Rock Carnaza 2014 «Las ciudades de las canciones»espera un momento...
lunes 01 de septiembre, 2014
Escrito por: Ilse Farías
Fotos: Carlos Ormazábal
La ciudad, nuestra ciudad, con sus olores y sonidos, con sus postales del día a día, esa de los personajes típicos, de las picadas, la de los puntos de encuentro, sin duda marca lo que somos, nuestra forma de desenvolvernos, como vivimos, en pocas palabras, nuestra historia. Por lo mismo y a lo largo de la historia de la humanidad, las ciudades han quedado plasmadas y registradas en diarios de vida, en poemas, cuentos y novelas, en pinturas y por supuesto en canciones.
Bajo este concepto, la octava versión de Rock Carnaza, llevada a cabo entre el 21 y 22 de agosto en el Teatro Municipal de Valparaíso, convocó a músicos, representantes de diferentes ciudades del país, además de un invitado de Argentina. Con la temática de “las ciudades de las canciones”, el evento fue un punto de encuentro, de historias, paisajes, recuerdos, creadas bajo la mirada de diversos cantautores.
En la primera jornada, la obertura estuvo a cargo de Benjamín López, vocalista de La Mano Inquieta, representando a Valparaíso y Ricardo “Charro” Núñez proveniente de Talca. El primero cantando en compañía de un cuatro venezolano y el segundo con guitarra eléctrica.
El segundo trío, tenía como representantes de Santiago a Tata Barahona y Cristóbal Briceño (Ases Falsos), más Bruno Arias, proveniente desde Jujuy, Argentina. El trasandino con un sonido de raíz folcklórica, pero con una guitarra con peso rockero, interpretó en ritmo de huayno y saya, canciones como “Singaní”, “Nuestro Mensaje”, una canción que habla de los Mapuches y homenajea a Matías Catrileo. También se reconoció conocedor y amante de la música de Víctor Jara, de quien interpretó “El Derecho de Vivir”, coreado por todo el teatro.
El encargado de dar el inicio fue Claudio Manríquez, aka. Jurel, quien con su característico sonido indie, interpretó canciones como “Espirales” “Osea No Mundial” y “El Blanco Ya No es un Color”. Ubicado al centro del escenario, Don Sata, a cargo de un sonido crudo y directo, trajo consigo toda la energía del punk rock, revisando canciones como la emblemática “Voy pal Barón”. Por su parte, Pedro Pavez, usando provechosamente efectos como delay, soleó sobre una base loopeada, creando, en todos los cortes una atmósfera envolvente. Entre su repertorio interpretó canciones como “1, 2, 3, por mí”, perteneciente al último trabajo de Molo. Para el cierre de la rueda, el trío interpretó “Amazonas”, rindiendo un homenaje a otro de los clásicos porteños, Los Blue Splendor.
Los músicos, en continua colaboración, generaron un constante ambiente de complicidad, en el cual la música se vistió de Blues de la mano de Javier Aravena. El canto comprometido de Schwenke & Nilo, se hizo presente con canciones como “Hay que hacerse de nuevo cada día” y “Nos fuimos quedando en silencio”. Mientras Camilo Eque, con su guitarra traspuesta nos presentó composiciones como “Manifiesto”.
El broche final comandado por Ana Tijoux, Nano Stern y Demian Rodríguez, fue sin duda el punto máximo del encuentro. El encargado del inicio fue Demian, quien entregó el toque de bohemia, puerto y noche. Puso la piel de gallina con el bolero “Ojos de miel”, cantado a capella, homenajeó a Jorge “Negro” Farías con “El bazar de los juguetes”, generó tallas con el corte llamado “Vecina”, interpretó “Mariposa” acompañada por Nano Stern en violín, además de “El Bohemio” y “Del alma mía”, de su coterráneo Kaskivano.
Ana Tijoux, acompañada por Nano Stern en guitarra, presentó canciones como “Los peces gordos no pueden volar”, “Shock” en la cual se hizo presente con una base y el violín de Stern, además de “Mi Verdad” y “Sacar la voz”. Nano Stern por su parte, homenajeó a Payo Grandona, interpretó canciones como “Los Espejos” y “Dos Cantores”.
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