Taylor Hawkins: Un Foo para siempre
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Taylor Hawkins: Un Foo para siempre

Taylor Hawkins: Un Foo para siempre

domingo 17 de abril, 2022

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Escrito por: Equipo SO

Con la muerte del músico, ocurrida hace unas semanas en Bogotá, Foo Fighters perdió a un integrante fundamental. No sólo ellos: la escena rockera extrañará a uno de sus mejores exponentes. Sin dudas, Taylor Hawkins se marchó antes de tiempo.

“Hoy el rock está muerto. La única banda realmente genial en el rock fue Foo Fighters y ellos ya tienen veinte años”. La lapidaria frase es de Gene Simmons, bajista de Kiss, en entrevista a La Tercera a comienzos de abril. Si nos guiamos por esa premisa, parte importante de ese “realmente genial” fue gracias a Taylor Hawkins, baterista del grupo y que perdió la vida hace unas semanas en Bogotá, en medio de la gira sudamericana de la banda.

Lo cierto es que se ha escrito mucho, mucho sobre los detalles que envolvieron el deceso del músico. Y no es para menos. Que se encontraron al menos 10 sustancias en su organismo, que había tenido una época de adicción a las drogas, que su corazón era más grande de lo normal, que la ambulancia no alcanzó a llegar, que se reportó un dolor en el pecho, que Dave Grohl sufría nuevamente por la visita de la Muerte, pero no para llevárselo a él, sino para arrebatarle a uno de los suyos, quizás la viga maestra de Foo Fighters. También los incontables homenajes, desde los más sinceros (cómo el de Red Hot Chili Peppers que escribieron “Taylor” en el parche del bombo de la batería) hasta los meramente comerciales, etc. Todo eso y más -basta con googlear su nombre- ha aparecido de Taylor Hawkins en las últimas semanas. Y debería seguir así por un tiempo más, tal como ha sucedido con otras estrellas que han partido.

Born to music

Oliver Taylor Hawkins nació un 17 de febrero de 1972 en Forth Worth, Texas. Aunque parezca una obviedad, Hawkins se acercó a la música siendo un niño. No sólo era bueno en la percusión, también tenía habilidades para tocar guitarra y piano, pero al final la batería fue su lugar, instrumento que tocó desde los 10 años.

Es que la música siempre estuvo presente en su vida. Así lo dejó en claro en una entrevista a Kerrang! en octubre de 2019. En ese clic musical, la banda Queen, y en especial su baterista Roger Taylor, tuvieron mucho que ver. “Después de ese concierto (aludiendo a un show el 11 de septiembre de 1982 en el anfiteatro Irvine Meadows), creo que no dormí durante tres días. Cambió todo, y nunca volví a ser el mismo por eso. Fue el comienzo de mi obsesión por el rock and roll, y supe que quería estar en una gran banda de rock después de ver a Queen. Estaba empezando a entrar en la batería, y Roger Taylor se convirtió en mi héroe”, confidenció.

Taylor, junto a Stewart Copeland de The Police, fueron sus principales influencias. También lo fueron Rush, Genesis y Van Halen al momento de aprender a tocar batería. “Fue un buen momento para ser influenciado por los bateristas. Robaría cosas al por mayor de Neil Peart, Phil Collins y Alex Van Halen. Incluso las cosas que estaban en la radio, había mucha buena música. Incluso la mala música era buena en ese entonces”, explicaba en aquella entrevista a Kerrang!.

Sin embargo, la banda que más le gustaba en aquel entonces era Jane’s Addiction. “La banda favorita en la escuela secundaria era Jane’s Addiction. Me encantaban muchas bandas mientras crecía. Me encantó Queen. Me encantaba The Police. Me encantaba Hendrix. Me encantaba Led Zeppelin. Amaba a Pink Floyd. Pero, cuando estaba en la escuela secundaria, la banda que más significó para mí fue, sin duda, Jane’s Addiction”, confidenció en una entrevista al medio Whalebone.

Comenzó a tocar en diferentes bandas locales, siendo el grupo Sylvia la más relevante en ese momento. Gracias a su desbordante energía, rápidamente fue reclutado por la banda de Sass Jordan. Sin embargo, pese a su calidad y técnica, su aterrizaje no fue sencillo, recibiendo críticas de Stevie Salas, guitarrista de la agrupación. “Literalmente pasé de pensar que era el mejor baterista del mundo a descubrir que no lo era y que tenía mucho trabajo por hacer. Pierdes mucha confianza, pero tengo una mejor perspectiva. Esa fue una buena lección para mí. Lo necesitaba en ese momento. No escuché a nadie antes que él porque pensé que era el mejor. Todos los días que voy al estudio, trabajo para mejorar y armar mi oficio. Se trata del trabajo. Eso lo aprendí de Stevie”, resumió Hawkins en Kerrang!.

Con esas ganas de mejorar cada día, Taylor Hawkins desembarcó en la banda de Alanis Morissette, artista canadiense que estaba en el mejor minuto de su carrera después de lanzar el superventas “Jagged Little Pill” (1995). La gira fue un verdadero suceso, muchas fechas (Chile incluido) y éxito en cada rincón donde fueron. «Fue muy divertido. Me uní a la banda de Alanis y salió el sencillo “You Oughta Know” (en que tocaron Dave Navarro y Flea) y se volvió jodidamente atómico. Lo siguiente que sabes es que estoy en un video que está en MTV cada hora. Esa gira fue muy especial y le debo mucha gratitud. Ella me dio mucho espacio para hacer lo que quería. Probablemente fue el álbum más grande del año, y había mucha presión sobre ella. Tenía que aprender a ser líder en el trabajo, lo cual no es fácil. ¡Pero realmente fue uno de los momentos más divertidos de mi vida”, explicó Hawkins a Kerrang! Toda esa breve, pero potente experiencia, le sirvió para dar el siguiente paso en su carrera, el que a la larga sería su paso más trascendental y definitivo hasta la muerte: Foo Fighters.

Un Foo para siempre

La llegada de Hawkins a Foo Fighters fue una casualidad. Él mismo lo relató a Kerrang!: “Conducía con mi novia en ese momento y estábamos escuchando KROQ (radio de Los Ángeles). Escuché que William (Goldsmith, primer baterista del grupo) se había ido y estaban buscando un nuevo baterista. Me apresuré a conseguir el número de Dave y lo llamé. Dije: ‘Escuché que están buscando un baterista’, y él dijo: ‘Bueno, ¿conocen a alguno?’. Pensé que Alanis quería ir en una dirección más relajada y parecía el momento adecuado para dar el salto. ¡Alanis no me necesitaba! Básicamente le dije a Dave: ‘Tocaré la batería para ti’, y tocamos un par de veces. Recuerdo que estaba en casa (…) cuando Dave me llamó para preguntarme si quería unirme”.

El primer disco en que Hawkins tocó con Foo Fighters fue “There Is Nothing Left To Lose” de 1999. “Hice aproximadamente la mitad de la batería y Dave hizo la otra mitad. No pusimos (en las notas del álbum) quién tocó qué y eso fue todo. La elección fue de Dave. Creo que era importante para él que yo tocara parte de la batería en ese disco porque estaba pasando por un momento difícil en el estudio. Fue cuando todavía estaba jugando con las drogas y recuerdo que solo quería que Dave tocara la batería. Y él no lo permitiría. Realmente me empujó y me empujó a terminarlo y hacer el trabajo. Es bueno que lo haya hecho porque realmente me dio confianza al final. Realmente me faltaba experiencia en eso. tiempo, y no tenía confianza en ser ‘el baterista de Dave’. Desde ese disco, he tocado todos los tambores (excepto, hasta ese minuto, en «Cold Day In The Sun», donde cantó). Y creo que puedes darte cuenta. Somos bateristas realmente diferentes», explicó Hawkins a la revista Drum! en el año 2007, con motivo de cumplir 10 años como baterista de Foo Fighters.

He aquí un hecho relevante en la vida del blondo y chascón baterista: su relación con las drogas. Es sabido que pasó por una etapa difícil de adicciones, llegando a su punto más álgido cuando tuvo una sobredosis en 2001. “Cada uno tiene su propio camino y lo llevé demasiado lejos. Estaba de fiesta en Londres una noche, y por error hice algo y cambió todo. Creí en el mito de mierda de vivir duro y rápido, morir joven. No estoy aquí para predicar sobre no consumir drogas, porque me encantaba hacerlo, pero me descontrolé por un tiempo y casi me atrapó. Me dirigía por un camino que iba a conducir a caminos aún peores. Ya sea que alguien esté sobrio, o le guste una copa de vino con la cena, o quiera una botella de Jägermeister antes de subir al escenario, o le guste fumar marihuana todo el día, todos tienen su propio camino, y lo llevé demasiado lejos. Me alegro de que se haya golpeado en la cabeza en ese momento. Tampoco me quitaría nada de lo que he hecho o vivido, porque todo es parte del viaje y del viaje”, explicó a Kerrang!

En ese instante, la figura de Dave Grohl fue más importante que nunca. El líder de Foo Fighters no sólo lo ayudó en complejos momentos, sino que lo motivó, alentó e impulsó a sacar lo mejor de él. Lo empujó a ser mejor cada vez, superando su inseguridad en las baquetas. «Creo que he aprendido más de Dave de lo que él ha aprendido de mí porque Dave lleva mucho tiempo en esto. Así que he aprendido mucho de Dave, punto (…) Y he aprendido mucho sobre composición de canciones de él. Y sí, claro, hay momentos en los que desearías ser el único baterista en la sala, porque todos tienen su ego y su orgullo, pero al final del día tienes que darte cuenta de que Dave sabe lo que es mejor para los Foo Fighters”, explicaba a Drum! en el año 2007.

A pesar de todos esos vaivenes, ya en ese momento Hawkins tenía clara la película: «Creo que finalmente todos nos sentimos cómodos con lo que es la banda: la banda de Dave. Es la banda de Dave, su concepto, su última palabra. Realmente no tengo la última palabra sobre nada, a menos que él lo firme. Y yo creo que hace las cosas más claras, con mucha menos área gris. Rara vez una banda, o cualquier cosa, funciona como una democracia completa. Todos sabemos dónde estamos parados, y hay consuelo en eso. Cuando hay una persona con la palabra final, se deshace de gran parte del caos. No tenemos que quedarnos sentados y discutir durante dos semanas sobre el diseño de una camiseta», reflexionaba en 2007.

Con “la banda de Dave”, Hawkins grabó ochos discos de estudio. Además del mencionado “There in Nothing…”, le siguieron «One by One» de 2002, «In Your Honor» (2005), «Echoes, Silence, Patience & Grace» (2007), «Wasting Light» de 2011, «Sonic Highways» en 2014, «Concrete and Gold» (2017) y «Medicine at Midnight» del año 2021, más una serie de material anexo, entre discos en vivo, lados b, videos, etc. Se dio maña para componer algunas canciones y hasta cantar en otras, demostrando que su aporte iba mucho más allá que marcar el pulso de los Foo. Después de Dave Grohl, alma y esencia de Foo Fighters, Taylor Hawkins es y será el miembro más reconocible del grupo.

Sus otros proyectos

En paralelo a todo el trabajo desplegado en Foo Fighters, y que le ocupó gran parte de su agenda por 25 años, Hawkins se dio el tiempo para desarrollar otros proyectos musicales y personales. Uno de esos proyectos fue Taylor Hawkins and the Coattail Riders, trio con que editó tres discos: “Taylor Hawkins and the Coattail Riders” (2006), “Red Light Fever” (2010) y “Get the Money” (2019), este último con participación de estrellas como Chrissie Hynde, vocalista de Pretenders. Las canciones de esos álbumes, en especial “Get the Money”, tenían su inspiración en largos paseos en bicicleta que Hawkins solía hacer en su tiempo libre. “Se me ocurrieron muchas de mis ideas para mis canciones mientras estaba en mi bicicleta, y el álbum se armó. Siempre estoy en mi estudio grabando. Hacía demostraciones cada vez que volvía a casa de la gira”, afirmó a Kerrang!

La montaña y la bicicleta, además del surf, fueron algunos de sus refugios durante su vida. En la misma entrevista a Kerrang!, le preguntaron por el rol de la montaña, ante lo que Hawkins explicó: “Obtengo ideas para canciones y es donde hago gran parte de mi resolución de problemas y pensamiento profundo. A veces escribo canciones en mi cabeza y luego salto a mi estudio para escribirlas de inmediato. Me gusta ir solo. Me gusta escuchar viejos discos de Aerosmith y Van Halen para animarme. Es mi momento y me encanta. Es una oportunidad para despejar la cabeza”.

Otro proyecto fue Chevy Metal, una banda con aires nostálgicos que reversionaba clásicos de las bandas y héroes rockeros que más le gustaban. Con ese grupo visitó Chile en el año 2013.

Un adiós prematuro

Quedaba poco más de una hora para el show de Foo Fighters en Bogotá cuando se supo la noticia. Miles de personas esperaban la presentación en el Festival Estéreo Picnic. Pero esta nunca comenzó. Apenas se confirmó la muerte de Taylor Hawkins, cundió una incredulidad que pasó a desazón y que mutó a un silencio en homenaje al baterista. De fondo, sonó fuerte y clara “My Hero” de Foo Fighters. De todos los homenajes que ha recibido el baterista, bien podría ser este el más sentido y honesto de todos: el de miles de fanáticos esperando por un concierto; ese lugar en donde Hawkins celebraba su ritual junto a su comunidad; ese lugar en que siempre soño estar desde que era niño.

Taylor Hawkins estaba en plan forma física y lo demostraba en cada show del grupo, en donde derrochaba energía y carisma, desde las baquetas o haciendo de frontman cuando la ocasión lo ameritaba. Tenía 50 años y estaba plenamente vigente, con proyectos en mente y otros que verán la luz ahora de manera póstuma.

Con la partida del baterista, Foo Fighters pierde una porción del alma. Y no es una frase meramente cliché, está apegada a la realidad. Taylor Hawkins se ganó un lugar en la historia de la banda, llegando a ser, tal como mencionamos anteriormente, el miembro más reconocible del grupo después de Dave Grohl. Y eso no es poco, considerando la estatura que tiene la figura del Grohl.

Taylor Hawkins ya está mejor. Y seguro junto a Freddie Mercury, Hendrix y todos los héroes más que tuvo durante su vida. “Quiero traer a Freddie Mercury de entre los muertos para que Queen pueda volver a estar juntos y hacer una serie de shows. Haga cinco espectáculos en el Foro de Los Ángeles y luego cinco espectáculos en el Madison Square Garden. Eso es lo suficientemente bueno allí mismo, amigo”, confesó al sitio Whalebone.

De seguro era más fácil ir allá que traer a Mercury para acá. Pese a que partió antes de tiempo, Taylor Hawkins ahora podrá cumplir su deseo.

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