dijo: “Juancito, ¿qué hacés acá?”, a lo que mi papá le respondió: “Aquí estamos, nos tiene botados X personaje (un hijo de puta)”.

Nunca había visto a un jefe putearse tanto a un empleado, como lo hizo Carlos con ese boludo. Nos pasaron un camarín cercano al de Megadeth, además su manager nos dijo que teníamos una hora y media para probar sonido. Después, cuando estábamos vistiéndonos y preparándonos para salir, tocaron la puerta y era Dave Mustaine, David Ellefson, Marty Friedman y Nick Menza, para darnos buena suerte en el show. Nosotros los recibimos casi en pelotas, nos regalaron parches, cuerdas y nos dieron un abrazo a todos, en muy buena onda.

SO: ¿Fue tu viejo quien te enseñó a tocar la guitarra o aprendiste en otros lados?

KA: A él no le gustaba que yo dijera eso. En el segundo año que llevaba como bajista en Panzer, agarré una guitarra eléctrica sin haber tomado una nunca y comencé a tocar el riff de “For Whom The Bell Tolls”, de Metallica. Así fui aprendiendo solo, perfeccionándome mientras en paralelo veía a mi papá y su escuela. Él me enseñó a hacer clases, que es una hueá súper bonita, me transmitió la metodología que le pasaba a sus alumnos.

Mi viejo fue el norte y la luz que yo vi, él me hizo enamorarme de los escenarios más que del metal. Me dijo: “tú puedes llegar acá y si quieres hacerlo, yo te puedo ayudar”. Me instruyó en la lectura musical, la parte teórica, en mis primeras pentatónicas y también algo súper importante: “primero que todo, tienes que ser humilde”.

SO: En ese sentido, ¿cómo ves la escena actual nacional, existe esa humildad?

KA: Yo creo que hay mucha soberbia en la música y el metal, mucho chaqueteo, lo dije en el funeral de mi viejo y lo digo ahora: basta de eso y del pelambre. Insisto, quiero que haya un antes y un después de su muerte. Me han contado que hay quienes han hablado mal de él y sí, yo sé que él no era una moneda de oro y yo tampoco, pero al menos podrían decirme las cosas a la cara.

Mi viejo era un hueón frontal y esa fue otra clase que me dio. Eso le brindó beneficios y decepciones, lo que a mí también me ha pasado. Cuando se fue, yo despedí al 50% de Panzer, porque no me servían, así de simple. Estaba aburrido de tener personas a quienes yo tuviera que arrastrar, eso lo hablé con ellos a la cara. No me gusta perder el tiempo ni hacérselo perder a la gente, sobre todo ahora que tengo la responsabilidad de componer el disco nuevo.

SO: Ese álbum, que Juan anunció bajo el nombre de “Anticorrosivo”, ¿en qué etapa está?

KA: Yo creo que le voy a cambiar el nombre, a él le gustaba, pero no le mataba. Adelantamos dos canciones nuevas, “Volver A Renacer” y “Furia”, que vamos a regrabar para lanzar el disco el 4 de mayo de 2021. El primer tema tiene riffs y pistas registradas por mi viejo, que es lo que alcanzó a hacer. El ideal es tener 10 canciones y quizás se sumen bonus tracks, temas en vivo, qué se yo.

SO: Dado que debiste suspender los planes de conciertos para despedir a tu viejo, por la cuarentena, ¿qué piensas hacer cuando termine la pandemia?

KA: La idea es hacer todos los homenajes habidos y por haber. Me han ofrecido varias cosas y yo digo que vamos a todas partes, yo creo que todo lo que se haga en adelante con Panzer, va a ser en homenaje a mi viejo. Una de las cosas más difíciles va a ser tocar sin él en vivo, después de 28 años presentándonos juntos.

SO: ¿Vas a sumar a alguien en ese puesto o la banda seguirá con solo una guitarra?

KA: No, ya tengo el grupo armado con músicos nuevos y estamos trabajando harto. Tengo un acuerdo de no anunciar sus nombres todavía y debo respetarlo, pero el único que continúa de la formación anterior es el vocalista, Beto López. Juan siempre estará ahí, de hecho, voy a tocar un par de temas con su Telecaster.

SO: Tu papá, como dijiste, tocaba con bandas hippies, pasando por el rock & roll y después el heavy metal. ¿Cómo describirías su estilo en la guitarra?

KA: Él era multinstrumentista y yo seguí esa senda, también toco bajo, batería y algo de piano. Al volver a escuchar sus canciones, creo que era un rockero, así de simple lo defino, uno real que sabía muy bien dónde aplicar la nota justa en el tiempo justo. No importaba si tocaba blues, hard rock, heavy metal, pop o cumbias, pues mi viejo militó en muchas bandas.

Mi papá murió con las botas puestas, no he conocido ningún rockero en Chile que las haya tenido tan puestas como él por el metal y su gente. Él amaba a su público y yo también, para mí el seguidor de Panzer es el alimento que yo necesitaba para poder seguir adelante con esto.

SO: “Panzer es mi pasión, pero el Semillero me dio la vida”, fue una frase que dijo Juan. ¿Cuál es el futuro de ese proyecto, va a seguir funcionando?

KA: Con mi hermana, estamos planeando celebrar el lanzamiento de la Fundación Rock Chile, que él nos dejó de herencia. Queremos amparar a los músicos que estén en situaciones difíciles, no solo de ese estilo, buscando fórmulas para ayudarlos, ese es el objetivo. Hay un montón de metodologías, que ya tenemos planificadas, para que sea el siguiente Semillero, el cual en paralelo está siendo súper bien administrado por la Gaby.

Por ahora, no se puede ir a ensayar, pero sigue funcionado y más adelante queremos que también sea un coworking. Por ejemplo, si hay un profesor de guitarra, bajo, batería o canto que quiera utilizar el espacio, que pueda usarlo y lleve a sus alumnos. Queremos que sea un aporte cultural y añadir una exhibición de la historia de mi viejo.

SO: Hace unos años, salió una reedición en vinilo de “Tierra De Metales”. ¿Hay algún plan de volver a sacar otros discos en formato físico?

KA: En 2018, hice una jugada con un amigo finlandés y seguidor de Panzer, con quien hicimos copias para Finlandia, Alemania, Estados Unidos y Japón, tanto en vinilo como en CD. Ya lo he hablado con él de nuevo y hay planes para el resto del material, no es fácil y va a venir una crisis económica fuerte, pero yo tengo en la cabeza sacar la discografía total e íntegra, sea en Chile o afuera. El álbum nuevo, de hecho, viene con etiqueta extranjera.

En paralelo, ya estamos en Spotify, tenemos un canal de YouTube, Panzer Chile y también está empezando a desarrollarse la página web. Con los músicos de la banda, estamos trabajando para la gente y homenajear el legado de mi papá.

Foto 1: Juan Álvarez con Lágrima Seca, en el Festival Piedra Roja, 1970. Foto: Paul Lowry

Foto 2; Juan Álvarez y Kano en el bajo.

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